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Conflictos En España

Conflictos en Castilla (I).

En Castilla, había un gran malestar por diversos motivos:

  1. La proclamación de Carlos como rey de Castilla y Aragón en 1516, en Bruselas, no sentó bien en Castilla, ya que en vida de su madre, sólo era gobernador general de sus reinos y además había de ser considerado heredero por las Cortes.
  2. El envío a Flandes de una gran cantidad de dinero para financiar el viaje del rey y su corte.
  3. La posible influencia en la nueva corte de los flamencos o de los nobles castellanos partidarios de Felipe el Hermoso y contrarios a Fernando el Católico.
  4. Había en España muchos que preferían al hermano menor de Carlos, el infante Fernando, criado en España y que gozaba de cierta popularidad.

Todo esto, agravado con la marcha de Carlos en 1520 para asegurarse el título de emperador, provocaron una serie de conflictos, entre ellos:

El conflicto de las Comunidades (1520-1521):

Los incidentes empezaron en la ciudad de Toledo. Los regidores, encabezados por Juan de Padilla, tomaron el alcázar, expulsaron al corregidor y constituyeron una junta. Los procuradores que habían votado a favor de la concesión del préstamo fueron acusados de traición.

La oleada de disturbios culminó en la formación, por iniciativa de la ciudad de Toledo, de la “Junta Santa” en Ávila. La situación de revuelta se generalizó cuando las tropas reales enviadas por Adriano de Utrech para reprimir la revuelta de Segovia incendiaron Medina del Campo, que se había negado a hacerles entrega de su artillería.

A finales de 1520, las ciudades rebeldes castellanas habían formado un ejército dirigido por Juan de Padilla, que decidió trasladarse a Tordesillas, donde estaba recluida Juana la Loca, con el objetivo de que esta diera legitimidad a la rebelión, pero la reino decidió no apoyar a ninguna de las dos partes.

La revuelta estaba compuesta por componentes de la baja nobleza y de las oligarquías urbanas, con el apoyo del bajo clero. Pero finalmente se acabó adhiriendo la aristocracia por dos motivos.

  • El nombramiento real de dos corregentes castellanos, sin cesar a Adriano de Utrech.
  • La extensión de la rebelión al campo en los feudos de algunos grandes señores.

El final de la revuelta se produjo por diversos motivos, además de por la participación de la aristocracia:

  • La suspensión de la recaudación del servicio “votado” en las Cortes de Santiago (A Coruña).
  • La aceptación de no volver a otorgar cargos públicos de Castilla a extranjeros.
  • La prohibición de salida de moneda castellana del reino.

Finalmente, Carlos I ordenó a los regentes la firme represión de la rebelión y la disolución de la Junta Santa. En 1521 se apresaron los principales líderes comuneros y se ejecutaron lo que conllevó la rendición de las ciudades castellanas (salvo Toledo que resistirá bajo el mando de María Pacheco, viuda de Padilla, hasta 1522).

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En España

Rey de España.

Escudo de Felipe el Hermoso, utilizado por su hijo Carlos I, antes de convertirse en emperador.

Tras la muerte de Fernando el Católico a principios de 1516, su nieto Carlos heredó las coronas de Castilla y Aragón, en calidad de gobernador y administrador en nombre de su madre Juana reconocida por las Cortes como incapaz para el gobierno. En espera de la llegada del nuevo rey que se encontraba en los Países Bajos, el Cardenal Cisneros y el arzobispo de Zaragoza, Alfonso de Aragón ( hijo ilegítimo de Fernando el Católico con la noble catalana Aldonza Ruiz de Ivorra), fueron nombrados regente de Castilla y Lugarteniente General de Aragón, respectivamente.

Finalmente Carlos I emprendió su viaje hacia España con dirección a Santander, pero el mal tiempo lo desvió llevándolo en 1517 a un pueblo pesquero de Asturias donde lo recibieron con frialdad. Cabe destacar, que Carlos no llegó a encontrarse con el cardenal Cisneros, regente en ese momento, ya que éste murió el 8 de noviembre de 1517.

Las primeras Cortes del reinado de Carlos I, celebradas en Valladolid en 1518, manifestaron el rechazo contra la presencia de extranjeros en las deliberaciones. La asamblea exigió al rey que respetara las leyes de Castilla, que despidiera a los extranjeros que tuviera a su servicio, y que aprendiera y hablara castellano. Carlos juró respeto a las leyes castellanas y fue reconocido rey, junto a su madre, y recibió un ingreso de 600.000 ducados y consiguió la extensión de la alcabala a los estamentos inmunes.

En Aragón, Carlos experimentó presiones más complejas. La corte permaneció 9 meses en Zaragoza. Finalmente, a principios de 1519, Carlos fue reconocido como rey y consiguió una donación de 200.000 ducados. En Cataluña encontró más dificultades, las negociaciones duraron un año y durante este período Carlos conoció la muerte de su abuelo Maximiliano y que había sido elegido emperador.

Las aspiraciones imperiales de Francisco I de Francia obligaron a Carlos a asegurar su elección. Así que convocó nuevamente a las Cortes, esta vez en Santiago para conseguir dinero para volver a los P.Bajos, pero se opusieron a esta solicitud propiciaron que se prorrogara y fuera llevada a la Coruña. Finalmente Carlos logró salir de España mediante presiones, sobornos y amenazas para lograr la concesión del subsidio lo que aumentó el malestar. Cuando Carlos V salió de España el 20 de mayo de 1520, la agitación ya se había convertido en rebelión.

Durante su ausencia, el regente fue Adriano de Utrech.