Burgos – Renacimiento en la Catedral

La catedral de Burgos, un templo gótico que se terminó en el último tercio del siglo XV, produjo en el siglo XVI una intensa actividad artística, debido a la construcción o reconstrucción de diferentes partes de la misma. Así, la dicotomía entre gótico y  renacimiento se hace patente en este templo en muchas de sus partes.

Interior del cimborrio de la catedral de Burgos
Interior del cimborrio de la catedral de Burgos

Una de ellas es el cimborrio que cubre el crucero, obra de Juan de Vallejo bajo diseño de Felipe Bigarny que se terminó en 1568, y que vino a sustituir el cimborrio original, hundido en 1539. Se trata de un dispositivo octogonal de gran altura, dividido en dos pisos por balaustradas de apariencia clásica, y con grandes flechas y pináculos al exterior. Su interior aparece profusamente decorado con motivos propios del plateresco y se cubre con una bóveda estrellada calada, de modo que la luz inunda el espacio, que los días soleados parece abrirse de manera celestial. En todo el dispositivo se conjugan las soluciones del gótico burgalés con el decorativismo plateresco, lo que en este caso constituye una deliberada opción manierista, como una oposición al clasicismo cada vez más pujante.

Algo similar ocurre con la portada de la Pellejería, obra de Francisco de Colonia, anterior al mencionado cimborrio. En ella, los órdenes clásicos se aplican sin ningún criterio proporcional para articular una distribución retablística gótica.

Relieves del trasaltar de la catedral de Burgos
Relieves del trasaltar de la catedral de Burgos

En cuanto a los relieves del trasaltar, obra de Felipe Bigarny, en ellos dicho escultor hace al espectador partícipe del doble camino estilístico en que se encuentra. La expresividad y composición son góticas; no obstante, se introducen elementos decorativos renacentistas y alegorías de ascendencia pagana. Con similar estética actúa este escultor con sus relieves para la sillería del coro de la catedral.

Por último, centraremos nuestra atención en la magnífica escalera dorada, obra de Diego de Siloé para salvar la diferente altura entre la puerta de la Coronería y el interior de la catedral. Se trata de la primera obra de Siloé en España, en la que demuestra todo su genio creativo y su capacidad para la resolución de problemas arquitectónicos, creando una proporcionada, rotunda y airosa estructura monumental de ascendencia bramantina y profusa decoración plateresca.

Escalera dorada de la catedral de Burgos, de Diego de Siloé
Escalera dorada de la catedral de Burgos, de Diego de Siloé

Para comprender mejor lo descrito, os recomiendo ver este vídeo de ArteHistoria:

http://youtu.be/v4sV1y-Z2QI

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