La indecisión ante el fin de los estudios y la obsesión por las salidas profesionales.

cruce de carreterasAcabar el periodo universitario suele ir acompañado de incertidumbre y miedo hacia lo que nos podemos encontrar; esta sensación puede disminuir si hemos sido orientados a lo largo de nuestra etapa universitaria o al menos durante el último tramo de la carrera. La orientación completa la función docente y  puede capacitar a los estudiantes para la asunción de habilidades básicas para desenvolverse en el ámbito laboral, así como ayudar en la toma de decisiones respecto a la transición a la vida profesional.

Desde éste entrada, con este post, queremos proponeros que os animéis a enrolaros en las diferentes actividades de orientación que os ofrece vuestro centro de estudios (Gabinete de Empleo, Observatorio de Inserción Laboral, Centro de Apoyo al Estudiante), desde donde van a asesoraros a medida, en función de vuestros intereses, capacidades y preferencias pero además teniendo en cuenta las tendencias del mercado laboral y las características y novedades en los procesos de selección.

En muchas ocasiones, atendiendo a los requerimientos que muchos estudiantes suelen plantear en las sesiones de orientación, observamos que existe un interés focalizado en las salidas profesionales como pilar único en el proceso de búsqueda de empleo.

Evidentemente: conocer para lo que me habilita mi disciplina es crucial. Pero no hemos de confundir las salidas profesionales con compartimentos estancos que pertenezcan a un único plan de estudios. Obviando que no debemos incurrir en el intrusismo profesional, centrarnos en un listado de salidas profesionales asociadas a una carrera es un reduccionismo que dificulta la proyección profesional, no sólo empequeñece la trayectoria que tengo delante sino que me aleja de empleos actuales. Esto es así ya que los empleos que están surgiendo y aquellos que lo harán en un futuro próximo necesitan de una formación académica, de una disciplina, pero no de una en concreto. Esto es: precisan de un capital humano que haya asumido las premisas de la educación superior (profesionalidad; competencias digitales, sociales, humanas y científicas; herramientas para la investigación; ….) pero puedan aplicarlo sin reduccionismos temáticos.

¿Esto significa que todos podemos hacer de todo? Pues no. Hay limitaciones profesionales archiconocidas, como sabréis: ejercer de médico, arquitecto, juez o ingeniero de minas sólo se puede con la habilitación pertinente. Sin embargo eso no significa que todos los estudiantes de la facultad de medicina, arquitectura o derecho vayan encaminados a éste tipo de profesiones; pueden utilizar el elenco de competencias y aptitudes que adquirieron en la universidad para muchas otras cosas, si lo prefiriesen. Luego, no podemos hacer de todo pero sí podemos hacer muchas cosas, y se nos olvida.

Esta reflexión os invita a recapacitar sobre lo que os interese, os atraiga y a partir de ahí os enfoquéis a trabajos que lo pongan en práctica. En ocasiones parece difícil aunarlo, pero recordad: desde los servicios de orientación os pueden ayudar a verlo menos borroso.