El urbanismo en el reino nazarí de Granada hay que encuadrarlo dentro del marco general del urbanismo musulmán. Las ciudades nazaríes poseían fuertes murallas, sobre todo las fronterizas, ya que las nuevas técnicas de la guerra ponían a prueba su solidez, en particular por el empleo de la artillería.
Las murallas se abrían al espacio circundante en lugares estratégicos a través de puertas. De esta forma campo y ciudad quedaban unidos. El lugar de verdadero intercambio entre el campo y la ciudad se encontraba en los zocos instalados en estos espacios. Los productos allí vendidos procedían, esencialmente , de las tierras circundantes a la ciudad, junto con algunos artículos elaborados en la ciudad. Por otra parte, los productos de la ciudad llegaban sin problemas a los asentamientos campesinos más lejanos e inaccesibles. En numerosas ocasiones se creaban nuevos núcleos habitados extramuros próximos a estas puertas, y que que una vez consolidados se volvían a cerrar con nuevas murallas. En ocasiones zocos y mercados periódicos aparecen entorno a estos accesos ( los impuestos dentro de las ciudades siempre son más elevados y con seguridad la población inmigrante preferiría instalarse o vender sus productos en estos lugares, por razones simplemente económicas ) Las ciudades documentan, en general, una ampliación notable en época nazarí, claramente producida por la inmigración desde áreas recientemente comquistadas por los castellanos y la represión posterior, en particular las represiones posteriores a las revueltas mudéjares de Andalucia en 1264; aunque hay autores que consideran que el auge de esta inmigración no justifica del todo el aumento del perímetro urbano. Está constatado que el arrabal granadino del Albaìcín se expandió como resultado de la inmigración.