La imagen es mundialmente famosa, pero también ha sido objeto de intenso debate; en algunos casos por razones históricas y en otros por conveniencia política. Fue captada por Robert Capa el 5 de septiembre de 1936 en una batalla de la Guerra Civil en Cerro Muriano (Córdoba). Aquel día, la única víctima fue Federico Borrell, que formaba parte del contingente de dos batallones de milicianos alcoyanos desplazados a la zona.
En esta unidad también estaba el escritor Mario Brotons, que tenía 14 años y que, en 1994, publicó que el miliciano de la fotografía era Federico Borrell, a quién además había conocido. En declaraciones a un diario, concretó que sus investigaciones le habían llevado a identificarlo con el miliciano de la fotografía por el parecido físico, por la indumentaria y porque “todos los milicianos que había aquel día eran alcoyanos y el único que murió fue él”.