Organización del espacio agrícola

En primer lugar cada área el regadío, el secano y el monte son complementarios la una de la otra, económica y jurídicamente hablando.

El territorio de cada alquería estaba formado por dos tipos de tierras: las apropiadas (mamluka) y las no apropiadas (mubaha ). Las tierras no apropiadas se dividían a su vez en comunales ( harim ) y las tierras muertas ( mawat ). El harim u tierra comunal es un espacio del que se adueña la comunidad para el acopio de leña, madera, frutos silvestres, carbón, caza, pastos para el ganado, etc. Este espacio comunal no podía ser enajenado individualmente. En cuanto a las tierras muertas al no ser de nadie eran susceptibles de apropiación.

En general, a pesar de que cada aldea disponía de un harim, había libre acceso a él por parte de las otras alquerías vecinas, en particular para el ejercicio del pastoreo. Quizás, siguiendo el hadiz que dice: “La hierba, el agua y el fuego son comunes a todos los musulmanes”.

Las tierra de nadie o mawat eran apropiables por vivificación. Estas tierras inicialmente eran propiedad de Dios, pero podían ser adquiridas individualmente bajo ciertas condiciones: no podían ser vendidas y se perdían si se abandonaba su cultivo durante tres años. Este sistema de propiedad, en contraste con el sistema de feudos, garantizaba la libertad del campesino ya que podía disponer de un territorio con el que poder subsistir. Por otra parte, suponía una mayor extensión de las tierras roturadas

Las tierra manluka eran las auténticamente apropiadas, objeto de compra-venta y herencia (como hemos visto las tierras mubaha vivificadas no podían alcanzar este estado jurídico).Se ubicaban en las cercanías de las alquerías y posiblemente coincidían con el regadío.

Se sabe que la parcelación era muy pequeña (en Almuñecar el 90% es inferior a 4 marjales ). En cuanto a la propiedad de la tierra la pequeña era la más extendida (en Almuñecar los propietarios disponen de haciendas inferiores a 7 marjales. En general esta pequeña propiedad estaba dedicada al policultivo que garantizaba el autoconsumo. No obstante el excedente era llevado para su venta a pequeños mercados semanales que existían en el ámbito rural.

Esto no significa que la gran propiedad estuviese ausente. El rey es un gran propietario. Ya el segundo rey de la dinastía nazarí Muhammad II se dedicó a la vivificación de tierras para aumentar su patrimonio, con el propósito de tener una fuente de financiación y evitar recurrir a los impuestos (lo que resultaba problemático cuando se aplicaba a los musulmanes de pleno derecho).

Aterrazamiento, por Suso Varea

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