Con el objetivo de estimular la promoción económica y social de la villa de Alicante, Fernando el Católico, otorgó el cobro del impuesto de la sisa, de las mercancías que entraban y salían por el puerto de Alicante, dret de mollatge, por tres dineros por libra de su valor. La cuarta parte de la recaudación debía destinarse a la obra de recaudación y mantenimiento del castillo, mientas que las tres cuartos restantes se destinaban a las armas requeridas para la defensa del puerto.
El 26 de julio del 1490, Fernando el Católico, le concedió a Alicante el rango de ciudad. En reconocimiento de muchos logros alcanzados en las áreas del comercio, la artesanía, la agricultura y la industria, al rango honorífico de la ciudad, con todos los cueros y franquicias, que conlleva título.
La villa de Alicante vio realizado su aspiración a convertirse en ciudad, como hace 53 años, su vecina Orihuela había visto realizado este sueño.
La conversión en ciudad fue un gran estímulo hacia conquistas de metas más ambiciosas.
AZUAR RUIZ, Rafael. Historia de la ciudad de Alicante, tomo II. Alicante, 1990, pp. 259-260.