Este 10 de agosto se han cumplido 100 años de la muerte de Henry Moseley, el joven físico británico que cayó bajo la bala de un francotirador turco un mes antes de saber si había alcanzado el reconocimiento por sus trabajos sobre el número atómico
Hacía siete meses que había empezado la Primera Guerra Mundial, la «Gran Guerra», cuando el 19 de febrero de 1915 se desató la batalla de los Dardanelos con el bombardeo de la península turca de Galípoli desde buques de guerra británicos y franceses. Winston Churchill, por aquel entonces Primer Lord del Almirantazgo, había diseñado este ataque para controlar el estrecho de los Dardanelos,conquistar la actual Estambul y poder enviar armamento al Imperio ruso que luchaba desesperadamente contra los Imperios centrales: alemanes, austrohúngaros y turcos.
En Galípoli se enfrentaban los Imperios Otomano y Alemán contra los aliados: Gran Bretaña, Francia, Australia y Nueva Zelanda. Los aliados intentaron desde febrero de 1915 hasta enero de 1916 conquistar este territorio en sucesivas oleadas de desembarcos muy sangrientos y que tan magistralmente quedaron reflejados en «Gallipoli», película australiana de 1981 protagonizada por Mel Gibson.No lo lograron y hasta el desembarco de Normandía de 1944, los británicos fueron por ello muy reticentes a desembarcar tropas en playas de territorio enemigo. Tenían «el síndrome de Galípoli». Se calcula que en los doce meses de campaña murieron más de medio millón de soldados. Esta batalla le costó el puesto a Churchill y en ella falleció el 10 de agosto de 1915 un científico británico brillante, Henry Moseley, por el disparo en la cabeza de un francotirador turco cuando, al mando de sus 26 soldados y en el fragor de la batalla, telegrafiaba al cuartel general solicitando refuerzos desesperadamente. Tenía 27 años.
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