CREENCIAS IRRACIONALES
“La historia del hombre que buscaba un martillo”
Un hombre quería colgar un cuadro de la pared de su casa, pero se dio cuenta de que le hacía falta un martillo y él no tenía ninguno. Entonces decidió pedírselo prestado a su vecino, cuya casa estaba a medio kilómetro de la suya.
Mientras iba de camino a casa del vecino, nuestro hombre comenzó a darle vueltas a la cabeza, preguntándose si su vecino le prestaría la herramienta. “¿Será tan amable de dejarme su martillo? ¿Me hará el favor?”… Pero empezó también a creer que, al ir a su casa, podía molestar a su vecino: “Seguro que mi vecino está durmiendo la siesta y le despierto al llamar”-se iba diciendo- “eso le molestará probablemente”… “así que saldrá de mala gana a abrirme la puerta”…”me gritará: ¡qué diablos quieres a estas horas!”, “bueno-se dijo el hombre- entonces yo le pediré: ¿puedes prestarme tu martillo para colgar un cuadro?”… “y mi vecino-continuaba pensando el hombre- me responderá con un ¡no! Rotundo, como venganza por haberlo despertado de la siesta”…”me gritará: ¡¿para esa tontería vienes a molestarme?! “.
Entre tanto pensamiento, nuestro hombre había llegado ya caminando hasta la puerta de su vecino. Llamó al timbre. Su vecino le abre y nuestro hombre, le dice:
Sin dejarle mediar palabra, le grita:
“¿Sabes que te digo? ¡qué os vayáis al infierno tú y tu maldito martillo!”
Al igual que gran parte de nuestro comportamiento es aprendido, nuestras maneras de pensar y de sentir también son aspectos que se aprenden. Por tanto, aquellas creencias o emociones que son negativas y que nos generan malestar podrían ser “desaprendidas”, modificadas o reemplazadas por otras más adecuadas.
Albert Ellis (1957) desarrolló la Teoría Racional Emotiva. Ellis defendía que las personas con problemas de conducta suelen tener creencias irracionales.
Las creencias irracionales son pensamientos ilógicos y no consistentes con la realidad (no se apoyan en la experiencia, distorsionan y exageran), inflexibles (son expresados en términos de necesidad o exigencias), producen emociones intensas y no sirven para conseguir metas y objetivos.
El objetivo fundamental de la Teoría Racional Emotiva consiste en enseñar habilidades a las personas para cambiar las creencias irracionales o poco ajustadas a la realidad por otras más racionales, lógicas o basadas en la realidad, de manera que les permita acercarse a conseguir metas y logros más importantes. Esto no quiere decir que desde esta perspectiva exista una realidad objetiva y clara, sino que lo racional o irracional se define en función de si ayuda o interfiere a la persona a conseguir las metas en función de las circunstancias de cada uno.
Este tipo de creencias están muy arraigadas, pues todos estamos habituados a pensar de una determinada manera que nos parece la correcta, ya que así hemos pensado durante mucho tiempo, sin plantearnos que otro tipo pensamientos pueden ser más adecuados y no generarnos malestar.
El “hombre que buscaba un martillo” realiza una “lectura del pensamiento”, que es la creencia irracional más habitual. Es una forma inadecuada de manejar la información que consiste en creer firmemente que la intención o el pensamiento de otra persona está relacionado con nosotros cuando puede que no lo esté o, en caso de estarlo, no tenga el matiz negativo que nosotros creemos.
¿Conoces tus creencias irracionales?
Realiza el Cuestionario de Creencias Irracionales de Albert Ellis.