La vida de la reina variaba mucho de estar en la corte, o sea, en la sede de la casa y corte, al principio en Toledo y más tarde en Madrid, o en las jornada que se hacían a los palacios reales de su entorno, particularmente a Aranjuez y al Bosque de Segovia.
En la corte, el rey estaba ocupado con negocios y aunque la visitaba frecuentemente, tampoco se veían mucho. Aparte de sus visitas, pocas veces coindidían en alguna fiesta.
No obstante, en Aranjuez o en el Bosque de Segocia ocurría todo lo contrario. Allí, habitualmente comían juntos una vez al día y se reunían durante el día para pasear y cazar. En estas ocasiones hasta el rey participaba en aquellos recreaciones que normalmente se hacían en los salones privados de la reina y princesa, por ejemplo, oír cantar y ver bailar a las damas.
La inclinación de Isabel por el Bosque de Segovia se debía parcialmente a la belleza del lugar y aún más porque allí veía al rey con más frecuencia de lo que ocurre en la casa real. En el Bosque de Segovia, Isabel podía salir con sus dama o con la compañía de Juana y las suyas, pero sin otro hombre más que un mayordomo y a veces aún sin él. No guaedaban horas fijas, cosa que conformaba mucho a Isabel. Las comidas podían ser simples, sin gran ceremonia. A veces ni se molestaban en poner mesas, comiendo sobre manteles extendidios en el balcón. Recorrían los jardines y paseos haciendo tracesuras impensables fuera de estos recintos.
Creo que a cualquiera le encantaría un lugar como éste. Teniendo en cuenta la juventud de Isabel, es totalmente lógica que tuviera inclinación por el Bosque de Segovia.