Éste es el primer tema que hemos dedicado a la enseñanza del arte. En primer lugar hemos realizado un ejercicio de puesta en común acerca de la definición de arte, de aquellos aspectos que han destacado por encima de los demás a la hora de su estudio, y cómo se suele enseñar esta disciplina.
Sin embargo todavía no existe una definición exacta que dé respuesta a qué es el arte. Lo que nadie niega es que se trate de una expresión propia y exclusiva del ser humano y que tiene por finalidad transmitir algún mensaje, por lo que es necesario para su entendimiento la existencia de un emisor y un receptor, aunque ambos sean el mismo. El arte son aquellas sensaciones que se transmiten. Para entender el arte es necesario, como en toda materia, aprender a observarlo y analizarlo, y esto requiere un proceso de formación.
La Historia del Arte aparece durante la E.S.O como un complemento a la enseñanza de la Historia. Ayuda a cultivar en el alumnado una sensibilidad estética para desarrollar su capacidad de abstracción.
Según algunos autores como Eisner, los ámbitos de actuación son la producción artística y la observación crítica del arte. Es decir, que podríamos englobar la Historia del Arte y el Arte en sí mismo dentro de asignaturas como la educación artística y las ciencias sociales, en un caso para trabajar la observación crítica y en el otro su producción. Esta idea me parece muy interesante, ya que habitualmente trabajamos ambas cosas de manera separada sin establecer conexión alguna entre ellas. Si existiera una comunicación y complementación entre los programas de asignaturas como Historia y Educación artística podríamos plantear el trabajo práctico en una asignatura de la teoría que se está aprendiendo en la otra. Por ejemplo, si estamos dando en Historia el arte del Renacimiento y la cúpula de Santa María del Fiore de Brunelleschi, en Educación artística podríamos trabajar esa semana la perspectiva cónica.
A la hora de enseñar el arte, hay que insistir en que éste no se reduce a decir si a uno le gusta o no le gusta, o si le parece bello o no. Puede que la obra no esté creada para ser bella, si no para transmitir otro mensaje, como la amargura o la tristeza. Detrás de cualquier imagen hay muchos elementos, colores, formas, luces, materiales, símbolos, etc. Cuanto más observamos una obra más descubrimos y más aprendemos de ella.
Todo ello va completando la formación del espectador, que una vez ha educado su sensibilidad, está en disposición de convertirse en un adecuado receptor de la obra de arte. La percepción es uno de los procesos fundamentales al realizar el análisis de una obra de arte, porque es el que nos permite delimitar todos los elementos formales de la obra.
¿Cómo debemos enfrentarnos al análisis de una obra? En primer lugar realizaremos un análisis formal, donde observaremos su organización, su estructura (luz, colores, formas, tamaño, etc).
Comenzaremos a introducirnos en ella analizando la iconografía que pueda presentar, qué es lo que simboliza en su conjunto, y qué elementos simbólicos podemos encontrar en ella. Una vez hecho este análisis debemos saber extraer su significado a partir de esa simbología. Seguidamente, pasaremos al análisis estilístico, describiendo todos aquellos elementos que la encuadren en un estilo artístico concreto. Esto nos lleva a que cada época presenta unos rasgos sociales y culturales propios que se verán reflejados en el arte creando estilos. Este es, en parte, uno de los motivos de la importancia de su estudio por parte de los historiadores del arte. Deberemos hacer a su vez un análisis material de la obra y finalmente un análisis contextual que dé respuesta a por qué se hizo y en qué momento. Este profundo análisis nos permitirá conocer a fondo la obra y entenderla en su totalidad.
Sin embargo enseñar a un alumno de secundaria a realizar un análisis tan complejo probablemente no funcione. Debemos introducirlos sutilmente y seducirlos con algunas técnicas. La primera de ellas es la metodología sinéctica, es decir, una analogía personal que los sitúe dentro de la obra de arte para empezar a interpretarla. Por otra parte podemos hacer su pensamiento visible preguntándoles acerca de aquello que ven, aquello que interpretan, lo que les transmite la obra a través de rutinas de pensamiento.
Me ha gustado mucho este tema de Historia del Arte. En mi opinión la enseñanza de la Historia del Arte es muy importante ya no sólo por el hecho de desarrollar la sensibilidad artística en el alumnado, sino también por su transversalidad y la manera en que se puede introducir su estudio en otras asignaturas. Además a partir del análisis del arte se pueden explicar muchas cosas que aparentemente no tengan relación con éste. En definitiva, me parece una disciplina muy necesaria en la formación. Por otra parte, me han resultado de mucho interés las técnicas que se pueden emplear para introducir a un alumno en la obra de arte que queremos que analice, como la metodología sinéctica, o hacer el pensamiento visible. Han sido sesiones realmente útiles para saber cómo debemos transmitir la sensibilidad por el arte.