Renacimiento Carolingio

Se conoce como Renacimiento Carolingio a un proceso cultural datado entre finales del siglo VIII y comienzos del siglo IX que se dio en los territorios ocupados por el Reino Franco, que más tarde se convertiría en el Imperio Carolingio. Normalmente se suele decir que este “renacimiento” comenzó a ser impulsado durante el reinado del propio Carlomagno con ayuda de figuras intelectuales tan destacables como la del famoso Alcuino de York, quién no ocultaba su intención de transformar al nuevo imperio en un digno sucesor de la Atenas Clásica y de la propia Roma Imperial. Sin embargo, algunos autores creen que este proceso de revitalización intelectual comenzó antes de que Carlomagno accediese al trono, concretamente durante el reinado de su padre, Pipino III El Breve, quién necesitaba dotar a su reino de una cultura más o menos sofisticada que le permitiese dominar, no solo militarmente sino también ideológicamente, a sus enemigos, los lombardos, quienes todavía practicaban el paganismo y desconocían la doctrina cristiana.

alcuino de york

Alcuíno de York, destacado

pedagogo durante la época de Carlomagno.

Si el término de “renacimiento” es adecuado o no para denominar a este proceso es algo que está sometido a constante debate historiográfico. Los que lo niegan argumentan que realmente los fines que tenían los francos eran exactamente iguales que los que había tenido la Iglesia desde su nacimiento, la mera conversión de los infieles a través de la predicación. Otros, sin embargo, destacan la búsqueda, transcripción y conservación de las obras de los autores romanos clásicos tales como Cicerón, Julio César, Ovidio, Virgilio, Horacio, Séneca… sin mencionar la enorme importancia que tuvo la creación de un nuevo tipo de letra, la minúscula carolina.

Es muy posible que ambas posturas tengan razón, ya que si bien la reforma educacional promovida por Carlomagno únicamente afectó al clero, pues buena parte de la nobleza, incluido el propio Carlomagno, siguió sin saber leer ni escribir, sí que hay que reconocer el fundamental papel que jugaron los monasterios a la hora de preservar los saberes antiguos, siendo muy posible que sin la labor de estos intelectuales el Renacimiento de los siglos XV y XVI no se hubiera podido producir.

Entre dichos intelectuales, junto a Alcuino de York, podemos mencionar a Teodulfo, Paulo Diácono, Juan Scoto Erígena o a Eginardo entre muchos otros.

Miguel Rico García

Piero della Francesca

Piero della Francesca fue un pintor Quattrocentista italiano nacido en 1406 y muerto en 1492. Al contrario que muchos de los grandes artistas de su época, no creó sus principales obras en Florencia, sino en ciudades apartadas de su ciudad natal, trabajando para la nobleza comarcal. Este “aislamiento” de las tendencias generales le llevó a desarrollar un estilo muy personal.

Piero della Francesca consideró la perspectiva científica como un elemento básico de la pintura, la cual era fundamental para crear espacios pictóricos, dar monumentalidad a las figuras etc. Es considerado uno de los primeros artistas en abandonar el estilo gótico para iniciar esta nueva época renacentista.

El tema de la flagelación era corriente en las secuencias temáticas de La Pasión, sin embargo es poco habitual encontrarlo representado de forma aislada, como es este caso. Es una obra compleja de interpretar pues Cristo se encuentra en un segundo plano mientras encontramos a tres personajes que desconocemos en primer plano. Estos tres personajes se han interpretado como una alegoría al arrepentimiento de judas .

La versión más aceptada considera que son un símbolo que representa la reunión de las personalidades italianas para tratar la amenaza turca que pesaba sobre la cristiandad en ese momento.

“La Flagelación”- Piero della Francesca

Omar Jiménez Pérez

Masaccio

Mejor conocido como Tommaso di ser Giovanni di Mone Cassai (Masaccio), fue un pintor cuatrocentista italiano (1401-1429). Murió joven aunque su obra tuvo una importancia capital en la historia de la pintura. Él introdujo en la pintura el lenguaje y el método renacentista que otros compañeros habían impuesto en la arquitectura y la escultura. Masaccio antepuso la simplicidad, la unidad y la representación en perspectiva a los detalles y la ornamentación. Avanzó en el camino hacia la “realidad” iniciado por Giotto (s.XIV).

De entre sus obras destacamos La Trinidad. Que es un fresco pintado sobre muro, con unas dimensiones de 6,67x 3,17m y localizado en la iglesia de Santa María Novella, en Florencia.

La temática de esta obra es poco frecuente puesto que representa en una sola escena las representaciones de la Santísima Trinidad, la muerte y la posterior descomposición. La escena, en concreto, representa el momento posterior a la muerte de Cristo, lo cual observamos en la posición decaída de Cristo, quien es acogido por Dios Padre para llevárselo con él.

“La Trinidad” – Masaccio

Omar Jiménez Pérez

El Profeta Habacuc

 

habacuc

(Mármol, 1427-36, Museo dell’Opera del Duomo, Florencia). Pensada como compañera del Profeta Jeremías para decorar el Campanile de la Catedral. Con un rostro lleno de fuerza destaca por la fragilidad de su anatomía, que adquiere cierto volumen gracias al manto que le cubre. A pesar de la fragilidad de sus músculos que dejan ver sus huesos, la mano aprieta con fuerza el cinturón lo que resalta un gesto ligeramente violento. Zuccone es una palabra italiana cuya traducción literal es burro, y su rostro muestra una rudeza propia de este animal, con el cráneo rasurado, los labios prominentes y el mentón acusado; aunque Donatello realizó el retrato de un personaje de Florencia llamado Barduccio y al que el pueblo llamaba Zuccone, que quiere decir también calabacín, por su cráneo alargado y calvo.

Milena Muriel Lozano

El Condottiero Gattamelata

 

gattamelata

(Bronce, 1447-1450, Plaza del Santo, Padua). Esta escultura ecuestre sobre podium decorado con motivos clásicos se encuentra frente a la fachada principal de la Basílica de San Antonio en Padua. Donatello se inspiró en la estatua ecuestre de Marco Aurelio de Roma. Se convertirá en el prototipo de las esculturas ecuestres del Renacimiento que al mismo tiempo son retratos. Vasari alabó su maestría en la ejecución de las proporciones.

se trata de un guerrero victorioso, un héroe tal y como se refleja en la literatura renacentista. Pero también destaca el trabajo realizado en el animal, el caballo va ganando conforme se le rodea, gira su cabeza ligeramente hacia la izquierda marcando mucho el cuello. El animal va marcando el paso, por lo que el artista tiene que buscar un punto de apoyo artificial para conseguir el equilibrio dado el enorme tamaño de la escultura y para que no se venciera hacia la izquierda. Inspirará a otros artistas como Il Verrochio. El rostro del Condottiero es todo un ejemplo de análisis psicológico, enérgico, fuerte, poderoso, aunque muestra cierta rigidez.

Milena Muriel Lozano

Cantoría de la Catedral de Florencia.

 

cantoria

(Mármol, 1431-1438, Museo dell’Opera del Duomo, Florencia). Se trata del púlpito para el órgano encargado en 1431 a Luca della Robbia que por entonces era un desconocido, y que se situó originalmente sobre la puerta de la Sacristía Norte de la Catedral también conocida como Puerta Nueva, justo enfrente de la realizada por Donatello situada sobre la puerta de la Sacristía Sur, ambas fueron desmontadas en 1688 siendo sustituidas por un púlpito que celebraba la boda de Fernando de Medici con Violante Beatriz de Baviera. Una vez desmantelada la reconstrucción de la cantoría de della Robbia fue un problema.

 Representa en imágenes el Salmo 150 de David “Laudate Dominum”, que aparece escrito en letras romanas en las tres fascias del púlpito. Las figuras en alto-medio-bajo-relieve representan niños y niñas cantando y bailando junto con amorcillos (putti).

La parte superior de la Cantoría se asemeja a los diseños de los sarcófagos romanos, compartimentando las escenas en molduras rectangulares que se separan mediante dobles pilastras con capiteles compuestos. Se trata de cuatro molduras frontales y otras dos laterales, una en cada lateral del cuerpo superior. El conjunto queda enmarcado por las palabras del “Laudate Dominum”.

El cuerpo superior sobresale apoyado en ménsulas clásicas con decoración vegetal que a su vez sirven de separación a otras cuatro molduras situadas en un plano más profundo.

Milena Muriel Lozano

La Tumba de Ilaria del Carretto

tumba

(Mármol, 1406-1413, Catedral de San Martino, Lucca). Esta obra pertenece al artista Jacopo Della Quercia, mantiene formas que son herencia del Gótico en la posición de la figura sobre el lecho, el hieratismo y el reflejo de la figura dormida. Se trata de la segunda esposa de Paolo Guinigi fallecida, tirano de Lucca que se dedicaba al comercio, y que murió a los 26 años tras dar a luz a su segundo hijo en 1505. Los enfrentamientos locales hicieron que el conjunto original fuera destruido en 1430 llegándonos solo lo que vemos, y su ubicación ha cambiado en varias ocasiones. La vestimenta de la mujer es de clara influencia Borgoñona y francesa, lo que nos indica que eran los lugares con los que había relaciones comerciales. A los pies de la mujer un perro la mira con cariño, se trata del símbolo de la fidelidad. El abdomen hinchado de Ilaria nos indica la causa de su muerte y su abundante pecho cae ligeramente hacia los lados de forma muy natural.

Milena Muriel Lozano

San Juan Bautista.

 

ghibertiSan Juan Bautista (Bronce, 1412-1418, Ors San Michele, Florencia). Se trata de la primera obra que realiza Lorenzo Ghiberti para el gremio de artistas. En el Trecento cada gremio se le había asignado la tarea de llenar un nicho del edificio con una representación de su santo patrono. Sólo un pocos gremios habían cumplido a principios del siglo XV, obligando al ayuntamiento de la ciudad a establecer un plazo de diez años para estas obligaciones en 1406, lo que precipitó una serie de encargos, entre ellos este realizado a Ghiberti. Aquí vemos la imagen tal y como se encontraba antes de ser trasladada al museo en el interior. La realizó en un solo bloque, lo que supuso un gran riesgo para él ya que el tamaño es de 254 cm. En esta obra Ghiberti se muestra más como un seguidor del estilo internacional propio del Gótico, la figura frontal y casi inexpresiva, pero el tratamiento de ropajes y cabello ya nos indican una tendencia hacia el naturalismo y realismo propias del Renacimiento.

Milena Muriel Lozano