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Urbanismo

El urbanismo fue otro de los pilares arquitectónicos sobre el que se teorizó y se realizaron avances durante el Quattrocento. Italia era una península llena de urbes, el propio movimiento del Quattrocento no se podría entender en otro contexto que no fuera el urbano. En este contexto, donde las ciudades eran el alma y el motor de la sociedad italiana, es fácil entender porque renació con fuerza el urbanismo, que buscaba nuevas formas de organizar la ciudad desde los ideales del movimiento, es decir, combinando lo estético con lo funcional.

Alberti, como referente teórico del Quattrocento, fue uno de los impulsores del nuevo urbanismo. Concebía la ciudad como un ente con carácter regular y unitario, construida a base de calles principales articuladas alrededor de plazas portificadas, siguiendo el modelo de los foros romanos. Alberti toma como referente la obra de Viturbio con su proyección de ciudad circular proponiendo calles ligeramente curvas para las ciudades pequeñas (pues darían un efecto de amplitud a la población) y defendiendo las calles rectas para las ciudades grandes. La ciudad amurallada de Alberti estaría separada por zonas, siendo el centro de la ciudad el destinado a la actividad comercial, así pues, las tiendas se situarían alrededor del foro. La ciudad estaría separada en barrios que corresponderían con los diferentes estamentos sociales. Alberti también atiende a temas como la higiene, el abastecimiento del agua y las comunicaciones con el entorno. Parte de la filosofía urbanística desarrollada por Alberti fue llevada a cabo por Bernando Rossellino e el proyecto urbano de la ciudad de Pienza, en la Toscana.

Plaza de Pienza
Plaza de Pienza

Antonio Averlino desarrolló un prototipo de ciudad ideal que llamó Sforzinda en honor a Francesco Sforza, su mecenas. Proponía una ciudad cuya planta era una combinación de dos figuras geométricas, el circulo y el cuadrado. Un circulo amurallado envuelve una planta estrellada, combinación de dos cuadrados rotados. La arquitectura que proyecta se basa en unos extravagantes edificios que combinan paramentos lisos con zonas profusamente decoradas. Encontramos como referencia una plaza con catedral y palacio que sirven como elemento cívico sobre el que se articula el resto del entramado urbano, otra serie de plazas secundarias en torno a la principal se dedicarían al comercio. Las calles que acabarían en torres irían rcados especializados. El resto de plazas están dedicadas a un edificio representativa Iglesias mientra que las que se dirigiesen a las puertas estarían secundadas por meo, como el hospital, la prisión o el teatro. Filarete pretendía construir así una ciudad basada en la geometría que estuviese hecha a la medida del hombre

Plano de Sforzinda
Plano de Sforzinda

Josep Giner López

Leon Battista Alberti (Génova, 1404- Roma,1447)

alberti_leonAlberti es el principal representante del humanismo del Quattrocento, no era arquitecto de profesión, sino que desempeñó un papel de consejero, que se limitaba a trazar líneas generales y a dar instrucciones sobre ciertos detalles, impregnando a cada obra con su sello.

Alberti fue un hombre de amplísima y polifacética cultura que supo dotar a las artes plásticas de dignidad y categoría mediante las teorías que elaboró. En su obra reúne una doctrina de principios estéticos y reglas prácticas para la creación artística que forman el compendio teórico más importante del Quattrocento.

Proyectó nuevas fachadas a modo de templos clásicos proporcionando una nueva imagen de la ciudad, contribuyó al desarrollo de la perspectiva, de la proporción matemática, de las policromías en las fachadas y de la recurrencia a los órdenes clásicos.

Leon Battista Alberti nació en Genova el 18 de febrero de 1404, descendiente de una antigua familia patricia florentina que había sido desterrada se benefició de una excelente educación tanto en las artes como en las ciencias. A lo largo de su vida viajó por toda Italia y supervisó grandes proyectos como la restauración de Roma (1447-1455) , la reconstrucción de San Pedro y otros más pequeños en los distintos estados italianos.
Alberti concibe la arquitectura como una armonía entre las partes y el todo, un equilibrio manifestado en la simetría. Al no existir ningún modelo perfecto en la naturaleza, la proyección arquitectónica debe partir de premisas antropogénicas, es decir, la medida del hombre debe generar la de los edificios (proporción áurea). Todas estas ideas cristalizan en su obra De re aedificatoria (1450) y en sus proyectos arquitectónicos.

Sus obras más representativas son el Palacio Rucellai de Florencia, concebido como un palacio urbano y organizado a base de pilastras adosadas con superposición de ordenes inspirado en el Coliseo; La Iglesia de San Andrés de Mantua, donde proyecta una iglesia de cruz latina en la que destaca la bóveda de cañón casetonada y el gran arco del triunfo de su fachada; y sobretodo la fachada de Santa María de Novella en Florencia, cuyas formas geométricas se entremezclan con elementos clásicos como pilastras, entablamientos y frontón, evocando un templo tetrástilo en su parte superior unido a la inferior mediante sus característicos aletones, toda ella cubierta de mármoles de colores al estilo palacete romano.

Palacio Rucellai
Palacio Rucellai
Iglesia de San Andrés de Mantua
Iglesia de San Andrés de Mantua
Santa María de Novella
Santa María de Novella

Su extensa obra y su influencia convierten a Alberti en uno de los autores más importantes del Quattrocento

Josep Giner López

Cúpula de Santa María dei Fiore. Brunelleschi (1418-1464) Florencia

La cúpula de la catedral de Florencia fue la realización perfecta de una idea completamente medieval, pero inspirada en el espíritu y el legado de la antigüedad. Para el arte y la ciencia arquitectónica supone la culminación del espíritu del Quattrocento al condensar lo estético con lo técnico. El propio Alberti dijo de ella que era el primer gran logro del arte nuevo y que igualaba, e incluso superaba, los de la antigüedad.

Todo empezó en 1418 cuando Brunelleschi (junto a Ghiberti, aunque se desmarcó pronto del proyecto) ganó el concurso que adjudicaba la construcción de la cúpula que coronaría la Catedral de Santa María de Fiore. Brunelleschi proyectó una gran cúpula de 40 metros de diámetro y 56 de altura hasta la base de la linterna, una construcción que entrañaba numerosos problemas prácticos.

Para que la estructura pudiera mantenerse en pie Brunelleschi se basó en un sistema de doble cúpula con todo un entramado de contrafuertes entre ambas. La cúpula se apoya en un tambor octogonal con óculos que contrarrestan las fuerzas y con un sistema de descargas que descansan en ábsides y absidiolos.

Doble cúpula

El avance técnico que supuso su construcción, mediante un complejo sistema de andamios suspendidos y dispositivos de elevación para transportar los materiales, consiguió superar las grandes problemáticas que habían frenado a la arquitectura hasta entonces. Hizo una simplificación de los medios de soporte que reducía el peso de la mampostería, ingenió un complicado aparejo de ladrillo en espina de pez para dar firmeza a la construcción y sustituyó las inadecuadas cadenas de cable horizontales por aristas de piedra cuidadosamente calculadas, culminando en un sistema que se autosustentaba.

Para los elementos decorativos se emplearon materiales de doble colorido (blanco y rojo) en piedra, mármol y ladrillo. La cúpula se coronó con una linterna octogonal que constaba de ocho arbotantes y otras tantas ventanas arqueadas, ideada por Brunelleschi pero finalizada por Michelozzo en 1461.

Su construcción se realizó desde 1420 hasta 1436 marcando época al ser la primera cúpula octogonal de la historia que se construyó sin un soporte de madera y siendo la mayor cúpula construida hasta el momento. Toda una obra maestra del Quattrocento.
Otras grandes obras de Brunelleschi son la Iglesia del Santo Espíritu, la iglesia de San Lorenzo y la Capilla de Andrea Pazzi, todas ellas en Florencia.

Catedral 2

Josep Giner López