Contexto Histórico

La palabra Renacimiento (Rinascimento en italiano) tiene un significado explícito, que representa el renovado interés del período en la cultura de la antigüedad clásica. El renacimiento italiano es conocido por sus logros culturales, esto incluye creaciones literarias con escritores como Petrarca, Castiglione, y Maquiavelo, obras de arte de Miguel Ángel y Leonardo da Vinci, y grandes obras de arquitectura, como la Iglesia de Santa María del Fiore en Florencia y la Basílica de San Pedro en Roma

 Si Florencia había sido la ciudad del Quattrocento italiano, Roma será la del Cinquecento; a lo largo del s. XVI la capital artística de Italia va a trasladarse de Florencia a Roma, principalmente por la influencia del Papado, el cual se convertirá en gran protector de los artistas y contratante de obras artísticas. En este momento se produce un enorme desarrollo del espíritu religioso, por lo que el Cinquecento tendrá que adaptarse a esto, la mayoría de las obras serán encargos destinados a la decoración de edificios religiosos.

El Cinquecento se diferencia del Quattrocento en su preferencia por el efecto de masas y por la monumentalidad de sus líneas constructivas, abandonando las ricas decoraciones del siglo anterior.

Políticamente fue un periodo de constantes luchas por el poder, cambios dinásticos, guerras e invasiones extranjeras. Las Guerras de Italia desgastaron enormemente al territorio Italiano, el cual era disputa entre grandes potencias extranjeras, Francia y España. Un pacto en Granada en 1500 había repartido el Reino de Nápoles entre Francia y España. El país fue fácilmente ocupado en la Guerra de Nápoles (1501-1504) tras el desgaste acusado durante la primera guerra. Sin embargo, discrepancias posteriores desembocaron en una guerra en la que Gonzalo Fernández de Córdoba expulsó del país a los franceses en 1504 tras vencerles en batallas como Seminara y Ceriñola. Y posteriormente con el Tratado de Lyon, Nápoles se uniría ya definitivamente en la Corona de Aragón.

Años más tarde las guerras se seguían sucediendo, Francisco I se convirtió en rey de Francia y Carlos I en rey de España. Ambos, se enfrentaron por el título de emperador, desembocando en la Guerra Italiana de 1521-1526. Esta guerra acabó por colocar a España como principal potencia en la Península Itálica.

Este control de Italia por una potencia extranjera fue al mismo tiempo una fuente de arte y cultura y un foco para los sentimientos antiespañoles. Los intercambios culturales fueron bidireccionales: la culta Italia, depositaria de los tesoros de la Antigüedad Clásica era un lugar de aprendizaje para los artistas del naciente Siglo de Oro español. Artistas de la talla del pintor Diego Velázquez o los escritores Francisco de Quevedo y Miguel de Cervantes peregrinaron en sus comienzos a Italia a aprender de los artistas del Renacimiento Italiano. Otros muchos, como Lopez de Vega muestran en su obra la huella del arte renacentista italiano.

Bibliografía:

  • FLORISTÁN, Alfredo. “Historia Moderna Universal”. Ariel, 2002. ISBN: 9788434466661
  • NAVARRO, Francés. “Historia del arte”. Salvat, 2005. ISBN: 8434512432
  • ROWE, Colin. “La arquitectura del siglo XVI en Italia : artistas, mecenas y ciudades”. Reverté, 2013. ISBN: 9788429121230

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos necesarios están marcados *