Efemérides agrícolas

El campesino musulmán se topó, desde un principio, con un grave problema: el calendario musulmán inspirado, como el calendario judío, en los ciclos lunares, no era apropiado para regular las tareas agrícolas, las cuales dependen de los ciclos estacionales. Según esta forma de calendario la fechas son móviles respecto de las estaciones ( es decir, no coincide con los ciclos solares que son en definitiva los ciclos de la naturaleza) El Islam nació en la Meca, una ciudad de comerciantes y mercaderes poco preocupados por los asuntos agrícolas.

Habitualmente este tipo de problemas suele resolverse con alguna forma de sincretismo cultural. En Granada se celebraba el solsticio de verano aprovechando la festividad cristiana de S,Juan, el 24 de junio, que marcaba el comienzo del verano. Recibía el nombre de Pascua de Ansa que conmemoraba la natividad de Juan Bautista.

Según documentos anteriores al siglo XIII en el cerro que domina el Albaicín había una ermita cristiana, una fuente y un olivo. Al despertar el sol en tal fecha, aumentaba el caudal de la fuente y florecía el olivo. A medida que trascurría el día se veía nacer y crecer las olivas, y la muchedumbre que subía en romería al monte “ Tomaban cuanto pueden de aquellas aceitunas y de aquel agua, guardando lo uno y lo otro para sus remedios, y así se consigue entre ellos grandes beneficios “.

( actualmente se sigue celebrando la romería en honor del arcángel Miguel).

Es destacable el hallazgo de un calendario manuscrito granadino, que ilumina ciertos aspectos de la vida popular de los últimos tiempos de la Granada nazarí. Aunque el calendario está incompleto se pueden establecer algunas relaciones de permanencia de festividades cristianas como las del 1 y el 6 de enero. Dice el poeta Al-Jatib: “ Los días festivos son hermosos de ver en esta ciudad, dando lugar a la composición de versos y poesías, resonando el canto por todas partes, y hasta en los bazares, donde concurre gran muchedumbre de jóvenes”. Añade, además, que se comía pan de trigo, frutas y frutos secos. Una imagen menos idílica la ofrecen otras fuentes donde añaden que era habitual el consumo de vino, el juego de cañas o el antecedente de las corridas de toros.

Si bien la lucha contra toros u otras bestias se constata en la península con la cultura greco- latina, en Al-Ándalus se celebraban corridas de toros, en un ejercicio de asimilación cultural de la cultura árabe.

Artes industriales (la seda)

La introducción del gusano de seda en Al-Ándalus se produce en el mismo momento que la conquista árabe de la Península. Desde un principio la industria de la seda y las actividades profesionales relacionadas con ella, tuvieron un peso relevante en la economía andalusí, sobretodo en el Califato de Córdoba y después en el Reino Nazarí de Granada.

Desde el cultivo del gusano de la seda hasta la confección de los ricos tejidos y su comercialización se produce un largo y complejo proceso, en el que intervienen un buen número de oficios y artes que fueron medio de subsistencia de una parte importante de la población granadina.

El moral era un árbol habitual en las parcela, y en Las Alpujarras formaban un extenso bosque ( la morera fue introducida siglos más tarde por los castellanos). La labor de selección durante siglos de los sericicultores árabes, produjo variedades de gusano de gran productividad y resistencia a las enfermedades. Los Galera, los Sierra Morena o los Almería alcanzaron gran prestigio.

Los capullos se obtenían en verano y se hilaban en invierno. Era el momento de los torcedores y tintoreros ( el gremio de los torcedores era uno de los más importantes), después el hilo pasaba a los telares donde se obtenían los tafetanes, damascos y terciopelos. Gran parte de estos paños era comercializada en los mercados italianos, y a través de estos por el Mediterráneo oriental y el centro de Europa.

Los Sastres y bordadores confeccionaban las prendas para el consumo interno : medias, guantes, fajas, gorras, ropa interior femenina, ropa de cama, vestidos de boda, estandartes o forros para ataúdes, dirigido a el que pudiera pagarlo. La Corte nazarí disponía de sus propias fábricas, situadas en la ciudad de Granada, donde se confeccionaban trajes de gran valor; destinados para regalos diplomáticos.

Por la calidad de su seda, la pureza y resistencia de los tintes y su hechizo ornamental, los paños y prendas nazaríes gozaron de un gran prestigio internacional. Las policromías, hojas, escudetes, motivos geométricos y animales añadían a la calidad del género el genio y el carácter de una cultura árabe pero también hispana.

La alcaicería, por Suso Varea

El agua

El agua era el elemento más preciado entre los árabes, estando ligada especialmente a la divinidad. El agua precede a la creación, los seres vivos nacen de ella y Allah tiene allí su trono. Su utilización seguiría, obviamente, unas normas generales islámicas, pero también otras ligadas a la comunidad que la gestiona.

Para entender la agricultura de regadío hay que empezar señalando que en el reino nazarí la tierra irrigada tiene un valor muy superior al secano. Es decir, el agua determinaba el valor de la tierra y que como hemos visto más arriba también el tipo de propiedad: apropiadas y no apropiadas. Esto significa que una tierra no apropiada podía pasar a ser apropiada si se la dotaba de un sistema de regadío.

Las normas generales atienden a un factor fundamental como es el caudal disponible. Si se trata de un río grande la capacidad de extraer agua de él pertenece a cualquier musulmán. En el caso de caudales medianos, pero con suficiente caudal como para no necesitar la construcción de azudes o presas, el derecho pertenece en primer lugar a los ribereños y en segundo lugar a aquellos que están más alejados de la orilla. Finalmente en los ríos con escaso caudal era imprescindible la implantación de reglas de uso. En este caso los criterios de utilización queda limitado a los márgenes. La preferencia en el riego se establecía de arriba a bajo. Los pozos, qanats y fuentes artificiales se aceptaba que fueran de propiedad privada, aunque limitado en sus derechos por criterios de necesidad pública.

Las normas de asignación de los turnos de riego era establecida por la propia aljama de común acuerdo, ya que en general los vecinos eran copropietarios del agua. En este punto las normas de utilización podrían ser muy variadas, en las que para establecer su criterio intervendrían factores de antigüedad o de carácter gentilicio, entre otros. Algunas investigaciones apuntan a que la consideración del grupo familiar como criterio de distribución de los turnos abrigaría al grupo parental a mantener sus tierras unidas; utilizando para ello diversas estrategias como la de no entregar dote inmobiliaria a las mujeres.

Ahora bien, el sistema se haría inestable en la medida que se produjera la fragmentación del patrimonio y la disposición de lotes se hiciera excesiva. Así en áreas no clánicas, sino más individualizadas, correspondería la asignación por pago por parcelas de arriba abajo. Esta última sería la forma más habitual en el reino nazarí, ya que los grupos familiares habían perdido cierto vigor respecto a épocas pasadas

Los turnos podían venderse, si bien este procedimiento se generalizó después de la conquista de Granada, cuando se produjo la acumulación de tierras en pocas manos.

Organización del espacio agrícola

En primer lugar cada área el regadío, el secano y el monte son complementarios la una de la otra, económica y jurídicamente hablando.

El territorio de cada alquería estaba formado por dos tipos de tierras: las apropiadas (mamluka) y las no apropiadas (mubaha ). Las tierras no apropiadas se dividían a su vez en comunales ( harim ) y las tierras muertas ( mawat ). El harim u tierra comunal es un espacio del que se adueña la comunidad para el acopio de leña, madera, frutos silvestres, carbón, caza, pastos para el ganado, etc. Este espacio comunal no podía ser enajenado individualmente. En cuanto a las tierras muertas al no ser de nadie eran susceptibles de apropiación.

En general, a pesar de que cada aldea disponía de un harim, había libre acceso a él por parte de las otras alquerías vecinas, en particular para el ejercicio del pastoreo. Quizás, siguiendo el hadiz que dice: “La hierba, el agua y el fuego son comunes a todos los musulmanes”.

Las tierra de nadie o mawat eran apropiables por vivificación. Estas tierras inicialmente eran propiedad de Dios, pero podían ser adquiridas individualmente bajo ciertas condiciones: no podían ser vendidas y se perdían si se abandonaba su cultivo durante tres años. Este sistema de propiedad, en contraste con el sistema de feudos, garantizaba la libertad del campesino ya que podía disponer de un territorio con el que poder subsistir. Por otra parte, suponía una mayor extensión de las tierras roturadas

Las tierra manluka eran las auténticamente apropiadas, objeto de compra-venta y herencia (como hemos visto las tierras mubaha vivificadas no podían alcanzar este estado jurídico).Se ubicaban en las cercanías de las alquerías y posiblemente coincidían con el regadío.

Se sabe que la parcelación era muy pequeña (en Almuñecar el 90% es inferior a 4 marjales ). En cuanto a la propiedad de la tierra la pequeña era la más extendida (en Almuñecar los propietarios disponen de haciendas inferiores a 7 marjales. En general esta pequeña propiedad estaba dedicada al policultivo que garantizaba el autoconsumo. No obstante el excedente era llevado para su venta a pequeños mercados semanales que existían en el ámbito rural.

Esto no significa que la gran propiedad estuviese ausente. El rey es un gran propietario. Ya el segundo rey de la dinastía nazarí Muhammad II se dedicó a la vivificación de tierras para aumentar su patrimonio, con el propósito de tener una fuente de financiación y evitar recurrir a los impuestos (lo que resultaba problemático cuando se aplicaba a los musulmanes de pleno derecho).

Aterrazamiento, por Suso Varea

Agricultura nazarí. Aspectos generales

El Reino Nazarí subsistió durante más de 250 años en un entorno hostil. Muchos son los factores que le permitieron conservar su independencia. Entre ellos, la economía fue un factor de capital importancia, sobretodo la explotación de los recursos agrícolas la cual se vio favorecida por unas condiciones climáticas excepcionales, un conocimiento ancestral de las técnicas agrícolas y unas políticas apropiadas.

Buena parte del territorio nazarí se extendía sobre la región de Al-Sharq. Sus excelentes condiciones climáticas junto a la habilidad y conocimientos agropecuarios que tradicionalmente conservaron los musulmanes, permitieron el desarrollo de una agricultura que aseguraba el mantenimiento de una población en aumento.

La presión de los reinos cristianos provocó la llegada masiva de contingentes musulmanes y judíos una vez que sus tierras eran conquistadas. Esta circunstancia propició un interés especial por las explotaciones agrícolas y ganaderas del territorio, que en su mayor parte fueron dirigidas al consumo interno.

En las tierras de secano se cultivaron los cereales, así como el olivo, el almendro, las higueras y la vid de forma extensiva. Allí donde las posibilidades de humedad y temperatura lo permitían la producción se dirigió de forma intensiva al cultivo de árboles frutales (perales, manzanos, cítricos y otros muchos). Las hortalizas y legumbres que formaban parte de la dieta del musulmán, en mayor medida que en la de los cristianos europeos (basada en la triada del trigo, la vid y la carne), fueron gracias a las técnicas de regadío (acequias, aljibes, norias, qanats, etc.) asimiladas en su contacto con las diferentes culturas, ampliamente cultivadas. Numerosas especies vegetales fueron introducidas ya desde el siglo VIII para satisfacer las necesidades alimentarias de un musulmán, pero también las destinadas a la medicina y a la industria. En el Reino de Granada fue de capital importancia la explotación intensiva de la caña de azúcar y el moral (la morera fue introducida mucho más tarde) para la obtención de la seda..

La introducción de nuevas plantas de origen tropical y subtropical hacen imprescindible un sistema de regadío para su reproducción y explotación. Posteriormente fue introducido para el riego de especies de secano (cereal, vid ) que tradicionalmente dependía de las lluvias estacionales y que ahora garantizaban la cosecha. El sistema de regadío fue imprescindible para la economía nazarí dadas las limitaciones de los acuíferos. Así fue posible obtener un mejor rendimiento de la tierra, en especial sobre los cereales, pero también en la vid, el almendro o la higuera para la obtención de frutos secos y pasas.

Desde hace algunas décadas la comarca malagueña de la Axarquía ha orientado su agricultura hacia especies tropicales como el mango y el aguacate, y se ha reemplazado el cultivo de la uva para la producción de pasas, cuya actividad se remonta al periodo nazarí.