Jan Hus
Jan Hus también conocido como Juan Huss o Juan de Hussenitz, (1370, Hussenitz, Bohemia del Sur – † 6 de julio de 1415, Constanza, Alemania) fue un teólogo, filósofo, reformador y predicador checo, que se desempeñó como maestro en la Universidad Carolina de Praga. Es considerado como un precursor de la Reforma Protestante; sus seguidores se conocen como husitas.
Infancia
Hijo de un campesino pobre que murió cuando Jan era niño, fue criado con mucho esfuerzo por su madre. Demostró tener piedad y fervor religioso desde su infancia, pues participó como monaguillo (ayudante de sacerdote) y cantó en el coro de la iglesia. Los libros religiosos le apasionaban. Cierta noche que leía la vida de San Lorenzo cerca de la chimenea, acercó su mano al fuego para ver hasta dónde sería capaz de soportar los tormentos que San Lorenzo había sufrido.
Se le dio la mejor educación que permitían sus circunstancias; y habiendo aprendido bastante sobre los escritores de Grecia y Roma, en una escuela privada en la provincia de Bohemia, donde sacó el título de Bachiller en Teología en 1398, se le aceptó en la universidad de Praga por caridad, es decir, se le permitió estudiar en esa universidad aunque no tuviera el dinero para pagar. Allí, pronto dio pruebas de su capacidad intelectual, y se destacó por su diligencia y aplicación al estudio.
Sacerdocio
Hus fue ordenado sacerdote en 1400 y nombrado predicador, primero en la iglesia de San Miguel y luego en una capilla, en 1402, donde se predicaba exclusivamente en idioma checo. Allí criticaba la corrupción moral de la Iglesia, los abusos que cometía y la riqueza que estaba acumulando. Hus quería que la Iglesia católica fuera pobre, que todo lo que hiciera estuviera claramente basado en el Evangelio; además, criticaba la venta de indulgencias. Le decía a todo el pueblo que debía desobedecer a la Iglesia porque era evidente que los sacerdotes vivían en el pecado. También quería que se prohibieran los bailes. Participó en los grupos que surgieron en la escuela de predicadores de Milia de Kromeriz, que querían volver a la pureza de los primeros años del cristianismo y se oponían a los grandes dirigentes de la Iglesia. Predicaba acerca de Jesucristo, y decía que el papa, con su corrupción y sus muchos pecados y errores que enseñaba a las personas, era la encarnación del Anticristo. En 1401 obtuvo el cargo de decano de la Facultad de Arte y Filosofía, y en 1409 fue nombrado rector de la Universidad de Praga.
Hus encabezó desde 1408 un movimiento basado en las ideas de John Wycliff denominado husismo y sus seguidores fueron llamados husitas, los cuales se multiplicaron en momentos en que la Iglesia católica sufría la crisis del Cisma de Occidente, cuando había dos papas, a los que en 1409 se agregó un tercero, Alejandro V. El emperador Segismundo le ofreció un salvoconducto para que Hus acudiera al Concilio de Constanza a explicar sus postulados, pero en el Concilio Hus se negó a retractarse y por ello fue condenado por herejía. El rey Segismundo de Hungría lo acusó de traición y le condenó a morir en la hoguera, ejecutándose la sentencia el 6 de julio de 1415.
Antes de ser quemado, Hus dijo las siguientes palabras:
«Vas a asar un ganso , pero dentro de un siglo te encontrarás con un cisne que no podrás asar.»
Se suele identificar a Martín Lutero con esta profecía (102 años después, Lutero clavó sus 95 tesis en Wittenberg y en su escudo de armas figuraba un cisne).
A la muerte de Jan Hus, sus seguidores los husitas se dividieron ideológicamente en dos grupos:
• Los utraquistas: grupo más moderado que estaba formado por la baja nobleza y la burguesía y que estaban apoyados por la Universidad de Praga.
• Los taboritas: grupo más radical, constituido en torno a la fortaleza de Tabor y con influencia de corrientes milenaristas, con tintes antinobiliarios y antigermánicos.
En un primer momento ambas corrientes se unieron en torno al militar Jan Ziska, organizándose militarmente y enfrentándose a las tropas imperiales. Sin embargo, Ziska murió de peste negra y las corrientes se separaron, acabando enfrentadas entre ellas. Los taboritas continuaron con sus campañas militares, saqueos y pillaje, mientras que los utraquistas se dirigieron al Concilio de Basilea donde se reconciliaron con la Iglesia y con el emperador Segismundo, dando su apoyo a ambos en la lucha contra los taboritas y derrotándolos en 1434.
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