Navegacion transoceánica del siglo XVIII

El corsario inglés William Dampier realizo durante su travesía la observación sobre vientos, corrientes y mareas, así como también sobre animales y plantas, además de determinar con precisión la posición de las islas que bautizó como Falkland y que en la actualidad se conocen como Malvinas (1708), al ser llamadas así por servir de escala para los mercantes de Saint-Malo en su ruta del Pacifico. William Dampier dejo publicado un relato sobre sus andanzas por los cinco continentes bajo el título de A New Voyage Round the World (Londres 1697).

Tras el viaje de Dampier se realizaron a continuación algunas expediciones con el objetivo de explorar el Pacifico sur. En este contexto se inscribe el viaje del navegante holandés Jacob Roggeveen, que zarpo en 1721 hacia los mares australes, poniendo a continuación rumbo hacia su otro objetivo, la isla de oro de Saavedra (Nueva Guinea), descubriendo casualmente la isla de Pascua (1722) y las misteriosas y gigantescas estatuas de los moais, antes de regresar a Batavia, en cuya ruta aún se pudo avistar algunas islas de las Tuamotu y las Samoa. No obstante por desgracia la narración de su viaje publicada bajo su nombre en holandés estaba plagada de datos fabulosos, mientras que parecía más verídica la editada posteriormente en alemán. Medio siglo más tarde, el francés Yves Joseph de Kerguelen-Tremanesc, persiguiendo también el hallazgo del famoso continente austral, descubrió las islas de la Fortuna y las que llevan su nombre, dejando constancia de la expedición en una Relation des deux voyages dans les mares australes et des Indes.

Siguiendo los pasos de George Anson, que había dado la vuelta al mundo (1740-1744) escribiendo su relato en A voyage round the World (Londres, 1748), Inglaterra patrocinó entre 1764 y 1790 hasta 10 viajes de circunnavegación con fines científicos (entre los que se cuentan los del capitán Cook) sobre todo en dirección al Pacífico sur. Asi, John Byron en el transcurso de un viaje de circunnavegación (1764-1766) descubrió en Polinesia las islas Désappointement (en los Tuamotu), del Rey Jorge y de su nombre, dejando un relato de la travesia (Voyage through the World).Por su parte, Philip Carteret, que había partido de Plymouth con Samuel Wallis en 1766 para realizar un viaje al polo Sur, se separo de él en el estrecho de Magallanes y realizó solo una fructífera exploración de las zonas ecuatoriales del Pacífico, dejando un diario de navegacíon que fue publicado dentro de la famosa recopilación de John Hawkesworth.

 

Samuel Wallis también descubrió la mayoría de las islas Tuamotu y las islas que llevan su nombre y redescubrió Tahití, publicando un Voyage Round the World. Alexander Dalrymple viajó también por los mares del Sur, levantando unos mapas de los archipiélagos visitados que fueron la base del primer viaje del capitán Cook. Finalmente, la expedición al Pacifico de William Bligh se hizo famoso más que por su objetivo (trasplantar arboles del pan de Tahití a Jamaica) o por sus descubrimientos, por el célebre motín de la Bounty, que dejó abandonado en las islas Tonga al intratable capitán (1789), cuya versión de los hechos quedó reflejada en sus relatos Narrative of the mutiny in borad H. M. Ship Bounty y A Voyage to the South Sea (1792).

 

 

Las expediciones marítimas patrocinadas por la monarquía y los virreyes españoles están relacionadas con la segunda expansión colonizadora del Nuevo Mundo a lo largo del siglo XVIII, en la que se incorporaron a la corona extensos territorios, tanto en el norte de México como otros situados en el poco explorado y casi deshabitado extremo sur del continente. En consecuencia, entre 1774 y 1792 se sucedieron no menos de 10 campañas por las costas del Pacifico norte que dieron como resultado el reconocimiento de las costas del actual estado de Washignton, de la Columbia británica y de Alaska, hasta las islas de la Reina Carlota y las Aleautianas. Por ejemplo Juan Jose Perez, descubrió la isla de Vancouver y la bahía de Notka (1774), y la de Dionisio Alcalá Galiano y Cayetano Valdés, que realizaron la primera circunnavegación de la isla de Vancouver (1792). Por otra parte, las noticias llegadas al virreinato de Nueva España sobre la presencia de barcos rusos e ingleses en estas aguas provocaron sucesivas expediciones al área más septentrional, varias de las cuales estuvieron dirigidas por Juan Francisco de la Bodega, pero, al persistir la cuestión de la pretensión británica sobre la bahía de Notka, Bodega y el inglés Vancouver fueron comisionados por sus respectivos países para llegar a un acuerdo sobre la zona en litigio (1792), hasta que por los convenios de 1793-1794 España cedió sus derechos en favor de Inglaterra.

 

 

Asimismo, el Pacifico sur fue de nuevo recorrido por naves españolas. Así Felipe González de Haedo reconoció y tomo posesión de la isla de Pascua (1770-1771), quedo incorporada al mundo hispánico. Por su parte, Domingo Boenechea arribo a Tahití en 1771, pero la colonización no prosperó por ser considerada como antieconómica por las autoridades españolas. A su vez Francisco Antonio Mourelle, partiendo de Manila, viajó a través de los archipiélagos occidentales de Oceanía, visitando las islas del almirantazgo (ya avistadas por Álvaro de Saavedra) y descubriendo algunas islas del archipiélago de las Bismarck y del grupo de las Tongas. Finalmente, Dionisio Alcalá Galiano navegó al estrecho de Magallanes con el objetivo de levantar las cartas marinas de la región, explorada por muchos otros navegantes españoles entre los años finales del siglo XVIII y los primeros de la centuria siguiente. La Revolución francesa sumió a Europa en la inestabilidad, por lo que las expediciones se ralentizaron. George Vancouver, que había estado al servicio de Cook, descubrió la isla de Chatham en 1791, y contribuyó a mejorar el conocimiento de las costas del noroeste de América publicando un relato de la aventura en tres volúmenes.(A Voyage of Discovery to the North Pacific Ocean and Round the World.) Por su parte, otro marino británico Matthew Flinders, exploró las costas de Australia, verificando en su segundo viaje el carácter insular de Tasmania al descubrir el estrecho bautizado con el nombre de su compañero George Bass, resultados que daría a conocer en su relato A Voyage to Australia Undertaken for the Purpose of Completing the Discovery of that Vast Country.

Así al mismo tiempo el francés Nicolas Baudin visitó los mismos parajes, de donde volvió portando considerables materiales para el conocimiento de la geografía, flora y fauna.

 El navegante Iván Fedorovich Kruzenstern, director de la primera expedición rusa de circunnavegación (1803-1806), que completo y preciso los conocimientos geográficos e hidrográficos aportados por La Pérouse sobre el mar de Ojotsk, la isla de Sajalin, la península de Kamchatka, las islas Kuriles y Aleutianas y el estrecho de Bering.

 

 

Los viajes de exploración marítima relatados permite dar cuenta del extraordinario avance experimentado por el conocimiento científico de tierras y mares y de la enorme extensión adquirida por el mundo conocido en el transcurso del siglo XVIII.

This entry was posted in Sin categoría. Bookmark the permalink.