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Recuerdos del 24

El autobús está atestado, Tere toma asiento en el último que queda y yo me quedo de pie, me insiste para que cuando me canse cambiemos la posición, pero no sabe que yo estoy preparado, permanezco de pie, mirando al horizonte, esta es la prueba para la que he entrenado durante tanto tiempo, yo he tomado el 24 para acudir a la universidad durante mucho tiempo, y estoy preparado para esta dura prueba.
De hecho el 24 es un número con un significado diferente, un significado propio, cuando lo oigo o lo veo acude una imagen clara a mi cabeza, un autobús atestado de gente, con sus peculiaridades.

No hay enemigo pequeño dicen, el rival mas débil aparentemente es el más peligroso normalmente, estoy hablando de ellas,… Las abuelas escondidas tras unas gafas de pasta, una de cuyas armas es un bolso enroscado bajo el brazo, cuando estás en la parada ellas vigilan tus movimientos, mientras hablan de la marcha de la economía mundial o del programa de Ana Rosa, sus conversaciones son de distracción y abarcan múltiples temas.

En las frases que utilizarán posteriormente aparece la palabra sitio, es el término con el que jugarán. La definición de la palabra sitio en este autobús es el espacio mínimo ubicado entre dos personas que permite que las mismas puedan respirar.

En Guatemala también estuvimos en autobuses atestados, pero todos tenían espacio vital para que los viajeros pudiesen tomar aire, cosa necesaria por otro lado, en uno incluso una mujer saco una gallina de una bolsa, la gente sonreía y no se explicaba que hacían unos gringos en un autobús como ese sin aire acondicionado y lleno de gente, pero claro ellos no pasaron por la prueba del veinticuatro.

Como iba contando cuando el veinticuatro, para de repente en la parada,… a veces pasan varios antes de que uno pare, para recordarte el número y para que cuando consigas subirte sientas un agraciado aunque no puedas respirar, como digo cuando el autobús para y vas a introducirte en él, un golpe en las costillas te hace darte cuenta que has perdido tu sitio, la anciana señora mayor o bruja como queramos denominarla, no mira hacia atrás, lo has conseguido ya eres un superhéroe, el hombre invisible, no estás, no existes, no eres…
En el preciso momento en que tu pie al sentir el golpe se mueve hacia atrás para dejar espacio y no recibir otro golpe en las costillas, es entonces cuando si no tienes cuidado y no te mueves ágilmente, notarás la rueda de un carro sobre tus pies, has vuelto a perder tu espacio y sobre tus dedos además de la tira de la chancla ahora hay un carro repleto de alimentos que no tenias cuando saliste de casa,…

Hago un inciso para avisar que con el traslado del mercadillo de Campoamor este arma ya no es tan usada, pero ellas están preparadas para esto, ósea que hay que seguir alerta.

Tras un ágil salto que tengo entrenado, me introduzco en el veinticuatro y es entonces cuando hay claramente dos frases siempre pronunciadas, dependiendo del sitio u ocupación de la persona en cuestión.

La primera frase es pronunciada por las personas que están dentro del autobús y que miran, cual si su castillo acabase de ser invadido por una horda salvaje con un bonobús en la boca, a falta de cuchillos.
La frase es ´ Es una vergüenza, aquí no hay sitio, no debería de parar, vamos como ganado ´ Lo cual es una por otro lado, hábil descripción del transporte

La otra frase pronunciada por los invasores del por otro lado muy admirado autobús, es ´ Al fondo hay sitio, esta vacío ´
Esta frase que no es una hábil descripción de la situación del fondo del autobús, me hace cada vez que la oigo, y ya que mi altura me lo permite, alargar el cuello y ver, que en efecto al fondo hay sitio para respirar, pero a lo mejor a las personas del fondo no les interesa que alguien les introduzca la nariz dentro de la boca, por no hacer otras comparaciones.

Normalmente yo intento ir con los cascos por dos razones, primera por las conversaciones que puedes oír y que pueden dañar la sensibilidad de cualquiera, además no es necesario que haya dos personas para esto, hoy en día con el móvil, este tema esta solucionado, y como normalmente estas son a gritos, si no llevas cascos puedes seleccionar la que más te interesa como si tuviéramos la rueda de la radio en la mano.

También tenemos una moda nueva que es el compartir tu gusto musical con los demás y puedes ponerle la melodía mas hortera, y hacer que si no llevas música tengas que oír toda la canción mientras te aguantas las nauseas, además esa gente que normalmente comparte las melodías contigo, es de lo mas selecta, … y digo melodías por no decir sonidos, o extraños sonidos porque hoy en día la denominación de música se ha abierto demasiado, alcanzando limites realmente abstractos.

Tengo el problema que soy una persona sensible y una de mis debilidades es que el regetton crea en mi organismo unas extrañas convulsiones y ataques de pánico, y es entonces cuando recuerdo la frase de mi padre…

Lo mejor de la música moderna es cuando se acaba.

Estoy en un autobús en Costa Rica y me acuerdo del veinticuatro…

Me habrá dado un golpe de calor.

2 replies on “Recuerdos del 24”

Hay algo peor que el 24 y cualquier línea de transporte público del mundo Ángel, pero no lo recuerdas por el trauma: El autobús del FESTIVAL de ORTIGUEIRA. Allí nos formamos, esa fue nuestra escuela.

Hola.
Hoy no he podido coger mi medio habitual de transporte. ¿Y sabes dónde he acabado? Pues sí, cogiendo el 24. Vaya casualidad!! Me he acordado más esta mañana de esta entrada! Gracias al vendito 24 y tras 45 minutos desde Luceros al final he podido llegar surcando los peligrosos caminos en que se encuentra ahora la dichosa ciudad. Al final como he llegado tarde por mi mala cabeza y después de esperar una cita con el médico tres meses, la he perdido. Adoro el 24!!
Alberto, 2/4/09.

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