El Reino Nazarí subsistió durante más de 250 años en un entorno hostil. Muchos son los factores que le permitieron conservar su independencia. Entre ellos, la economía fue un factor de capital importancia, sobretodo la explotación de los recursos agrícolas la cual se vio favorecida por unas condiciones climáticas excepcionales, un conocimiento ancestral de las técnicas agrícolas y unas políticas apropiadas.
Buena parte del territorio nazarí se extendía sobre la región de Al-Sharq. Sus excelentes condiciones climáticas junto a la habilidad y conocimientos agropecuarios que tradicionalmente conservaron los musulmanes, permitieron el desarrollo de una agricultura que aseguraba el mantenimiento de una población en aumento.
La presión de los reinos cristianos provocó la llegada masiva de contingentes musulmanes y judíos una vez que sus tierras eran conquistadas. Esta circunstancia propició un interés especial por las explotaciones agrícolas y ganaderas del territorio, que en su mayor parte fueron dirigidas al consumo interno.
En las tierras de secano se cultivaron los cereales, así como el olivo, el almendro, las higueras y la vid de forma extensiva. Allí donde las posibilidades de humedad y temperatura lo permitían la producción se dirigió de forma intensiva al cultivo de árboles frutales (perales, manzanos, cítricos y otros muchos). Las hortalizas y legumbres que formaban parte de la dieta del musulmán, en mayor medida que en la de los cristianos europeos (basada en la triada del trigo, la vid y la carne), fueron gracias a las técnicas de regadío (acequias, aljibes, norias, qanats, etc.) asimiladas en su contacto con las diferentes culturas, ampliamente cultivadas. Numerosas especies vegetales fueron introducidas ya desde el siglo VIII para satisfacer las necesidades alimentarias de un musulmán, pero también las destinadas a la medicina y a la industria. En el Reino de Granada fue de capital importancia la explotación intensiva de la caña de azúcar y el moral (la morera fue introducida mucho más tarde) para la obtención de la seda..
La introducción de nuevas plantas de origen tropical y subtropical hacen imprescindible un sistema de regadío para su reproducción y explotación. Posteriormente fue introducido para el riego de especies de secano (cereal, vid ) que tradicionalmente dependía de las lluvias estacionales y que ahora garantizaban la cosecha. El sistema de regadío fue imprescindible para la economía nazarí dadas las limitaciones de los acuíferos. Así fue posible obtener un mejor rendimiento de la tierra, en especial sobre los cereales, pero también en la vid, el almendro o la higuera para la obtención de frutos secos y pasas.
Desde hace algunas décadas la comarca malagueña de la Axarquía ha orientado su agricultura hacia especies tropicales como el mango y el aguacate, y se ha reemplazado el cultivo de la uva para la producción de pasas, cuya actividad se remonta al periodo nazarí.