André Marie Ampère (1775-1836) nació el 20 de enero de 1775 en Lyon. Fue un niño prodigio educado bajo la influencia del filósofo Rousseau, estudió privadamente y su vida fue, en el terreno personal, ciertamente tormentosa. Sus primeros años estuvieron marcados por la Revolución Francesa. Su padre fue juzgado y condenado a morir en la guillotina cuando André Marie tenía dieciocho años. Esto le afectó profundamente y tras este hecho tuvo una fuerte depresión durante un año y los años siguientes los pasó deambulando por la campiña francesa tratando de construir una lengua universal a partir del latín y el griego, y escribiendo poesía. En esos años estudiaba ciencia sólo por el placer de aprender y desarrolló una gran habilidad manual que en el futuro le serviría para realizar sus conocidos experimentos.
En 1804 consiguió una plaza de profesor en la Escuela Politécnica de París y entró en la Academia de Ciencias francesa en 1814. A diferencia de otros científicos franceses que pensaban que los grandes descubrimientos sólo podían realizarse en Francia y que, por tanto, veían con indiferencia el experimento de Oersted e incluso señalaban “¿cómo una cosa tan importante podía haberse descubierto en Copenhague?”, Ampère obtuvo importantes consecuencias del experimento de Oersted que hasta entonces era un gran descubrimiento, pero nada más. A partir de dicho experimento desarrolló la teoría matemática para explicar la interacción entre la electricidad y el magnetismo denominada electrodinámica, afirmando que los fenómenos magnéticos dependen sólo de la existencia y del movimiento de cargas eléctricas. Ampére concluyó que mientras que la carga eléctrica es una realidad fundamental, no existen cargas magnéticas aisladas. Definitivamente, Ampère fue un genio y otro genio del siglo XIX, James Clerk Maxwell, llegó a denominar a Ampère con gran admiración “el Newton de la electricidad”.
En 1820 repitió el experimento de Oersted y concluyó que si una corriente eléctrica produce efectos magnéticos sobre una varilla imantada, ¿por qué no podría producir efectos magnéticos sobre otra corriente? Ese mismo año publicó su famosa experiencia en la que dos corrientes eléctricas paralelas se atraen o se repelen en función de si los sentidos de sus corrientes son iguales o distintos, respectivamente. A partir de una serie de experimentos muy ingeniosos trató de evidenciar que “el magnetismo es electricidad en movimiento” y explicó la existencia de imanes permanentes aportando la idea de que el magnetismo natural está producido por pequeñas corrientes a nivel molecular: las “corrientes amperianas”. De este modo todos los efectos magnéticos son debidos al movimiento de cargas eléctricas a nivel macroscópico o microscópico.
Mª Carmen Pérez y Paloma Varela, Orígenes del electromagnetismo. Oersted y Ampère. Nivola libros y ediciones. Madrid, 2003.
José Antonio Díaz-Hellín, El gran cambio de la Física. Faraday. Nivola libros y ediciones. Madrid, 2001.
Puedes visualizar un vídeo en el que se recrean las acciones entre corrientes paralelas en de la web de “Experiencias de Física” de la Universidad de Alicante.
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