Noticia interesante: Ultrasonidos para rescatar lenguajes en extinción.
A veces, la innovación es la aplicación de la tecnología. Expertos en fonética que estudian lenguajes en peligro han descubierto la utilidad de máquinas portátiles de ultrasonidos para escribir alfabetos. Amanda Miller es una de ellos, según la revista Scientific American. Coloca un cilindro bajo el mentón de una de las 10 personas sudafricanas que hablan el nluu y el aparato recoge imagen y movimiento de la lengua. La imagen ultrasónica permite reproducir la articulación del sonido, recrearlo y clasificarlo. Así, sonidos inclasificables de idiomas perdidos sobreviven en los registros.
Para más información: http://www.ling.ohio-state.edu/~amiller/
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¿Puede un hablante no nativo dar clases de LE?
A colación de la reflexión que hizo Teresa, se me ocurre hacer una entrada sobre el problema que ella plantea: ¿puede ser profesor de ELE un holandés, un brasileño, un checo? ¿hasta qué niveles podría enseñar? ¿hay límites? ¿qué factores influirán? ¿es mejor tener un profesor de inglés que sea fotógrafo y no tenga formación? ¿o es mejor tener de profesor de inglés a un español que haya estudiado filología inglesa? Y lo que es más importante, en nuestro caso, ¿cómo afectaría todo ello a la clase de pronunciación?
¿Hispanoamérica? ¿Latinoamérica?
Ahora que mi blog tiene lo de las banderitas, me siento más acompañado en este viaje por el ciberespacio. Agradezco su interés a todas las personas que lo han visitado alguna vez. Me gusta ver banderas tan distintas. Aprovechando, sin embargo, la entrada anterior, y teniendo en cuenta que muchos de los visitantes son de el otro lado del Atlántico donde se habla español, me gustaría preguntar algo: ¿Qué nombre os resulta más apropiado, Hispanoamérica o Latinoamérica? No vale decir lo que una vez me respondió una amiga chilena: “X: ¿tú como te denominas a ti misma, latinoamericana o hispanoamerica? J: ¿yo? ¡CHILENA!”.
¿Qué español enseñar?
Todos los años planteo a mis alumnos de Máster la misma pregunta: ¿Qué español enseñar? ¿qué español debe llevar el profesor al aula? ¿debe un español norcentral cambiar su dialecto cuando enseña en los EE.UU.? ¿debe un argentino cambiar el suyo cuando enseña español en España? Normalmente, esta polémica se cierra sin dejar en la cuneta ni heridos ni heridas reseñables. En esta ocasión, sin embargo, la tensión del debate ha sido más intensa que en otras ocasiones. Ello se debe quizás a que mis alumnos proceden esta vez, en un buen número, de Latinoamérica y de Andalucía, y que los norcentrales, como sucede en el ámbito hispánico general, somos una minoría. El sector más combativo ha sido el andaluz y el argentino. Unos postulaban que la realidad dialectal era muy compleja y que hablar de macrodialectos como el norcentral y el meridional (dentro de la Península); o hablar de español de España y español de América era una simplificación extrema. Otros, como los argentinos, no veían clara mi propuesta de que el profesor de ELE no debe cambiar de dialecto, y apuntaban que ellos en cierta manera lo hacían. Es decir, dejaban sus rehilamientos para casa y, en clase -e incluso en la calle en España-, utilizaban un porteño muy a la española. Soy una persona polemista y me gustan las polémicas. De hecho, en muchas ocasiones, defiendo en clase posturas que no comparto plenamente para crear debates y animar la discusión. Pero, en este caso, creo que la polémica se acaba si utilizamos el sentido común. Un meridional (utilizando este término en un sentido muy amplio y reconociendo que la realidad es muy compleja) no tiene que pronunciar la [θ], si no la pronuncia, pero tiene que hablar de su existencia, especialmente si está en España; y puede mostrarla utilizando grabaciones sin ningún problema. No significa esto que un estudiante de ELE que viva en Cadiz deba utilizarla en su habla cotidiana, sino que debe saber que existe. Un profesor de ELE no debe cambiar de dialecto, debe usar el suyo propio, intentando evitar aquellas cosas que puedan ir en perjuicio del alumno. Es decir, aquellas cosas que por excesivamente dialectales podrían marcar de forma negativa el idiolecto del estudiante. Que un estudiante de ELE ceceara ([s]>[θ]: Sevilla> Zevilla) no sería un problema en sí, pero su pronunciación sería minoritaria en el mundo hispánico. Quizás no sería la mejor elección, pero digo sólo quizás, porque sin duda es tan válida como cualquier otra. Acabo esta entrada con un vídeo sobre el andaluz que me ha enviado Vanessa, alumna de Granada (http://www.youtube.com/watch?v=5po3PmnpMxc), para más datos, tierra de mi padre; y con una información que, como es obvio, no he contrastado estadísticamente, pero que me llama a veces la atención: los estudiantes de español de procedencia europea son especialmente combativos a favor de que les enseñen el español norcentral. La explicación más probable es que saber el español norcental les ayuda con la ortografía.
Primeros pasos
Joanna ha dado dos o tres pasos sola. No hay novedades lingüísticas. Está más interesada en andar que en el resto de cosas.
Joanna se pone de pie
Joanna ya se pone de pie en el parque y en la cuna. Sin ayuda de nadie. Esta semana, además, ha conseguido mantenerse sin apoyar las manos. Suele hacerlo cuando quiere tener un juguete en cada mano (els dos patets). Sigue charrando sin parar. Las palabras son claras en ocasiones; en otras es una especie de juego entonativo. Me recuerda a aquello del MVT de tararear sin prestar atención a las palabras en sí para practicar la entonación.
de las palabras a las frases
A finales de los ocho meses, pero sobre todo a partir de los nueve, y, especialmente, ahora que tiene diez, Joanna ha dejado su afición por decir palabras de forma clara, como papá, mamá, meme (=me gusta), tete, para comenzar a pronunciar frases que son difícilmente inteligibles, pero más cercanas a las unidades suprasegmentales. Es como si hubiese descubierto otro juego lingüístico: la entonación. Con respecto a su comportamiento gestual, Joanna domina perfectamente todo lo que ya hacía hace unos meses (cinco lobitos, tita pone un coco, en la calle 24, etc.). Sonríe y mira fijamente como antes. La novedad tiene que ver con la capacidad motora. Ha pasado de ser capaz de sentarse ella sola en la cuna (9 meses) con ayuda a sentarse sin dificultad (con una especie de giro acrobático muy divertido) y ser capaz de ponerse de pie sin ayuda (apoyando la cabeza en la pared de la cuna). Si la coges de la mano da sus primeros pasos de forma clara.
cuchicheo
Hoy certifico que Joanna con 9 meses es capaz de utilizar el cuchicheo. Creo que es un comienzo de la adquisición de los valores afectivos del lenguaje.
¿Es posible compatibilizar el MVT y el Enfoque comunicativo?
Si pensamos en el EC como un enfoque centrado en el significado y el MVT como un método centrado en la forma (pues busca principalmente solucionar problemas de pronunciación concretos), ¿es posible hacer compatibles ambos métodos? ¿es posible crear actividades comunicativas que tengan detrás las propuestas del MVT?
¿Hablaríais inglés a vuestros hijos si no sois hablantes nativos de esa lengua?
¿Qué pensáis? ¿Tenéis alguna experiencia al respecto?