Ser universidad será más difícil

En El Gobierno retirará la categoría de universidad a los centros que no cumplan unos mínimos de investigación y docencia:

El Gobierno va a endurecer los requisitos para crear –y mantener– universidades. Aunque la norma que ultima el Ministerio de Universidades que dirige Manuel Castells aplicará a todos los centros, el foco se pone en que los campus privados tengan “más calidad”, tal y como ha declarado el ministro en reiteradas ocasiones, y para ello les obligará a dedicar más recursos a la docencia universitaria más básica (los estudios de grado) frente a los posgrados o la formación continua, a realizar una oferta académica variada y a dedicar una parte de su presupuesto a la investigación. Los centros tendrán cinco años para cumplir unos requisitos mínimos si son de nuevo cuño o para adaptarse a ellos si ya existen. En caso de no cumplir, no serán acreditados o perderán el permiso para ejercer, según figura en un Real Decreto (RD) que ha elaborado el Ministerio de Universidades.

El nuevo texto legislativo, al que ha tenido acceso elDiario.es, sustituirá al que está actualmente en vigor, aprobado en 2015 por José Ignacio Wert como ministro de Educación (entonces ambas carteras estaban juntas), que era más laxo con los criterios y que provocaba las críticas de los rectores de la universidad pública porque permitía la creación de centros de dudosa calidad y muy centrados en captar alumnos (la investigación difícilmente retorna la inversión), según su entender. La nueva normativa llega justo cuando Madrid acaba de aprobar un nuevo centro privado contra el criterio del Consejo de Universidades de la región –lo mismo que sucedió cuando el anterior presidente, Ángel Garrido, aprobó los últimos tres centros– y ya tiene el doble de universidades de iniciativa particular (12) que públicas (6). Galicia también está a punto de validar su primera universidad privada. En España habrá, cuando estas dos sean una realidad, 39 centros privados por 50 públicos.

Cambios en el modelo de carrera académica en la universidad española

En Universidades planea un vuelco en los campus: pondrá coto a los falsos asociados y habrá catedráticos no funcionarios:

El Ministerio de Universidades planea dar un gran vuelco en la organización de los campus públicos. Los aspirantes a un puesto fijo de profesor tendrán una vía alternativa a la de funcionario, la del contrato laboral indefinido, si sale adelante la propuesta plasmada en un borrador de Estatuto del Personal Docente e Investigador (PDI) redactada por el ministerio y a la que ha tenido acceso EL PAÍS. El proyecto, que requiere la reforma de la ley de Universidades, crea las figuras de profesor titular y catedrático contratado con las mismas condiciones y requisitos de entrada que sus homólogos funcionarios, consolidando y fortaleciendo una doble vía de acceso laboral a la Universidad sobre la que se lleva largo tiempo discutiendo. Ya la propuso, sin éxito, hace algo más de un lustro el comité de expertos del ministro de Educación del PP José Ignacio Wert, y los campus públicos de Cataluña y el País Vasco llevan años experimentando con esta vía de acceso no funcionarial.

Cada vez más universidad privada

En La universidad privada se hace cada vez más hueco en la educación superior española:

Los datos del Ministerio de Universidades revelan que el número de personas matriculadas en instituciones privadas para estudios de grado ha aumentado en un 22% con respecto al curso 2015-2016, un crecimiento mucho más acusado en el caso de másteres. Expertos y estudiantes alertan de las desigualdades sociales que genera una mayor presencia de la universidad privada.

 

Si no nos preparamos, es que somos tontos de remate

Muy buena la entrevista realizada a Albert Sangrà que podemos leer en Albert Sangrà: “La mayor angustia de alumnos, familias y docentes es que desconocíamos lo que se nos venía encima”.

Algunos extractos:

Si nos encontramos en una situación en la que nos dicen que mañana no se puede ir a clase, tengo que tener una solución preparada, y si no puedo ir a la escuela, a lo mejor no es híbrida. Es necesario desarrollar una buena solución online, no un parche, como hemos intentado poner hasta ahora, con muy buena voluntad. Claro que tendríamos que dar un enorme reconocimiento a todos los profesores y profesoras, y a los directores y directoras de centros, que durante ese periodo han hecho lo posible (y más) para dar servicio a todos los alumnos y alumnas; pero eso no significa que fuera lo mejor: es lo que era posible y viable en esos momentos y condiciones.

Ahora es diferente, porque lo podemos ver venir. Por eso, si no nos preparamos para otra eventualidad semejante, es que somos tontos de remate. Hay que hablar de cómo tiene que ser una educación online de calidad, que nos permita alcanzar resultados parejos e incluso superiores a lo presencial.

[…]

Hay quien piensa que la docencia en línea requiere menos trabajo, pero es justo al revés. Y si alguien tiene que gestionar a la vez un entorno virtual y presencial, su carga de trabajo va a ser muy alta.

[…]

Las familias y la sociedad a veces no se dan cuenta del tiempo que implica trabajar como docente; no es solo las horas físicas delante de los alumnos, sino todas aquellas de programación para que luego todo funcione como es debido. En un entorno online, eso es todavía más exigente y necesario.

La inversión en I+D en España

Muy interesante todo lo que se explica en Cómo España olvidó a sus científicos:

España volvió a recordar a sus científicos cuando golpeó la pandemia. Olvidados durante años, ahora se han convertido en los héroes que tienen en sus manos sacarnos de la calamidad.

Aprovechando esta ventana de atención pública, los investigadores han convocado una protesta en las redes sociales bajo el hashtag #SinCienciaNoHayFuturo, para denunciar la bajísima inversión en Ciencia en nuestro país.

El negocio de los rankings internacionales de universidades

En El negocio de los rankings internacionales: así se forran gracias a la guerra entre universidades (El Mundo, 2/10/2019):

Los principales escalafones mundiales del sector financian su actividad cobrando por servicios de consultoría a los mismos centros académicos a los que después juzgan y evalúan.

[…]

Y es precisamente este tipo de productos, en los que también incurre THE (“ofrecemos estos servicios desde nuestra oficina de Hong Kong”, admite Baty) el que ha despertado recelos en las universidades españolas, porque interpretan que al ofrecerlos, los responsables de los principales rankings internacionales están actuando la vez como juez y parte, lo que consideran éticamente objetable.

Por expresarlo con una metáfora: ¿se entendería que la Guía Michelin cobrara a restaurantes de todo el mundo por asesorarles sobre cómo deben ser sus baños o cómo deben emplatar para conseguir una de sus reputadas estrellas? Y lo cierto es que QS, por ejemplo, también concede estrellas (QS Stars) a las universidades que compran sus consejos. Estrellas que después pueden lucir en su publicidad y documentación institucional como si fueran medallas en la solapa…

“DELEZNABLE”
“Es deleznable que el mismo que te juzga te venda servicios de consultoría para mejorar posiciones en su ranking”, afirma con contundencia Docampo, que se muestra partidario de utilizar la información estadística y reputacional que proporcionan estas empresas, pero denuncia las perversiones que está generando en los campus toda este mercadeo de reputaciones. “Algunos rectores compran la mejora de posiciones en los rankings como forma de defender y destacar los resultados de su gestión ante los claustros, pero no se dan cuenta de que en realidad le están haciendo un flaco favor a su universidad”, sostiene.

La universidad asfixiada gracias a la burocracia

En Así asfixia la burocracia a la Universidad española (El Mundo, 16/10/2019):

Papeles para todo. En la Universidad se ha impuesto la cultura del «todo por escrito», aunque en formato virtual. Y todo es mucho. El día a día de un profesor se ha convertido en una pesada carrera de trámites burocráticos, un auténtico ladrón de guante blanco que se lleva un preciado tiempo que debería dedicarse a la docencia y la investigación. Pero lo uno es condición necesaria para lo otro. Y así se asume con resignación la carga de introducir, hasta para las cosas más ínfimas, un sinfín de datos, formularios y documentos en una constelación de aplicaciones y programas informáticos, cada uno de ellos con sus propias exigencias, formatos, contraseñas y, en ocasiones, fallos de funcionamiento: los sistemas se cuelgan, faltan archivos o no se puede acceder a ellos.

Introducir los datos del proyecto docente, con su lista de competencias para información del alumno y operaciones que hay que repetir por cada grupo teórico; los horarios de los exámenes, detallados programas de prácticas, justificación de los gastos en proyectos de investigación, en los que a veces no basta con la factura y se tiene que explicar por escrito la finalidad de las compras. Órdenes de pago con sus correspondientes copias, liquidaciones de dietas con sus impresos y modelos, memorias justificativas; impresos para realizar estancias en centros extranjeros, comisiones de servicios, solicitudes de licencia de estudios, rellenar encuestas sobre el funcionamiento de los servicios universitarios, actualización de artículos y participación en congresos, certificados de impartición de conferencias y seminarios, introducción de datos del CV en diferentes formatos, ya sean para la Aneca (Agencia Nacional de Evaluación de la Calidad y Acreditación), para la solicitud de sexenios, los complementos autonómicos, la habilitación, modelos en inglés, cartas y más cartas… Todo esto y mucho más compone el agotador suma y sigue en el día a día del universitario.