Guerra de los Remensas

La guerra de los Remensas o la rebelión de los campesinos fue una revolución del pueblo contra la nobleza en Cataluña. Empiezo en 1460 bajo el reinado de Juan II de Aragón y duró alrededores 10 años. Se llama rebelión de los campesinos porque la mayoría de las personas que estaban luchando fueron los campesinos los más pobres, sin posesione y sin dinero.

Hay muchas razones para explicar el detonante de esta revolución, pero el motivo principal es que la nobleza querría, a principios del siglo  XIV, controlar a los campesinos y a los pobres. Los campesinos preguntaron al rey que acaba todos los abusos de la nobleza.

Durante el siglo XV, Alfonso el Magnánimo ayudó a los campesinos a crear un síndico “remensa” que es una colectividad de campesinos y esto permitió a restringir un poco la nobleza. Pero, a causa del poder que la nobleza tenía, el obispo de Gerona y la Generalidad de Cataluña obligaron a Alfonso a retractarse.

La Primera Guerra Remensa empiezo realmente en 1462 cuando el rey Juan II pidió la ayuda de los campesinos para luchar contra la nobleza. Después de 10 años Juan ganó la guerra. Sin embargo no podía eliminar la servidumbre o introducir nuevos cambios para facilitar la vida a los campesinos.

 

Consecuencias de las Guerras de los Remensas

Une consecuencia al nivel jurídico es la sentencia de Guadalupe es una de las consecuencias de las dos Guerras de los Remensas (1460 y 1484).  Es una sentencia, una decisión tomada y adopta por los Reyes Católicos en 1486 para solucionar los problemas entre los payeses y la nobleza.

La sentencia de Guadalupe tuvo muchos impactos al nivel social. El beneficio principal de esta sentencia para los campesinos fue que podían ser propietarios de las tierras donde estaban trabajando. Tuvieron que pagar, por primero vez, un precio justo a los antiguos propietarios de estas tierras. Por eso fueron capaces de vivir de la tierra y de cultivar los que querrían sin ser esclavos de los señores.

Estas Guerras de los Remensas tuvieron también consecuencias al nivel económico. Efectivamente, las revoluciones formaron una quiebra en la economía catalana. Fernando II decidió  que todo el mundo tenía que ayudar para salir de esta crisis. Decidió poner en marcha los recursos castellanos para reducir la deuda y también concedió a los comerciantes el monopolio de algunos productos para obtener ventajas del mercado europeo.