La supervivencia de Cabeza de Vaca y sus compañeros en muchas ocasiones se ha relacionado con la diplomacia, pues se ha derivado de sus escritos, que respetaba con delicadeza las tradiciones de los pueblos nativos con los que convivían. En una tierra rica en alimentos, donde muchos de sus compatriotas del Viejo Mundo, sin embargo, ya habían muerto de hambre, Cabeza de Vaca parece haber aprendido rápidamente, aunque no de una forma divertida, a respetar a los pueblos para la obtención de alimentos.
Sin embargo, de vez en cuando subsistían con las arañas, huevos de hormigas, gusanos, lagartos, salamandras, madera, huesos de tierra, la tierra y estiércol de venado. De ellos, Cabeza de Vaca escribió: “Creo sinceramente que si en aquella tierra hay rocas, que se las comerian”
Los relatos de los sobrevivientes están llenos de declaraciones acerca del frío y hambre, al borde de la inanición, pasando días sin comer nada en absoluto. Se quejaban amargamente de ser maltratado por muchos de los grupos en cuya custodia estuvieron. El hecho mismo, sin embargo, que los cuatro hombres no sólo sobrevivieron sino que prosperaron de vez en pistas de tiempo que algo de lo que informó se debe leer como figuras del lenguaje en lugar de tomar literalmente