Una vida desaprovechada

El mundo entero retiene su respiración en esta mañana de 22 de marzo, cientos de superpolicías armados hasta las orejas movilizados, cientos de periodistas rastreando cada detalle 24h/24h, primeras planas en las portadas digitales de – t o d o s – los periódicos del mundo… La sencilla (300 contra 1) caza de un chaval que ha perdido la cabeza de la peor manera se transforma en el eslabón decisivo de la guerra global contra el yihadismo internacional. Sólo la prensa magrebí parece pedir una pausa al prevenir contra la amalgama de Islam y terrorismo. Varios apuntes se me ocurren al respecto:
– Nosotros. Me impresiona lo que parece gustar el morbo, que lo haya o no. Sólo comparando el aumento de la repercusión que ha tenido lo de esta mañana con el episodio de 2004 en el que la policía entró en la casa donde se atrincheraban los del 11M veo unas diferencia que me preocupan.
– Los medios. Muchos pero muy pocos, todos los titulares dicen lo mismo, y pierden la cabeza por la sangre, el aburrimiento y por encima de todo, me temo que por la difusa falta de libertad editorial.
– Los políticos. La espectacularidad y la difusión de la caza no es neutra ni inocente. A Sarkozy perseguir a los malos le viene que ni pintao en cualquier momento, y aún mejor ahora, a un mes de las presidenciales, casualmente.
En realidad viene bien tener de vez en cuando un malo sobre quien descargar rayos y centellas. Nadie se va a molestar en encontrar los matices en la biografía de ese chico, ahora difundida por todos rincones del ciberespacio. Una forma muy triste de inmolarse.

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One Response to Una vida desaprovechada

  1. eliosanpa says:

    El titulo del articulo me parece correcto y dramático, no debería haber ocurrido.
    Pero no es culpa ni del Gobierno Francés, ni mucho menos, de la polica, por mucho que “maticemos”, no estamos preparados para justificar ese tipo de violencia sin sentido, por parte de quien se rebela contra el sistema, que casi a ninguno nos gusta pero que tenemos que preservar, ante una alternativa de caos total.
    Que importa que sean 300 contra uno (la mayoría, padres de familia expuestos a un extremista enloquecido), o que resulte favorable para una campaña electoral.
    Lo triste, es la muerte violenta tanto de víctimas como de su verdugo, por un arrebato injustificable contra un sistema, que es lo mejor que hemos sido capaces de crear, para no sentirnos sometidos a la injusticia, desigualdad y pobreza de otros tantos paises, que claman por nuestro “erróneo desarrollo”.

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