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Eventos públicos y expansión de epidemias ¿entonces, celebramos las fallas?

Se conoce desde hace tiempo, desde la gripe de 1918, que los eventos públicos contribuyen a la expansión de una enfermedad transmisible. Véase este bando de octubre de 1918:

Como vemos, unos pocos mozos, acudieron a un festejo en una localidad vecina y 800 de los 1200 vecinos acabaron con la gripe.

La literatura científica sobre el tema es extensa. Por ejemplo, en este artículo se llega a las siguientes conclusiones, por otra parte esperables, a partir del modelo que han construido (pensado para la gripe):

  • El impacto de un evento público, como unas fiestas populares, en la difusión de una epidemia es mayor cuando el evento se organiza antes del pico de la curva epidémica (ver las dos entradas anteriores), que cuando se hace después. En España, con respecto a las fallas, nos encontramos en fase ascendente.
  • El impacto de las fiestas es peor cuanto mayor es la duración de la fiesta y menor es el periodo de incubación (en el caso de Valencia, los que acudan a una mascletà hoy martes podrían contagiarse y contagiar a los que acudan a la del próximo lunes).
  • El artículo estudió los efectos de los viajes vacacionales y las fiestas. Los primeros producen contactos entre poblaciones (casos importados) y lo segundos transmisión entre participantes (trasmisión local). En las fallas veríamos los dos efectos combinados.
  • Aunque no es objeto del artículo, en el caso de los viajes vacacionales, se observa una caída en los casos nuevos debido a que por unos días, hasta que la gente empieza a viajar, no hay contactos en colegios, lugares de trabajo, etc.
  • Por otro lado, lo que menos impacto produce es no celebrar el evento o que no haya viajes. De hecho, este efecto se refuerza con el paso del tiempo, ya que a medida que la población adquiere inmunidad y puesto que uno tiende a contactar siempre a las mismas personas en lugares de estudio y trabajo, existe cada vez menos población susceptible en el entorno de cada persona contagiosa.
  • También es interesante constatar que la localidad más afectada sería aquella que organiza el evento.
  • Como todo modelo, es una simplificación de la vida real. Por ejemplo, no se considera si el comportamiento de las personas cambia por el propio hecho de participar en un acto masivo. El que las fallas sean unas fiestas con abundante consumo de alcohol y en torno a la comida, podría llevar a pautas previsiblemente favorecedoras del contagio.

Este otro documento de OMS tiene un tono más constructivo sobre cómo plantearse un acontecimiento masivo. Se limita a indicar todo lo que sería necesario para atender al impacto en un contexto de epidemia. Por ejemplo, habría que prever mayor capacidad del sistema de salud local, aumentar la capacidad de diagnóstico, proteger a las personas más vulnerables (por ejemplo, en este caso a las personas más mayores), prever que en caso de enfermedades contagiosas como esta, los casos nos podrán ser trasladados masivamente a sus lugares de origen pues hacen falta trasportes especiales, etc. En fin, que la lista no se cumple en este caso. Bueno, publico ya que van a dar la noticia de que las anulan. Dadas las circunstancias, mi opinión, me mojo, es que es necesario.

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p.s. Por comentarios con amistades. Esto también se puede analizar como una cuestión de opinión pública y gobernanza. Ya son muchas las personas que comparan, con chistes y en serio, las medidas que se están tomando en otros campos con la decisión sobre celebrar las fallas. Si se celebran, es probable que el gobierno no pueda seguir adelante con las medidas duras (cierres de colegios, de vuelos, de estadios, …). Al día siguiente no habrá padre o madre que no clame por el cese de las clases, por ejemplo. Eso sí, se agotarán los plazos para tomar la decisión lo más cerca posible de la plantà. Eso permitirá que siga creciendo la percepción de la gravedad (ahora me toca escribir otra entrada sobre las percepciones). También cabe el suicidio político, claro. No sería la primera vez.


Actualización del 11/3/2020, a las 10:45 a.m.

¡Por los pelos!. Si me despisto ayer un poco más, cuando hubiera publicado la entrada ya estaba desfasada. Anoche se anunció el aplazamiento (sin fecha) de las fallas. Lo dicho, hasta que no demos la vuelta a la curva epidémica no tendrá sentido celebrarlas.

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