Desde 1510, sirvió como uno más, de los dos alguaciles de la ciudad de Londres, una posición de gran responsabilidad en la que se ganó una reputación como un funcionario público eficaz y honesto. Tomás se convirtió en maestro de solicitudes en 1517. El mismo año en que entró el rey, entró al servicio como consejero y sirviente personal, convirtiéndose poco después en el consejero privado. Después de haber realizado una misión diplomática al emperador Carlos V, fue nombrado caballero y en virtud del tesorero de la hacienda en 1521.
Como secretario y consejero personal del rey Enrique VIII, se convirtió en un personaje influyente en el gobierno, dando la bienvenida a diplomáticos extranjeros, redactando documentos oficiales y sirviendo como enlace entre el rey y su seños Canciller, el Cardenal Thomas Wolsey (Arzobispo de York).
Recomendado por Wolsey, fue elegido Presidente de la Cámara de los Comunes en 1523 y más tarde desempeño el cargo de Alto Administrador de las universidades de Oxford y Cambridge. En 1525 se convirtió en canciller del ducado de Lacanster, una posición que implicaba el control judicial y administrativo de gran parte de Inglaterra.