La obligada evacuación por Carlos V de las tierras de Ultrapuertos permitió a los descendientes de la casa de Foix-Albret llamarse y sentirse reyes de Navarra, la “Baja Navarra”, al tiempo que participaban intensamente en la política interior francesa y ampliaban sus señoríos familiares.
Desde que Enrique el Bearnés ascendió al trono de Francia (1589), los soberanos franceses siguieron jurando los fueros navarros, mantuvieron en Pau un tribunal de apelación o Parlamento de Navarra y lucieron siempre el título de reyes de Francia y de Navarra hasta la revolución de 1789.
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