Si pensamos en el EC como un enfoque centrado en el significado y el MVT como un método centrado en la forma (pues busca principalmente solucionar problemas de pronunciación concretos), ¿es posible hacer compatibles ambos métodos? ¿es posible crear actividades comunicativas que tengan detrás las propuestas del MVT?
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El método verbo-tonal
El Método Verbo-Tonal (MVT) de enseñanza y corrección de la pronunciación nace en Zagreb en los años 50 de la mano de Petar Guberina, especialista en las patologías del lenguaje. Guberina elaboró un tratamiento para ayudar a niños con deficiencias auditivas y sus investigaciones clínicas le condujeron a la conclusión de que el elemento principal para percibir bien los sonidos no es el oído, sino el cerebro, por lo tanto, es éste el que hay que estimular. R. Renard, el verdadero difusor del MVT en el mundo de la lingüística, propuso más tarde que algunas ideas y técnicas de este método podían ser trasladadas con éxito a la enseñanza de segundas lenguas. Saber que los orígenes de dicho método son terapéuticos es un buen comienzo para entender sus aplicaciones. Es obvio que el estudiante de una lengua extranjera no es un enfermo, pero en muchos casos se comporta como si lo fuera.
La primera de las ideas que nos ofrece el MVT tiene que ver con los problemas de audición o sordera fonológica: la persona que aprende una lengua extranjera es como si no oyera los contrastes fonéticos que no existen es su lengua materna. Por lo tanto, la enseñanza de la pronunciación de la L2 debería basarse en una reeducación de la percepción. El estudiante debe en primer lugar percibir y asimilar los sonidos de la lengua meta, y, una vez conseguido esto, podrá producirlos de forma correcta.
¿De qué manera podría materializarse las ideas del MTV en una clase de pronunciación? Según el MVT la pronunciación debería integrarse desde los comienzos del proceso de aprendizaje de una LE y de la forma más natural posible. Las actividades que llevemos a cabo en nuestra clase deberían tener en cuenta los siguientes factores:
a) Trabajar la dimensión lúdico-afectiva para crear un ambiente distendido y favorable al aprendizaje, en particular a la pronunciación.
b) Trabajar el entrenamiento perceptivo para que el aprendiz se vuelva consciente de esos contrastes fonéticos de la L2 que inicialmente no podía reconocer.
c) Trabajar la dimensión productiva. En esta fase el profesor podría proponer ejercicios diversos que tomen como punto de partida: la pronunciación matizada, la fonética combinatoria o el entorno melódico favorable. Es importante que los sonidos de la L2 se presenten integrados en estructuras lingüísticas completas, caracterizadas por un patrón rítmico y entonativo, y no de forma aislada.