Lenguaje en ebullición

Hoy Joanneta cumple 15 meses y el lenguaje en ella está a punto de estallar. Es como una especie de cafetera a la que le quedan pocos segundos para regalarnos un buen café. Me refiero claro está al código adulto; el otro hace tiempo que estalló. Tiene tal necesidad de comunicarse de forma verbal que las palabras se incorporan como setas. Ayer no estaban y hoy ya están. Ayer incorporó [‘aβa] (=agua). Con respecto a los sonidos vocálicos, sigue igual. Faltan por aparecer la [o] y la [u]. Si bien las utiliza en onomatopeyas y en otras expresiones de su código infantil.

Sonidos [a, e, i]

Como ya he comentado en alguna ocasión, Joanneta parece hablar dos códigos: el suyo propio, que es incomprensible aunque claramente entonativo y fonético; y el código de los adultos, en que aparecen pocas palabras pero completamente claras. En su código aparecen muchos sonidos tanto vocálicos como consonánticos. En el de los adultos, las vocales se reducen a tres: [a, e, i]. La [i] es una nueva adquisición. Al ‘papa’ y ‘tete’ ha añadido recientemente ‘avi’ y ‘papi’. Es extraño, pero, así como al principio le volvía loca decir ‘mamá’, ahora casi no lo dice. Su comprensión del lenguaje adulto es sobresaliente. Comprende casi todo lo que le decimos en catalán y castellano. En cuanto al inglés, comprende principalmente las órdenes: follow me, wait, turn left, no, etc.

Deditos de cirujano

Joanneta tiene un interés inusitado por las cosas pequeñas. Sus deditos tienen la precisión de un cirujano. Se acercan a una pequeña miga de pan y con la habilidad de alguien que está acostumbrado a comer arroz con palillos lo coge, lo mira y te lo ofrece. Ofrecer y tomar es una de sus más importantes aficiones. Su verborrea incomprensible continúa. Habla con sus muñecos o a veces con nosotros. Es como si manejase dos lenguajes: el nuestro, del que domina unas pocas palabras; y el suyo en el que nos cuenta cosas que sólo ella entiende.

Raising bilingual kids in Valencia

He comprobado que Joanneta reacciona de manera peculiar cuando dejo de hablarle en catalán y le hablo en inglés. Pone una cara que parece decir: ¿qué haces? Al poco deja la expresión de extrañeza y vuelve a hacer lo que estaba haciendo. Joanneta es capaz de comprender pequeñas órdenes (wait, come on) y saludos (hello, bye bye) y reconoce nombres como Sponge Bob (que siempre ve en inglés). Con el español no sucede lo mismo. No hay extrañeza. Cuando sus abuelos le hablan en castellano, no hay ninguna reacción. El catalán y el castellano son igual de familiares para ella. Para más información, aconsejo el siguiente blog y el vídeo que allí aparece: http://raisingbilingualkidsinvalencia.blogspot.com/

Joanneta y García Márquez

Joanneta parece haber leído Cien años de soledad y emular aquella frase emblemática que resume muy bien la polémica semiótica: “El mundo era tan nuevo que para nombrar las cosas había que señalarlas con el dedo”. Eso mismo le sucede a ella, que el mundo es tan nuevo que lo quiere todo y todo lo señala. Cuando ya se ha hartado de la papilla, comienza su incansable ‘ah, ah’ y señala incansable hacia la cesta de las mandarinas. Nada más levantarte de la silla se produce ya la magia de su sonrisa y su alegría. ‘Ya tengo una mandarina’, parece decir. La magia se produce también en mí cuando día a día veo emerger en ella la comunicación y el lenguaje.

Papá, papá

Joanneta usa papá a todas horas. Dice muchas otras, como ‘mamá’, ‘tete’, ‘meme’ (= me gusta) y un parloteo no identificable. De todas ellas le vuelve loca decir ‘papá’. No seré yo quien le quite el gusto. El problema es que no logro descifrar el alcance semántico de su uso. Papá significa, obviamente, papá, pero también significa muchas cosas. Por ejemplo, ‘hola’. No acabo de ver su valor como holofrase. Seguiré intentando averiguar su significado. Información interesante y sencilla en: http://www.serpadres.es/1-2-anos/desarrollo/desarrollo-lenguaje-ninos-1-ano.html?eb_id=45481

A dos manos

Ayer, dia de Reyes, Joanneta recibió una especie de piano de niños. Al principio no le hizo ni caso. En un segundo momento descubrió que tenía botones (los que sirven para añadir los ritmos). Como lo que más le gusta en el mundo son los botones, empezó a encontrarlo medianamente interesante. Después de enseñarle que las teclas hacían sonidos, cogiendo su mano, empezó a tocar por sí misma. Primero con una mano, luego con las dos. Obviamente, lo que resultó no fue música, pero sin lugar a dudas, su destreza en el manejo de las dos manos me dejó estupefacto. Por lo que respecta al lenguaje, su parloteo es constante. Combina papá y mamá con cosas incomprensibles una especie de gruñidos que acompañan a sus gestos y a su interés ilimitado por el entorno que le rodea.