Como señala José Manuel Sánchez Ron en la introducción de su edición del libro de Maxwell “Materia y movimiento” (del que se ha extraído la mayor parte de la información sobre la biografía de este físico británico), “James Clerk Maxwell (1831-1879) es uno de los científicos más importantes de toda la historia de la ciencia. No se puede comprender el siglo XIX, una centuria esencial para nosotro sin tener en cuenta a figuras como Darwin, Lyell, Pasteur, Faraday o Helmholtz, pero mucho menos aún sin recordar a Maxwell, que nos dejó aportaciones científicas como la teoría del campo electromagnético, una de las creaciones científicas más originales e importantes que se han hecho jamás, tanto desde el punto de vista de la comprensión de los fenómenos naturales como en lo que se refiere a su aplicación al mundo de la técnica, y en particular al, hoy omnipresente universo de las telecomunicaciones. Maxwell es uno de los ‘grandes’ de la historia de la física, junto con Newton y Einstein, que quizás son los únicos que le preceden claramente en un hipotética escala de ‘excelencia'”.
Maxwell nació en Edimburgo en el año 1831 el seno de una familia acomodada. Debe a su madre sus primeras enseñanzas hasta sus ocho años de vida. Tras tres años más recibiendo educación privada en la finca familiar de Glenlair, cuando Maxwell tenía once años fue enviado a la Academia Edimburgo, en la que permaneció cinco años. En este centro docente aprendió francés, alemán, lógica, filosofía, química y matemáticas. En 1847 Maxwell entró en la Universidad de Edimburgo. Dedicó muchas tardes experimentando y aprendiendo en el laboratorio de física, incluso en sus vacaciones, al que fue autorizado a asistir en sus ratos libres. Montó un laboratorio experimental “encima de la lavandería”, y usaba como mesa de laboratorio “una puerta vieja sobre dos barriles”. Maxwell mantuvo una gran amistad con los también físicos Peter Tait (1831-1901) y William Thomson, Lord Kelvin desde 1892 (1824-1907). Los tres se enviaron entre sí numerosas cartas sobre sus investigaciones. Su amistad con Tait, escocés como Maxwell, venía de sus años de estudiantes en la Academia Edimburgo. Thomson y Tait (en broma se autodenominaban T y T’) escribieron un libro titulado Tratado de filosofía natural para poner de manifiesto las posibilidades de la nueva ciencia de la energética. Thomson fue el primero en utilizar el término “energía” en un sentido matemático nuevo y preciso y confiaba en que la energía iría mucho más allá de la termodinámica, sino que serviría para unificar la física (entonces denominada “filosofía natural”) y pensaba que la electricidad, el magnetismo y la luz podían considerarse energía.
J. M. Sánchez Ron (editor y traductor). Materia y Movimiento (J. C. Maxwell). Editorial Crítica. Barcelona, 2006.