A finales de 1928, un reputado físico alemán escribía a uno de sus colegas con cierta desazón para contarle que, una vez más, no había sido galardonado con el Premio Nobel de Física:
Pero para disipar toda sospecha de falsa modestia, debo hacer notar al mismo tiempo que se está convirtiendo gradualmente en un escándalo público el que todavía no haya recibido el Premio [Nobel de Física].”
El físico teórico Arnold Sommerfeld (1868-1951) nació en Königsberg, ciudad de la antigua Prusia Oriental, la actual Kaliningrado rusa, en la que también nacieron los matemáticos Christian Goldbach y David Hilbert, el filósofo Immanuel Kant y el escritor E. T. A. Hoffmann. Tras recibir su doctorado en la Universidad de Köningsberg en 1891, se trasladó a la Universidad de Gotinga, el centro de las matemáticas en Alemania en aquella época, donde llegó a ser asistente del matemático Felix Klein e impartió clases de matemáticas y física teórica. Tras pasar unos años en la Universidad Técnica de Aquisgrán, en 1906 sucedió a Ludwig Boltzmann como profesor de física teórica y director del Instituto de Física Teórica de la Universidad de Munich, en la que creó una escuela de física teórica que llegó a ser un referente mundial.
Arnold Sommerfeld, que era diez años menor que Max Planck (1858-1947) y poco más de diez mayor que Albert Einstein (1879-1955), perteneció a una generación brillante de físicos alemanes que vivieron la derrota militar en la Gran Guerra, la caída del Imperio alemán, el nacimiento de la República de Weimar, la llegada de Hitler al poder y la Segunda Guerra Mundial, pero que a pesar de esos años convulsos contribuyeron de forma decisiva al nacimiento, desarrollo y consolidación de la física cuántica.