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La resistencia al poder

LA RESISTENCIA AL PODER DE LOS HUGONOTES:

EL CONSTITCIONALISMO DE HOTMAN

Para defender sus posiciones respecto a la monarquía de los Valois, los calvinistas franceses o hugonotes necesitaban justificar su derecho de resistencia. No obstante, no podían recurrir a argumentos religiosos, ya que Calvino había negado reiteradamente ese derecho, dado el carácter divino del poder real. Esta negativa y la necesidad de conseguir aliados entre otros descontentos (aunque no fueran calvinistas) les llevaron a buscar justificaciones seculares. Con dicha intención, elaboraron una interesante literatura política de oposición a la monarquía absoluta, basada en la defensa de la monarquía limitada. En ella, podemos encontrar dos líneas temáticas:

• La primera encontró justificación en argumentos constitucionales e históricos. Pretendía demostrar a partir de pruebas históricas que la monarquía francesa era en origen una monarquía limitada y que el absolutismo era una corrupción inadmisible.
• La segunda tenía una base más filosófica. Afirmaba que la monarquía absoluta era una institución contraria a los principios de un recto gobierno fundado de acuerdo con el Derecho Natural.

El constitucionalismo histórico de François Hotman

El principal representante del constitucionalismo histórico hugonote fue François Hotman (1524-1590). En su obra Francogallia, propuso como remedio para la crisis de la monarquía la vuelta a la tradición constitucional.
Francogallia es una historia de la organización de la monarquía francesa que parte de la Galia prerromana, sigue con la época de ocupación romana y termina con los francos. En ella, Hotman argumentaba que a lo largo de su historia la monarquía siempre había sido controlada por las instituciones con las que compartía el ejercicio del poder y que era originalmente electiva: el rey era elegido por la asamblea de guerreros que representaba a la totalidad de la nación. Por ello, la asamblea mantenía en sus manos la suprema autoridad del reino, tomaba las decisiones importantes en las que podía estar en juego el destino del reino (deliberaciones sobre la paz y la guerra, las leyes importantes o los impuestos) y conservaba el derecho de vigilar la conducta del rey y, en consecuencia, el de deponerlo. La corona era un órgano de la comunidad, el más importante en su calidad de cabeza política del reino. El rey era el más alto magistrado, pero sus poderes estaban definidos y limitados por las leyes (no podía nombrar sucesor a su arbitrio, no podía enajenar los bienes de la corona y no podía remover a los altos dignatarios del reino según su voluntad).
La argumentación de Hotman se basaba en datos históricos incorrectos, tanto por falta de información, como por su manipulación interesada. Además, su propuesta no era operativa en la Francia de su tiempo, ya que los Estados Generales estaban divididos y eran controlados por la Liga Católica, lo que impedía que asumiesen el papel propuesto por Hotman a los ojos de los hugonotes.