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Administración

Pleito contra la jurisdicción señorial de la ciudad

Desde mediados del siglo XVIII se da en todo el territorio valenciano un fuerte impulso por parte de los habitantes de los distintos señoríos a la lucha para desprenderse de la jurisdicción del señor, recurriendo tanto a la vía judicial (pidiendo ser puestas bajo administración real) como a la rebelión armada. En el ducado de Gandía la opción seguida fue la vía judicial, como lo demuestran los numerosos documentos que existen sobre pleitos de los ciudadanos del señorío.

Sirva como ejemplo el pleito mantenido entre los habitantes de Catadau en el marquesado de Llombai (perteneciente a Gandía) desde el año 1740, y que fue fallado pocos años después a favor de los señores, imponiéndose embargos y confiscaciones para hacer frente a los pagos. Años después los vecinos volvieron a reabrir el pleito, y en 1808 consiguieron la aceptación como población de realengo.

Escudo de los Duques de Osuna, también Duques de Gandía.
Escudo de los Duques de Osuna, también Duques de Gandía.

Pero no sólo encontramos estos movimientos antiseñoriales en las partidas rurales, sino que en la misma ciudad a partir de 1786 vemos la formación de un grupo contrario al dominio absoluto del duque de Osuna (señor de Gandía desde 1771) en el gobierno municipal. Esta formación fue posible debido a la existencia de un cierto número de grandes terratenientes, que apenas mantenían obligaciones ante el señor, con la suficiente fuerza para oponersele.

En 1788 logran de la corona el permiso para la celebración de una votación entre todos los vecinos contribuyentes para plantear o no el pleito para retornar a la jurisdicción real (perdida en 1485), siendo derrotados los partidarios de este por amplia mayoría (319 no, 209 sí). En este punto hay que señalar que desde el ayuntamiento se llevaron a cabo presiones y amenazas de multas para los que apoyaran la facción “realista” frente a los intereses señoriales.

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Economía

Sistema de riego en Gandía

Ya hemos visto como el nacimiento del ducado de los Borja en Gandía llevo a una nueva ordenación en la producción de la caña de azúcar, donde era parte fundamental el sistema de regadío.

El origen de la red de regadío hay que buscarla en la dominación musulmana. Tras la conquista, y gracias al gran número de pobladores musulmanes que permanecieron allí, se mantuvo todo el sistema, adaptándose a la realidad feudal (de propiedad comunal a pleitos por la jurisdicción entre señoríos).

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Campo gandiense, con el sistema de regadío en primer plano.

Para el Quinientos tenemos escasas novedades, siendo la más destacada la firma en 1511 de la Concordia sobre el reparto del agua, que se convertirá en la base legal para todos los pleitos en torno a la cuestión del riego.

En el siglo XVII, a pesar de la pérdida de la mayoría de la mano de obra y la práctica desaparición del cultivo del azúcar, el cultivo de regadío se orientó a nuevos sectores como la morera para los gusanos de la seda o el arroz, no encontrando grandes cambios en cuanto a su estructura y ordenación.

El Siglo de las Luces trae un impulso claro en cuanto a la extensión de una agricultura intensiva orientada claramente hacia el comercio, por lo que se amplía la superficie  de regadío, y por tanto también aumentan los conflictos sobre su uso, aunque la base legal continuó siendo la Concordia de 1511.

 

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Política

Borja y Centelles

Como ya hemos comentado en la entrada dedicada a la caña del azúcar, en 1548 se produjo el matrimonio entre Carlos Borja de Gandía, y Magdalena Centelles de Oliva, con el objetivo de la unión entre ambos señoríos, que se había proyectado ya desde la creación del ducado en 1485. Sin embargo este matrimonio no significó la unión definitiva entre ambos señoríos, teniendo que esperar hasta 1594 para este hecho. Entre ambas fechas del siglo XVI tenemos un episodio habitual de enfrentamiento nobiliario.

Capilla del Palacio Ducal de los Borja.
Capilla del Palacio Ducal de los Borja.

Durante las negociaciones del matrimonio entre don Pedro (conde de Oliva, menor de edad) e Hipólita de Zúñiga (pupila de la duquesa viuda de Calabria) surge el conflicto; Gaspar de Centelles, aseguró a la parte de la novia en la negociación que no era necesario que los acuerdos contaran con el visto bueno de la madre de don Pedro. El duque de Gandía (representante de la condesa viuda) desautorizó tal afirmación, estando a punto de no llevarse a cabo el matrimonio. Gaspar envió una airada carta al duque, que respondió tras la firma de las capitulaciones matrimoniales enviando a un criado que apaleó a don Gaspar. El asunto terminó llegando a la corte, donde se dictó embargo para el ducado y que don Gaspar se retirara a las posesiones familiares en Italia. Además el asunto adquirió gran relevancia cuando Ignacio de Loyola intervino en favor del duque de Gandía (pues su padre el IV duque era uno de los miembros más destacados de la orden jesuita). Sin embargo el asesinato de Diego de Aragón pocos meses después hizo que este asunto quedara marginado en los asuntos de la corte.

El matrimonio entre don Pedro e Hipólita, germen del conflicto, fue bastante difícil debido a los problemas mentales del conde, que hizo refugiarse a su esposa en un monasterio de Xàtiva. En 1563 ambos murieron sin dejar un heredero, iniciándose el pleito por el condado de Oliva, que acabaron ganando los Borja, de acuero al testamento de Pedro y Magdalena, que dejaba a esta y sus sucesores como herederos del condado en caso de fallecimiento de su hermano sin hijos, uniendo definitivamente en 1594 ambos señoríos.

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Economía

Los gremios de Gandía en el siglo XVIII

Con el fortalecimiento de las ideas ilustradas en el reinado de Carlos III nos encontramos con los primeros intentos serios por acabar con la tradicional estructura gremial, que apenas había sufrido modificaciones desde los tiempos medievales, y se había convertido en un obstáculo para la creciente protoindustrialización que se estaba experimentando. Basta mencionar las críticas de Campomanes en su Discurso sobre el Fomento de la Industria Popular en 1774.

En el ducado de Gandía, donde el señor mantenía aún grandes privilegios, el trabajo agrícola continuaba siendo el mayoritario, siendo muy reducidos el número de artesanos, y por tanto la relevancia económico-social de los gremios, no encontrando hasta 1703 un reglamento de estos.

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Artesano del siglo XVIII.

Por la documentación enviada al Consejo de Castilla en 1777, conocemos que en la ciudad existían 19 agrupaciones gremiales, tres de ellas relacionadas con el sector de la seda (Gandía era una de las principales productoras de capullos de seda), y el resto a actividades relacionas con la vida diaria de la población (panaderos, carpinteros, carniceros…). Además no se podía abrir ningún negocio sin la previa autorización del señor, a lo que se añade la feroz defensa por parte de los maestros de no perder sus derechos y las escasas rentas que obtenían de su trabajo.

Con este panorama se comprende que, al contrario que en Cataluña o en Alcoy, donde existían gremios con importante presencia económica y social, en Gandía el paso del régimen feudal al capitalista no pudiera ser llevado a cabo por los propios gremios.

 

 

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Economía

Los Borja y la caña de azúcar

 Cuando los Borja adquieren el Ducado de Gandía se encuentran con uno de los principales territorios productores de azúcar de Europa, llevado por los musulmanes desde Oriente. El sistema de explotación de este producto consistía en que mientras que el señor otorgaba las tierras, los molinos para la elaboración del azúcar, y la mano de obra (moriscos sometidos a los abundantes privilegios del señor), un socio, generalmente un maestro azucarero de una ciudad italiana, aportaba una parte del capital y sobre todo su experiencia y conocimientos sobre la elaboración del azúcar.

Ingenio azucarero medieval.
Ingenio azucarero medieval.

 Este sistema cambió con la llegada de los Borja, que implantaron un modelo de producción basado en la gran explotación, para lo cual tuvieron que en primer lugar comprar las tierras a los arruinados pequeños señores (tarea no muy difícil para la poderosa familia), para a continuación llevar a cabo una división y racionalización del trabajo de acuerdo a la demanda, no hay que olvidar que el azúcar era un producto fundamentalmente para la exportación.

También se llegó a establecer una porción mínima de tierra que se debía destinar a la producción de la caña, se crearon centros comarcales para la producción de la cerámica necesaria en el proceso de elaboración (Vilallonga y Potríes), e incluso todo un sistema de aprovisionamiento de madera desde los bosques de los valles de Ayora y Cofrentes (también posesiones borgianas).

El azúcar, ingrediente básico en la repostería.
El azúcar, ingrediente básico en la repostería.

El llamado “ducado del azúcar” alcanzó su cénit en 1548 con el matrimonio entre Carlos (el futuro quinto Duque de Gandía) y Magdalena Centelles, heredera del ducado de Oliva (el otro gran ducado azucarero en el reino de Valencia).Su decadencia la encontramos en 1609, cuando con la expulsión de los moriscos los señores de Gandía perdieron la mayor parte de la mano de obra disponible para la producción, además de la competencia de las enormes producciones en América que le habían arrebatado gran parte de su mercado.

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Cultura

Monasterio de San Jerónimo de Cotalba

A unos 8 km de la población de Gandía en dirección a Albaida, siguiendo el antiguo camino real que unía Dénia con Xàtiva, se alzan los restos de una de las mayores fundaciones jerónimas valencianas; el monasterio de San Jerónimo de Cotalba. Desde 1994 es BIC, encontrándose abierto al público desde el año 2005 mediante un acuerdo de la Generalitat con sus propietarios.

El primer documento que nos habla de su existencia, en una inscripción conmemorativa en la base de una torre militar próxima al lugar, data del año 1388. Ya en esta temprana fecha se observa el interés que los propios duques de Gandía tuvieron en la promoción del monasterio.

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En cuanto a su evolución en la época moderna desde el punto de vista arquitectónico nos encontramos con que en el siglo XVI, bajo el patronazgo de la marquesa María Enríquez, se construye la planta superior del claustro. La iglesia tuvo una gran reforma de 1683 a 1704, decorándose según los gustos barrocos de la época, construyéndose un gran transagrario. En el siglo XVIII tenemos la reconstrucción del claustro entre 1744 y 1755, transladando el hospital y el granero, e incluso a finales de siglo fueron construídas nuevas celdas para los monjes.

Por lo que respecta al patrimonio material del monasterio, destaca la obra de un monje de mediados del siglo XVI llamado Fray Nicolás Borrás, al cual pertenecen la mayoría de obras pictóricas que tenía el conjunto. Entre estas sobresalen las realizadas para el altar mayor (estudiadas por Fernando Benito), todas las que decoraban las capillas laterales, así como las pinturas del coro. Junto a estos dos conjuntos, Fray Nicolás también se encargó de la decoración de las estancias de los monjes; refectorio, aula capitular, claustro, y un pequeño oratorio exterior al edificio principal.

Tras la ocupación francesa durante la Guerra de la Independencia, que ocasionó pérdidas menores, el monasterio se ve afectado por la desamortización del Trienio Liberal (1820-1823), y la de Mendizábal en 1835, que llevará a su cierre definitivo y la dispersión de todo su patrimonio

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Gran parte de las obras de Fray Nicolás se encuentran depositadas en el Museo de Bellas Artes de Valencia, siéndo destruidas durante la guerra civil las conservadas en parroquias y centros de culto cercanos al monasterio, al igual que algunas tallas y objetos litúrgicos.

Los fondos escritos fueron dispersados entre distintos libreros, pudiéndose recuperar para dominio público algunos de ellos, destacando la Historia General de nuestro Real Monasterio de San Gerónimo de Gandía ( publicada en 1757 y realizada por fray Francisco del Castillo).

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Política

Nacimiento del Ducado moderno de Gandía

El nacimiento oficial del ducado moderno de Gandía se sitúa en diciembre de 1485, cuando el rey Fernando II de Aragón firma ante notario la venta de la ciudad y su castillo de Bairén, además de otorgar el título de duque, a Pedro Luis de Borja (hijo primogénito del futuro Papa Alejandro VI) y sus descendientes.

Interior del Palacio Ducal de Gandía.
Interior del Palacio Ducal de Gandía.

Pero hasta este momento se vivieron unas intensas negociaciones, pues además de los Borja había otros poderosos candidatos para ocuparse de la administración de la localidad y sus ricas tierras. Entre ellos tenemos la ciudad de Valencia (que de hecho desde 1470 administraba la población), y la casa de los Marqueses de Moya. Por si fuera poco las relaciones entre el monarca y la familia Borja eran bastante tensas, debido al conflicto surgido por la elección del nuevo arzobispo de Sevilla, en donde tanto el rey Fernando como Rodrigo tenían su candidato particular.

Así pues la pregunta que debemos hacernos fue como logró Rodrigo Borja obtener del rey para su primogénito uno de los señoríos más poderosos del reino de Valencia. Evidentemente son varios los factores que debemos tener en cuenta, como son:

  • Las necesidades monetarias que tenía el monarca, inmerso en la guerra contra el reino nazarí de Granada. En este punto no hay que olvidar que la familia de los Borja se había convertido en una de las más poderosas del reino de Valencia, como lo demuestra la contratación de los mejores arquitectos para su palacio en la capital.

  • Rodrigo era el obispo de Valencia, por lo que era uno de los personajes más destacados del reino, con una extensa red de influencias y poder.

  • En el ducado existían pequeños señoríos fuertemente endeudados y enfrentados entre sí, lo que favorecía que una poderosa familia como los Borja se hiciera cargo del control del ducado.

Papa Alejandro VI (Xàtiva, 1431 - Roma, 1503).
Papa Alejandro VI (Xàtiva, 1431 – Roma, 1503).

Finalmente habrá que responder al interés que tenía el cardenal Borja en el Ducado de Gandía, en donde los motivos económicos jugaron un papel fundamental, pues el señorío (habitado fundamentalmente por población musulmana) era uno de los principales lugares donde se cultivaba la caña de azúcar en Europa, producto con un importante precio en el mercado, lo que venía a incrementar aún más la riqueza y el poder de los Borja, tanto en la península ibérica como en la italiana.