D. Iñigo Iñiquez

Como al empuñar el cetro este monarca hijo y sucesor de D. Jimeno, todavía eran muy vivas las disensiones de los francos pudo descuidar la guarda del Pirineo y auxiliado de D. Ramiro de Asturias emprender una activa campaña contra los árabes en la que ganó á Nágera y otras plazas. Señalóse en ella el alférez D. Íñigo de Lane quien por Real merced obtuvo que el Rey le fabricara casa y torre fuerte así como también la posesión de varias tierras y el uso de pendón y caldera privilegio que indicaba la potestad de levantar gente de guerra á sus espensas mantenida.

Pertenecen al reinado de D. Íñigo el II varias memorias religiosas siendo las más notables la peregrinación del mártir San Eulogio quien en carta dirigida desde los calabozos de Córdoba á Wilesindo Obispo de Pamplona, recuerda la buena acogida que obtuvo en los conventos de Leire y Urdaspal  menciona un importante monasterio de la abvocación de San Zacarías, inmediato á Zubiri donde existían cien monges presididos por el abad Odoario; el enriquecimiento de San Salvador de Leire con los sagrados restos de las Vírgenes y mártires Nunilona y Alodia restos traídos de Huesca por el religiosísino Auriato y la llegada de las reliquias de los Santos Acisclo y Zoilo que debe su nombre el pueblo de San-Sol.

Pero no sólo fueron estos los sucesos importantes acaecidos en Navarra durante la monarquía de D. Íñigo: otros de índole muy diversa estuvieron á punto de agitarla, turbando el reposo que por largos años reinaba en la frontera del Pirineo.

El soberano de Francia Carlos II el Calvo en  lucha con Pipino usurpador de la Aquitania desconfiando de la parcialidad de los navarros se dispuso á declararles la guerra; acontecimiento funesto para quienes habían menester de sus fuerzas contra el inmenso poderío de los musulmanes. Estimólo así el Rey navarro logrando por medio de un enviado disipar los recelos del monarca francés desvaneciéronse al fin aquellas nubes tormentosas que ya se cernían en el horizonte de la patria.

Murió el buen rey D. Íñigo en Lumbier después de haber vivido en perpetua lucha con los árabes. No abundan sus campañas en sucesos renombrados pero tampoco están exentas de gloria, que no es pequeña la de sostener tan dilatada campaña sin pérdida de una población ni de un solo palmo de terreno. Dejó D. Íñigo á su fallecimiento una hija llamada D.ª Íñiga que fué mujer de califa Abdala y un hijo, D. García Íñiguez el cual le sucedió en la corona tras largos años de cautiverio.

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