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En España Las instituciones de Castilla.

Los Consejos II.

MIEMBROS DESTACADOS DEL CONSEJO DE ESTADO.

Mercurino de Gattinara:

Nacido en el Piamonte en 1465 fuePolítico, militar y humanista italiano. Se empleó como jurista al servicio de los duques de Saboya y, más tarde de la Casa de Habsburgo (del emperador Maximiliano I y su hija Margarita de Austria desde 1501). Fue presidente del Parlamento de Borgoña desde 1508, y fue enviado a España en 1510 para supervisar la transmisión de la Corona en favor del nieto de Maximiliano, Carlos V de Alemania; también se encargó de preparar la elección de éste para el Imperio.

En 1518 ocupó el cargo de Gran Canciller de Carlos V, cargo que ocuparía hasta su muerte. Desde entonces ejerció un gran influjo sobre la política exterior del rey.

Fue un hombre de amplia visión política, fundamentada en su experiencia diplomática y en el conocimiento de las doctrinas humanistas sobre la república cristiana, aspiro a construir una monarquía universal regida por Carlos V. En base de ello apoyo su elección a la corona imperial, mantuvo una política de aislamiento y hostilidad hacia Francia (alianza con el Pontificado y Guerra contra Francisco I) e intento adaptar las instituciones españolas al sistema imperial, mediante la reforma del Consejo de Castilla y la creación de los Consejos de Hacienda e Indias.

Gattinara colaboró probablemente para que Carlos V asumiera la idea de encabezar una monarquía cristiana universal, orientándole hacia la candidatura imperial, en cuya preparación desempeñó un papel decisivo (1519); maniobró para conseguir que las sucesivas reuniones de Cortes votaran favorablemente los subsidios que necesitaba la política imperial.

Negoció con el papado después del saqueo de Roma (1529) hasta conseguir la coronación del emperador por el papa en Bolonia. En premio por sus gestiones recibió el nombramiento de cardenal poco antes de morir en 1530.

El Duque de Alba:

Llamado Fernando Álvarez de Toledo y Pimentel, nació en 1507 , fue un noble, militar y diplomático español.

Fue hombre de confianza de Carlos I y Felipe II de España, mayordomo mayor de ambos y miembro de sus Consejos de Estado y Guerra. Se encargó del gobierno del Ducado de Milán(1555-56), del reino de Nápoles (1556-8), de los Países Bajos (1567-73) y del reino de Portugal (1580-82).

Considerado por los historiadores como el mejor general de su época y uno de los mejores de la historia. Trató de apaciguar la sedición de los Países Bajos, donde actuó con gran rigor castigando a los rebeldes, instituyendo el célebre Tribunal de los Tumultos y derrotando repetidamente a las tropas de Guillermo de Orange y Luis de Nassau en los primeros momentos de laGuerra de los Ochenta Años. Coronó su carrera ya anciano,conquistando Portugal para Felipe II.

Cardenal Tavera:

Llamado Juan Pardo de Tavera, nació en Zamora en 1472, fue un cardenal y arzobispo español que llegó a ocupar el cargo de Inquisidor General de España.

Formado en Leyes y Teología,  fue Consejero de la Inquisición española y Rector de la Universidad de Salamanca a principios del siglo XVI. En 1514 fue nombrado Obispo de Ciudad Rodrigo. En esta época trabajó cerca de la Corte de Carlos V y obtuvo de su mano el obispado en la diócesis de Osma. Presidió el Consejo de Castilla y la Chancillería de Valladolid. Su dedicación a la Corona le permitió llegar como arzobispo, a la diócesis de Santiago de Compostela, al tiempo que presidía las Cortes de Toledo y las de Valladolid en 1525.

Accedió al cardenalato en 1531 y tres años más tarde se le destinó a la archidiócesis primada de Toledo. Renunció al Consejo de Castilla para hacerse cargo del puesto de Inquisidor general en 1539.

Francisco de los Cobos:

Nacido en Úbeda en 1477, fue secretario de Estado del emperador Carlos I, comendador de Castilla y una de las personalidades más influyentes de su época.

En 1520 acompaña al monarca en su viaje a Flandes y Alemania, situándose como el mejor asesor en cuestiones españolas ante el rey. Finalmente es nombrado miembro del Consejo real en 1522. Ese mismo año, contrae matrimonio con doña María de Mendoza y Sarmiento, hija de los Condes de Rivadavia, de esta manera entronca con una de las más poderosas familias castellanas del momento, los Mendoza, que habían mantenido fuertes vínculos y alianzas con la monarquía.

A partir de 1528, tras la destitución del canciller Mercurino Gattinara, Francisco de los Cobos se convierte en el hombre de confianza del emperador, que alcanza el cenit de su carrera política con su nombramiento como consejero de Estado en 1529 siendo su consejo imprescindible tanto en la política nacional, como en el plano internacional, lo cual queda patente a partir de 1530. Desde esta fecha y en los ocho años siguientes, tanto él como su compañero, el consejero Gravella, acompañarán al emperador allá donde vaya dentro y fuera de las fronteras del imperio.

En 1539 y 1545 los compromisos del emperador le hacen dejar la regencia de las posesiones peninsulares en su hijo, el futuro Felipe II, incluyendo entre sus recomendaciones seguir los consejos de don Francisco de los Cobos.

En febrero de 1547, Francisco de los Cobos se retira a su ciudad natal aquejado de una enfermedad y muere ese mismo año.

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En España Las instituciones de Castilla.

Los Consejos.

De todo el sistema polisinodial podemos destacar cinco consejos, que podríamos “llamar consejos mayores”:

El Consejo Real o de Castilla:

Carlos V culminó el proceso de modernización del Consejo de Castilla iniciado por los Reyes Católicos, reduciendo aún más la presencia de la nobleza, incrementando la de los juristas y limitando el número de consejeros. Fue presidido habitualmente por un prelado.

Tenía diferentes funciones:

  • Administrativas: trataba la mayoría de los asuntos internos de Castilla.
  • Judiciales: determinaba las apelaciones a las resoluciones de las audiencias y chancillerías, lo que causó múltiples retrasos.
  • Legislativas: promulgaba leyes nuevas e interpretaba las antiguas, en temas sobre los que hubiese dudas.
  • Institucionales: resolvía conflictos suscitados entre los demás Consejos.

El Consejo de la Suprema y General Inquisición:

Tenía jurisdicción en los territorios de las coronas de Castilla y Aragón. Trataba todo tipo de asuntos eclesiásticos. Era presidido por el Inquisidor General que contaba con 5 ó 6 consejeros. Del Consejo dependían los tribunales permanentes, distribuidos por la geografía de ambas coronas (10 en Castilla y 4 en Aragón). Entre los asuntos eclesiásticos que trataba podemos destacar los relacionados con la defensa de la fe católica, las manifestaciones supersticiosas, las conductas inmorales y las ofensas al Santo Oficio.

El Consejo de Estado:

Estaba compuesto por una docena de integrantes, fundamentalmente nobles de alta alcurnia, eclesiásticos, personal de la Casa Real y en casos excepcionales, funcionarios. Todos los consejeros tenían el mismo rango y no había presidente (porque ejercía como tal el propio Emperador). También formaban parte el Presidente del Consejo Real y el Inquisidor General.

Su función consistía en aconsejar al monarca en asuntos de política exterior. No obstante, Carlos I no lo consultó con mucha frecuencia, ya que prefirió tomar las decisiones por sí mismo, con la ayuda de sus principales secretarios. Esto menguó su influencia política y su importancia administrativa.

El Consejo de Hacienda:

Fue segregado del Consejo de Castilla en 1523. Sustituyó a la Contaduría Menor de Cuentas. Se ocupó de la administración de los recursos estatales de Castilla y fue el que proporcionó al monarca la mayor parte del dinero con que sufragó sus campañas internacionales.

El Consejo de Indias:

Fundado en 1511, fue estructurado en 1524, como consecuencia del extraordinario volumen que alcanzaron los asuntos relacionados con las Indias. Tenía competencia sobre asuntos militares, políticos y judiciales relacionados con el Nuevo Mundo. Supervisaba el funcionamiento de la Casa de Contratación de Indias, en Sevilla. Proponía a los virreyes, a los generales de flotas y ejércitos de tierra, y a los obispos y arzobispos de las diócesis indianas.

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En España

Regreso a España.

Acabada la rebelión comunera, Carlos I regresó a España en 1522. En los siete años siguientes, empezó a hablar castellano y además se casó en 1526 con su prima, Isabel de Portugal, lo que agradó a sus súbditos españoles y, aún más, el nacimiento en 1527 de su primer hijo, el futuro Felipe II. Así los españoles empezaron a apreciar las cualidades humanas y religiosas del rey, a reconocer su autoridad y a agradecerle con simpatía el hecho de que comenzase a nombrar a hispanos en los cargos más importantes de España y de otras partes del Imperio.

En todos sus reinos, el gobierno de Carlos V se basó en el apoyo de un gran número de funcionarios y en la existencia de una serie de órganos consultivos, los consejos, formando así el llamado régimen polisinodial.

Carlos V partió de la labor de los Reyes Católicos, quienes reorganizaron su gobierno sobre la base de los consejos, asignándoles funciones especializadas, fijando el número de miembros e introduciendo en ellos a burócratas profesionales. Carlos continuó estas reformas y convirtió los consejos en juntas compuestas en su mayoría por juristas,  por personas escogidas personalmente por el Rey que, bajo la presidencia del mismo Rey o de algún representante suyo discutían sobre algún tema. El Rey siempre tenía la última palabra, pero no es imposible comprender el poder que acumulaban: primero, porque el Consejo era el lugar donde el Rey pulsaba las posiciones de diversas facciones nobiliarias, eclesiásticas o cortesanas. Segundo, porque en épocas en las que el monarca no estaba capacitado (enfermedad, guerra, etc.), ellos eran los verdaderos gobernantes en su área de acción. Tercero, porque, en aquella época, el poder legislativo, ejecutivo o judicial no estaban estrictamente separados, por lo que los Consejos se convirtieron en una especie de Tribunales de Apelación; cuarto, porque, ciertos Consejos tenían unidas tareas mundanales y espirituales, por lo que solían tener las llaves del prestigio social, de importantes ingresos económicos o de clave política.