Historia de género

Introducción

La historia de la mujer se fue abriendo paso durante la segunda mitad del siglo XX entre una historia militante, activista, feminista, y otra historia androcéntrica, que omitía el pasado femenino. Gracias al auge del movimiento feminista en los países industrializados, la historia de la mujer ha experimentado un espectacular desarrollo en las últimas cuatro décadas, llegando a adquirir el rango de tendencia historiográfica o de disciplina en el ámbito de la historia.

La historia de la mujer se ha movido entre la reflexión historiográfica y la realización de estudios. Entre estos podemos encontrar un buen número trabajos que se enmarcan entre dos extremos; podemos localizar estudios realizados desde el feminismo militante más radical y excluyente, y también análisis que simplemente sustituyen el “objeto histórico”, situando en primer plano una figura histórica femenina relevante.

Las fuentes

Las fuentes para la realización de estudios sobre historia de la mujer varían según las distintas épocas históricas y los objetos de estudio.

La ausencia de la mujer en la historia androcéntrica llevó a las asociaciones de mujeres o a los movimientos feministas a crear sus propios archivos privados, en los que empezaron a conservar documentos variados, como panfletos, actas de sesiones, listas de miembros, correspondencia, etc.

Así mismo, también tienen valor como fuentes la documentación personal de mujeres con presencia en la vida civil o los testimonios autobiográficos. En ambos casos, es necesario confrontar la información que proporcionan con fuentes complementarias que permitan probar la veracidad o la objetividad de los hechos relatados.

También podemos encontrar fuentes de interés para la historia de género en los archivos de las instituciones religiosas o laicas, que reflejan sus actividades cotidianas.

Igualmente se ha constatado la presencia de la mujer en documentación política, económica, administrativa, religiosa, educativa, sanitaria y asistencial.

Por último, también han sido utilizados los archivos judiciales y notariales para desarrollar la historia social de la mujer.

La mujer como sujeto de la historia

La historia de género puso en un primer momento a la mujer en sujeto de la historia. En este sentido, fueron realizados diversos estudios sobre personajes femeninos anónimos, emblemáticos de miles de mujeres, reconstruyendo secuencias prototípicas de sus vidas. Esta estrategia historiográfica permitió reexaminar la historia desde el punto de vista de las mujeres.

A partir de los años 70 aparecieron antologías de obras que evaluaban el potencial conceptual y metodológico de la historia de la mujer.

No obstante, las primeras en indagar sobre el pasado de las mujeres fueron feministas de formación universitaria, que no eran historiadoras. Les abrió el camino la filósofa Simone de Beauvoir, que trabajó para el reconocimiento del estatus de la mujer como persona. Estos primeros trabajos formaron parte de un proceso de toma de conciencia de la identidad de la mujer y de su influencia en la historia. No obstante, esta primera historia comprometida presentaba algunos problemas, como el presentismo o la utilización de fuentes de segunda mano.

En los años 70, la historia de la mujer presentaba tres características principales:

  • El rechazo de lo fáctico, típico de la historia política, en favor de los largos ciclos económicos.
  • El distanciamiento respecto a los historiadores que realizaban trabajos sobre los marginados y los humildes.
  • El tratamiento de temas como la vida material, la vida privada o la sexualidad.

La historia de las mujeres se separó de la Nouvelle Histoire, ya que esta no tuvo en cuenta los puntos de vista de las mujeres en sus estudios. Si mostraron una mayor empatía, en cambio, otros historiadores americanos como Charles Boxer o Carl Degler, que querían desarrollar una “historia integrada”.

En Francia, desde la perspectiva de la corriente de los Annales, apenas Georges Duby, promotor de la historia de las mentalidades, manifestaba interés por la investigación de las relaciones entre ambos géneros y de la influencia histórica de la mujer. A principios de los 90, Duby expuso la necesidad de revisar el papel de la mujer en la Edad Media; su planteamiento promovió la publicación de estudios sobre la mujer en en este período histórico. En 1991 Duby escribía: “He aquí donde desemboca el largo camino que he seguido, pasando de los campesinos a la nobleza, del estudio de las herramientas de producción y el comercio al de los lazos de parentesco, de los sistemas ideológicos a los de los sueños. ¿Cómo puedo pretender dar un juicio global y serio sobre una población cuyas costumbres y creencias me empeño en descubrir desde hace cincuenta años, si olvido estudiar de cerca la mitad de ella? Más aún, es extraño que haya tardado tanto en preocuparme por la historia de las mujeres”.

La mujer como agente de la historia

Con el desarrollo de la tendencia historiográfica, la mujer pasó de ser víctima a sujeto de la historia. Posteriormente su concepción evolucionó hasta constituirse en un agente de la historia. La mujer comenzó a ser estudiada como un actor que de forma no solo individual, sino también colectiva, podía tener una influencia crucial en el desarrollo histórico. Este cambio de perspectiva conllevó la publicación de gran número de estudios que trataron de reflejar la experiencia y las perspectivas de la mujeres, en contraposición a los hombres. Los temas tratados fueron muy diversos:

  • La sexualidad, la familia y la maternidad.
  • El trabajo.
  • La religiosidad, la educación, la saludo y la integración social.
  • El activismo político.

Este cambio conceptual llevó al replanteamiento de instrumentos historiográficos como las cronologías, ya que estas estaban construidas desde un punto de vista androcéntrico. El estudio de los hechos relacionados con las mujeres puso de manifiesto la necesidad de tener en consideración ritmos, duraciones e intervalos históricos distintos. Algunas historiadoras, entre las que destaca Joan Kelly-Gadol, han planteado la necesidad de revisar las cronologías históricas teniendo en cuenta a las mujeres. Creen necesario que antes de caracterizar una época se analice de qué manera influyeron los hechos a cada sexo.

La historia “integrada” de mujeres y hombres

Con el transcurso del tiempo, la historia de la mujer fue desarrollando sus bases teóricas y algunos historiadores comenzaron a destacar la necesidad de evolucionar hacia una historia relacional o hacia una historia integrada, que tratase de interpretar los hechos históricos desde los puntos de vista de ambos géneros. Eran más partidarios de promover un cambio de visión historiográfica que de seguir desarrollando la historia autónoma de la mujer.

No obstante, esta iniciativa recibió algunas críticas, quizá por avanzarse en el tiempo. Algunas historiadoras afirmaron la necesidad de seguir trabajando en la historia de la mujer para profundizar en el conocimiento de la influencia femenina sobre la historia. Para ellas, no se podía aún realizar una síntesis correcta.

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