El agua y su administración

Como una sociedad con un modelo económico principalmente agrícola, el agua tenía una gran importancia, de hecho los furs recogen el derecho al acceso a esta. Cada parcela poseía una parte de regadío, reparto bien reflejado en los furs. Por esto para convertir una parcela de tierra a regadío había que seguir un proceso arduo y bien reglamentado.

Para rentabilizar el uso de esta tras  la conquista de la ciudad, se mantuvo el modelo administrativo musulmán ya que estos tenían más experiencias en el regadío. Este consistía en dotaciones continuas de agua para unas 8.000 hectáreas mientras que el resto se regaban según dotaciones temporales.

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Este sistema fue posible gracias a la creación de comunidades de regantes, se establecieron cuatro para las acequias superiores de Moncada, Quart, Tormos y Mislata, más otras cuatro para las inferiores de Mestalla, Favera, Na Rovella y Rascanya. Se reunían  en edificios eclesiásticos donde a través de ordenanzas regían la distribución y el mantenimiento. Esta institución evolucionará hasta tal y como conocemos el actual Tribunal de las aguas de Valencia (Thomas Glick).

Todo labrador tenía la obligación de arrancar hierbas yacequia limpiar el cauce. Para ello, al menos una vez al año, el çequier le cortaba el agua, hasta que no arreglara el cauce, no se la devolvería.  Este çequier tenía además plena autoridad sobre los repartos de los turnos, hacía de juez entre los litigios de los regantes, mantenía los ribazos y como ya he comentado se encargaba del mantenimiento y limpieza de los cauces.

Los çequiers respondían ante el çabaquies, cargo que se ocupaba del suministro de agua en la ciudad de Valencia, al menos hasta 1283, año en que Pedro el Grande transfirió esta responsabilidad al Consell de Valencia.


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