Quién es Concha Alós

A decir verdad, el título de esta entrada tiene truco porque estas notas preliminares no pueden abarcar la enjundia de una escritora de la talla de Concha Alós (1922-2011). Para responder a la pregunta de quién es Concha Alós tenemos todo un blog por delante en fase de construcción y esta entrada no es más que el primer ladrillo. Una vez puestas las medidas sobre el plano, comenzaré alegando que Concha Alós es una escritora encomiable (para nada se nota que me apasiona). Su prosa se caracteriza principalmente por su osadía.

Nuestra novelista, guionista, cuentista y colaboradora asidua en periódicos nació un 24 de mayo de 1922 en Valencia. No sabemos si ese 24 de mayo llovía o lucía un sol espléndido propio del Mediterráneo. Quitando detalles meteorológicos que no vienen al caso, se puede afirmar que Concha Alós es una escritora levantina, pues, a los pocos meses de vida, su familia se instaló en Castellón y allí creció hasta que la Guerra Civil los sacó de su hogar, huyendo con lo puesto hacia Lorca. Terminada la contienda, la familia Alós volvió a Castellón y, en lugar de su casa, encontraron un hueco liso como la palma de la mano (en otra entrada hablaré más de esto). Un tiempo después, ya casada con el poeta conquense Eliseo Feijóo, se trasladó a Mallorca, donde ejerció de maestra en Santa María y C’an Picafort. En esa etapa conocería a un jovencito llamado Baltasar Porcel con el que saldría de la isla para instalarse en Barcelona y allí se quedó hasta el final de sus días, un 31 de julio de 2011. Según un titular de Europapress, ese mes de julio fue atípicamente fresco desde 2002. No sé. A uno se le queda el cuerpo frío cuando se entera de que el final de una gran autora llega en una residencia para enfermos de Alzheimer. Concha Alós murió sin recordar quién era. Buena metáfora de situación.

No importa, querida Concha. Aquí estamos las alosianas para no olvidarte.

Nuestra novelista mediterránea escribió, fantaseó, pasó hambre y miserias, trabajó duro en la vendimia, vendió uva moscatel, hizo de niñera para subsistir en una pensión de mala muerte… me la imagino reclinada en su escritorio dejándose las yemas de los dedos sobre la máquina de escribir, quitándole horas al sueño. Aunque, creo que este tópico de la creación no fue exactamente así. En entrevistas afirmaba que a ella le gustaba escribir primero a mano por la tarde y a la mañana siguiente corregía y pasaba a limpio las cuartillas. Se obstinaba en recrear su sensibilidad, sus nudos, sus rotos y elevarlos al plano universal: «Todo, el mundo, la vida, mis sentimientos, poseían una intensidad rara que yo quería explicar, pero no sabía cómo ni a quién», le contó a Roberto Saladrigas para la revista catalana Destino (1972: 34). Pero vaya si supo.

Concha Alós comenzó a escribir desde niña. Primero un diario en clave al que le siguieron unas cartas a un profesor, Don Julio, que vivía en su misma calle y que nunca le envió:

Habitaba una inmensa planta baja con rejas de hierro a la calle, de las cuales se desprendía un concentrado olor a meada de gato. Y se veía una sala con libros, muchos libros. […] Aún lo veo, con su bombín, salir a la calle con una mujer despeinada y elegante que decían que estaba loca y que era su esposa. Tenían muchos gatos, muchos… (1972: 34).

Su primera narración larga tuvo como protagonistas a un fauno y a un ángel. Después escribió otra novela donde la acción ocurría en Dresde. Esto solo fue el calentamiento. En Mallorca inició sus colaboraciones en el diario donde trabajaba su marido y, además, mecanografió otras novelas y cuentos que probaron suerte en concursos literarios. Consiguió ser finalista del premio Ciudad de Palma en 1958 con Cuando la Luna cambia de color, novela aplaudida por Cela. Entre 1957 y 1959, además, fue finalista del premio de la revista mallorquina Lealtad con «El cerro del telégrafo» y también del prestigioso Sésamo con «El agosto», «La muerta» y «El ciego Sol».

Y desde aquí solo cabía despegar profesionalmente en el mundo literario. Lo consiguió ya afincada en Barcelona con Los enanos, ganadora del Planeta en 1962, pero que tuvo que ceder por un lío con los derechos de la editorial Plaza & Janés (prometo más detalles del tema en otra entrada). El embrollo se arregló sustituyendo el Planeta por el de Selecciones Lengua Española que otorgaba Plaza & Janés (la novela ha sido reeditada por La Navaja Suiza en 2021). Al año siguiente, publicó Los cien pájaros que gozó del éxito de la crítica. Aunque, el colofón vendría en 1964 cuando Concha Alós gana de nuevo el Planeta con su novela Las hogueras y, esta vez sí, nadie se lo quita (la obra fue reeditada en 2016 por Recalcitrantes). La escritora valenciana, castellonense, un poco lorquiana, mallorquina y barcelonesa se consagró con su segundo Planeta. Ella misma lo admite en entrevistas: el Planeta le abrió la puerta grande al mundo cultural. Se codeó con la flor y nata de la intelectualidad catalana del momento.

Entre la década de los 60 y 70, la máquina de escribir de Concha Alós hacía horas extra pues a esas tres novelas hay que sumarle dos más El caballo rojo de índole muy personal, donde relatará su huida y experiencia en Lorca (reeditada por La Navaja Suiza en 2022), y La madama, ambas novelas muy apegadas al contexto de los vencidos en una España insípida y gris. Estas narraciones tuvieron roces con la censura. Por supuesto, este tema lo tocaremos en próximas entradas. No seáis ansiosos. Decía que no solo escribió novelas en esta década prodigiosa, Concha Alós redactó numerosos artículos de prensa, sumando más de sesenta repartidos entre La Vanguardia, Diario Femenino, La Estafeta Literaria y Destino; añadiendo colaboraciones anteriores a los años 60 en medios locales mallorquines como Baleares, Hoja del lunes o Santanyí y otras colaboraciones esporádicas a lo largo de esta horquilla cronológica de los 60-70 localizadas por Noémi François en revistas como Zoo, Parques y jardines, Círculo de Lectores o Club femenino. También escribió guiones para televisión como El general, Juego de damas, Las máquinas de escribir, Frente al magnolio, Bajo el almendro, La segunda carta (una adaptación de Las hogueras), La caída (a partir de Los enanos) que fue emitida del 24 al 28 de junio de 1974 dirigida por Sergi Schaaff y con un reparto de nivel de la mano de Agustín González, Ana María Noe, Mercedes Barranco o Julieta Serrano; en 1983 volvió a retransmitirse en La 2 y todavía está disponible en RTVE.Play. En 1967 ganó el premio de guiones de Televisión Española con Yo soy un hombre libre, guion que tradujo para la televisión catalana y que pasó a llamarse El company de viatge [este dato sobre la traducción del guion está actualizado y corregido gracias a Noémie François que me aclaró este punto]:

Memòries de la tele. 9 de gener 2010, min. 20’51”

Esta etapa narrativa y efervescente se define por su tono reivindicativo muy próximo al realismo social que imperaba en el momento histórico y cultural del país. Concha Alós lo cuenta así a Ana María Moix en una entrevista:

Al empezar a escribir novela, ya profesionalmente, frené mi fantasía: el realismo social de la época, la moda literaria de entonces, me hizo pensar que ser así, y escribir así era una frivolidad; que lo que yo debía hacer era dar un testimonio. Creí que era mi deber (1974: 15).

Sin embargo, su colección de cuentos Rey de gatos. Narraciones antropófagas de 1972 (reeditada por La Navaja Suiza en 2019) marcaría un precedente en su modo de narrar: experimental, más íntimo, insólito, fantástico si me aprietas. Rey de gatos nació de las entrañas, de su dolor, de su desengaño amoroso cuando rompió su relación con Baltasar Porcel (sí, de esto también hablaré más adelante). Pero no vayáis a pensar que estos cuentos son el Bizarrap de los 70; estos cuentos desmontan el adentro del ser, deja en la intemperie a las conciencias, son una endoscopia al alma humana y, sobre todo, son un reclamo femenino, un aullido al deseo y a lo abyecto, como diría Noelia Adánez, un grito en la noche que dijo Paula Cabrera. Concha Alós supo extraer de la incertidumbre de su circunstancia sobrevenida una nueva forma de mirar, de representar. Su dolor le permitió desdoblarse, fragmentarse en muchos trozos de Concha que le brindaron una narrativa más simbólica, más arriesgada y más a tenor de los nuevos vientos de Transición que asomaban por el horizonte.

Y a partir de ahí, se abrió otra puerta grande, la puerta a la deconstrucción, a la desmitificación de una cultura anclada en la misoginia. Con ese objetivo iconoclasta nació Os habla Electra tres años después y vería su continuación temática con Argeo ha muerto, supongo (1982) y El asesino de los sueños en 1986, su última obra. Estas tres novelas forman una especie de tríptico colosal como un manifiesto contra el patriarcado y todo el legado que lo sostiene y legitima.

Por tanto, ante la pregunta de “quién es Concha Alós”, no me queda más que decir que Concha Alós fue una mujer con los propósitos de su vida muy claros y que peleó como una leona para llevarlos a término. A pesar de haber tenido un final indigno para cualquier ser humano, nos queda el consuelo de que su obra ha quedado ahí para la posteridad y es hora de ir sacándole brillo porque, aunque nuestra escritora levantina escribió en el siglo pasado, su narrativa tiene muchas cosas que contarnos todavía…

Bibliografía

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Ayora del Olmo, Amparo. (2016). Història i poètiques de la memòria: La violència política la representació del franquisme. V Trobada de la comissió de la veritat. La represión franquista en la narrativa de Concha Alós (págs. 319-332). San Vicente del Raspeig: Universidad de Alicante.

Ayora del Olmo, Amparo. (2018). Conxa Alós i les seues vivències de guerra a Castelló en les seues novel·les El caballo rojo i La madama. Congreso de La Batalla de Llevant. II Trobada d’investigadors de les Universitats i Representants d’Ajuntaments, grups, entitats i Associacions cíviques memorialístiques valencianes (págs. 1-25). Castellón de la Plana: Universidad Jaume I.

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Bernardini, Veronica. (2022). La narrativa de Concha Alós: un camino hacia un nuevo orden simbólico. Escrituras, memorias e identidades. Diálogos del presente, 61-82.

Cabrera Castro, Paula. (2020). Las mujeres también desean gritar a la noche su deseo y su furia: mujer y sexualidad en la narrativa de Concha Alós. En L. y. Cerullo, Incómodas: escritoras españolas en el franquismo (págs. 366-375). León: Eolas.

Fava, María Luisa. (1975). Concha Alós, escritora. En M. L. Fava, 50 mujeres de nuestro tiempo. Cómo y por qué han llegado a ser famosas (págs. 44-45). Barcelona: Diáfora.

Moix, Ana María. (24 de febrero de 1974). Concha Alós cambia de mundo. Tele/eXpres, pág. 15.

Montejo Gurruchaga, Lucía. (2004). La narrativa realista de Concha Alós. Anuario de estudios filológicos (27), 175-190.

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Saladrigas, Roberto. (1972). Monólogo con Concha Alós. Destino (1817), 34.

Seo, Eunhee. (2010). Concha Alós: una narrativa de denuncia y confesión. Madrid: Universidad Complutense.

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