Filipinas y España, de alguna manera, siempre han tenido presente la necesidad de ahondar y estrechar sus relaciones en razón de una cultura y pasado común compartidos durante más de tres siglos. España ha tenido en todo momento como objetivo mantener vivo en Filipinas el recuerdo de una historia común, estimulando los intercambios culturales, económicos y comerciales.
España celebró con júbilo el acceso a la independencia de Filipinas el 4 de julio de 1946, enviando una misión especial extraordinaria para asistir a la toma de posesión del primer presidente de la República. Por su parte, Filipinas, desde su ingreso en la ONU puso de relieve su amistad hacia España a través de su actuación en el seno de los diversos organismos internacionales.
En las décadas de los 60 y 70 se produjeron importantes contactos, como la visita del presidente Diosdado Macapagal y la concesión de un crédito de 10 millones de dólares por el Gobierno español, así como un convenio de cooperación técnica en febrero de 1974. En ese mismo año el futuro Don Juan Carlos I visitó Filipinas, acompañado del ministro de Asuntos Exteriores, Pedro Cortina Mauri.
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Desde la elección en 1986 de la presidenta Corazón Aquino se incrementaron las relaciones. El presidente del Gobierno español Felipe González visitó Filipinas en mayo de 1998, acompañado por varios ministros. La visita dio como resultado la firma de destacados acuerdos sobre Seguridad Social y Cooperación Económica e Industrial. Otro de los propósitos manifestados en el curso de estos contactos fue la promoción de la lengua española en Filipinas, como se puso de manifiesto el 5 de mayo de 1994 con la inauguración por la infanta Elena del Instituto Cervantes en Manila.
El conjunto de encuentros bilaterales tuvo un hito fundamental en la visita realizada en septiembre de 1994 por el presidente filipino Fidel Ramos a invitación de su homólogo Felipe González. Se trataba de la primera visita de una máxima autoridad de Filipinas a España en los últimos treinta años. España se congratuló del esfuerzo democratizador que estaba llevando a cabo el archipiélago magallánico, al paso que la visita era definida por el Rey como “el reencuentro con nuestra propia historia y nuestra propia familia”. El presidente Ramos, por su parte, expresó el orgullo de que su país fuese el “baluarte de la hispanidad” en el sudeste asiático. Al año siguiente, a inicios de abril de 1994, los Reyes Don Juan Carlos y Doña Sofía realizaron una visita oficial a Filipinas como parte de su gira por varios países asiáticos. Se trata de la primera visita oficial que realizaba un monarca reinante a Filipinas. Durante los cuatro días de estancia real se estimularon las relaciones de carácter económico y cultural.
En febrero de 1997 el ministro de Asuntos Exteriores Abel Matutes viajó a Manila con el propósito de potenciar las relaciones comerciales entre ambos países. El resultado fue la creación de una comisión mixta hispano-filipina que estaría encargada de la mejora de la cooperación política, económica y cultural. Aquel viaje fue el primer fruto de las buenas intenciones manifestadas en la visita de los Reyes de 1995, en donde se había acordado realizar reuniones de alto nivel cada dos años.
En febrero de 1998 los Reyes volvieron a realizar una visita de Estado de tres días a Filipinas. Aquella visita tuvo un marcado carácter simbólico, pues coincidió con el centenario de la independencia de Filipinas del dominio colonial español. La Agencia Española de Cooperación Internacional destinó 400 millones de pesetas a la participación de España en las conmemoraciones de aquel evento.
La cooperación siguió fortaleciéndose con la visita que en marzo de 1999 el secretario de Estado para la Cooperación Internacional y para Iberoamérica, Fernando Villalonga, realizó en Manila con objeto de reforzar proyectos concretos de cooperación española en el país, tales como la preservación del patrimonio histórico común, la acción contra la pobreza y el aumento de la cooperación cultural y educativa entre ambos Estados. Por su parte, el ministro de Asuntos Exteriores filipino, Domingo Siazón, visitó oficialmente España en abril de 1999. Junto con su homólogo Abel Matutes firmaron el día 8 de ese mes un Tratado de Amistad y Cooperación con el objetivo de profundizar y ampliar las excelentes relaciones de hermandad entre los dos países.