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5. Grandes gestas

-Saqueo de Roma (1527) – Influencia Luterana de los tercios de Carlos V

Dice Julio Caro Baroja [1] que Gonzalo Fernández Oviedo a principios de del siglo XVI había visto que en las compañías de soldados alemanes que pululaban por Italia existía una proporción regular de soldados judíos y por ellos se extendían las herejías luteranas.  Menéndez y Pelayo tratando de San Román dice que “algunos arqueros de la guardia del emperador, contagiados de las nuevas doctrinas, recogieron los huesos y cenizas del muerto, a quien tenían por santo y mártir.” Desgraciadamente tampoco conocemos los nombres de los contagiados de las “nuevas doctrinas”. Evaristo de San Miguel en su Historia de Felipe II,también dirá que el luteranismo no solo se concretó en Alemania, sino que pasó a Francia,  Italia y España traído por los soldados luteranos de Carlos V [2] “pues en las filas imperiales tenían cabida todas las sectas y naciones”. San Miguel culpabiliza a las tropas de Carlos V de las profanaciones en el saco de Roma. Dice:  “Una gran parte de los excesos, sobre todo de las profanaciones que se cometían en Roma durante su ocupación por las tropas de aquel príncipe, se atribuye a los soldados luteranos”. Este autor también busca un chivo expiatorio de este saqueo en los “soldados luteranos” y defiende al emperador frente al Papa y dice que “los mismos soldados de Carlos V y enseguida de Felipe II eran los introductores de la peste (luterana) en cuya extirpación mostraban con tanto afán ambos príncipes”.

Saqueo de Roma de Carlos V (1527).

Hablando del saqueo de Roma, Menéndez y Pelayo no acusará a los soldados luteranos como lo hace San Miguel, sino que lo considerará el justo castigo de Dios ante los vicios y torpezas de la corte de Roma. Sin embargo cita al secretario de Carlos V, Francisco de Salazar, diciendo: “Y este secretario, que debía de parecerse algo a Valdés y estar un tanto cuanto contagiado de doctrinas reformistas, añade: «Es gran dolor de ver esta cabeza de la Iglesia universal tan abatida y destruida, aunque en la verdad, con su mal consejo se lo han buscado y traído con sus manos. Y si de ello se ha de conseguir algún buen efecto, como se debe esperar, en la reformación de la Iglesia, todo se ternía por bueno; lo cual principalmente está en manos del emperador y de los prelados de esos Reinos. Y ansí plega a Dios que para ello les alumbre los entendimientos…» [3] (Menéndez y Pelayo 2007, 559) Para Menéndez y Pelayo, Salazar está a la altura de Valdés y contagiado de las mismas doctrinas. Al haber varios Francisco de Salazar nos ha resultado imposible hacer una biografía. Bataillon relaciona a este secretario Salazar con Alfonso de Valdés en cuanto a que elDiálogo de Lactancio y un Arcediano, cuya paternidad Usoz lo adjudica a Juan de Valdés, está basado en los hechos relatados por Salazar.

Ana Vian Herrero comienza su comentario al Diálogo de Lactanciohaciéndonos ver la Roma de finales del siglo XV promocionada para un turismo de peregrinos que podían visitar las ermitas donde se podían ganar indulgencias, pudiendo visitar otros edificios significativos para los cristianos. En el devoto recorrido los peregrinos podían visitar los lugares de reliquias más impactantes con el objetivo de que el viajero fuese impresionado por Roma. Pero además Roma era una gigantesca maquinaria financiera y burocrática, “paraíso de la trapacería internacional”, ciudad culta y libre en sus costumbres y en su forma de expresarse. “La religión y la política daban el prestigio internacional a Roma. Por eso en las polémicas del siglo XVI se denunciaron con más vehemencia la superstición de las reliquias o la ilegitimidad del poder temporal de los papas.” Con esta ciudad acabaron por un tiempo los soldados de Carlos V.  En La Lozana andaluza de Francisco Delicado se describe así este saqueo: “…sucedió en Roma que entraron y nos castigaron y atormentaron y saquearon catorce mil teutónicos bárbaros, siete mil españoles sin armas, sin zapatos, con hambre y sed; italianos mil quinientos, napolitanos reamistas dos mil, todos estos infantes, hombres de armas seiscientos, estandartes de jinetes treinta y cinco, y más los gastadores que casi fueron todos, que si del todo no es destruida Roma es por el devoto femenino sexu y por las limosnas y el refugio que a los peregrinos se hacían agora”.

Los soldados españoles fueron los que más libertad religiosa y tolerancia disfrutaron en la España del XVI. Dice Werner Thomas que la Inquisición sabía del contagio de los ejércitos en Flandes por el continuo tráfico de soldados españoles que se trasladaba a aquellas tierras norteñas afectadas por el protestantismo. A pesar de todo, no fueron los más molestados como lo fueron los extranjeros que vivían o viajaban por España que eran acusados de luteranos. Aparecen algunos como Alonso del Bustillo, acusado de luterano en el auto de 13 de junio de 1568, Rafael Roca, quien había escuchado sermones luteranos, procesado en 1571, Gonzalo Hernández Bermejo, sastre y soldado en 1561,Julián de Tapia de Cuenca en 1556, Juan Ruiz obrero y soldado en 1567, Juan de León de Toledo en 1596, Francisco de Aguirre y muchos de los luteranos procesados en el Nuevo Mundo entrarían en esta categoría de soldados. Sin embargo es famosa la ferocidad de los soldados españoles, saqueando, pidiendo impuestos revolucionarios, cortando cabezas, degollando y quemando ciudades, que nada tiene que ver con la paz evangélica.

El capitán Francisco de Guzmán

Creemos estar  citando al capitán de infantería Francisco de Guzmán hermano del capitán de caballos Juan de Guzmán, quienes lucharon por los años 1520 y 1521 a favor del emperador Carlos V, y que eran naturales de la villa de Ocaña. Pedro de Rojas, conde de Mora dirá que este capitán había dedicado al emperador el Libro de la gloria mundana y que era natural del Reino de León. Aparece en los cenáculos de Bruselas y Lovaina, con los reformados Felipe de la Torre, Martín López, Furió Ceriol o Andrés Laguna, donde el vigor y la libertad intelectual al amparo de Felipe II y a la sombra de Erasmo, fueron admirados y reconocidos. José Manuel Blecua en “Poesía de la edad de oro” dice que Guzmán es citado por Cervantes en su “Canto de Calíope” y solo se sabe que era capitán al servicio del emperador Carlos V, que su “Triunfos morales” publicados en Amberes en 1557 tuvieron notable éxito, siendo también autor de una Glosa sobre la obra que hizo don Jorge Manrique a la muerte de su padre. También será citado por Cervantes admirando su poesía cristiana en la Galatea[4].

“Miembro también de esta cortesana sodalitas bruxeliensis fue el capitán Francisco de Guzmán, otro ejemplo de este erasmismo español epigónico que brilló en Flandes a mediados del siglo XVI. Poco hemos logrado averiguar acerca de su vida y vicisitudes. Lo único cierto es que en esta época se encontraba en los Países Bajos y que aprovechó su estancia para dar a la imprenta dos obras herederas todavía del humanismo erasmiano. En 1557 publicó suFlor de sentencias de sabios, glosadas en verso castellano, en la imprenta antuerpiense de Martín Nuncio, y que dedicó a don Gómez de Figueroa, conde de Feria. En el privilegio para Castilla y Aragón (Bruselas, 14-feb- 1557) se le otorga merced no sólo para esta obra sino también para otra, titulada Triunfos morales[5]. En el Privilegio para los Países Bajos se cita al autor como “Francisco de Guzmán Capitaine Espagnoll’, y se nos informa que los censores de sus dos obras fueron Juan Páez de Castro y Antonio de Castillejo, obispo de Trieste: “l ‘vng intitulé los Triumfos morales,visité par le docteur Jean Paez Cronicqueur de Sa maiste, et l ‘aultre intitulé Flor de sentencias, visité par le uesque de Trieste de la maison a chapelle de Sa dicte Maiste”.

Poco más sabemos, sin embargo de este militar español. Guzmán incluye a Erasmo entre los sabios de su Flor de sentencias, solo junto a un amplio elenco de autores clásicos, griegos y romanos, glosando con versos en castellano buena parte de los apotegmas del roterdano, cuya obra es la fuente principal de la que el español se nutre para redactar su obra, sin pudor alguno por ello. Los Apotegmas de Erasmo ya habían tenido en España dos traductores, el bachiller Francisco Thámara, catedrático en Cádiz, y el maestro Juan de Jarava, médico, quienes publicaron sus versiones, bastante libres, en Amberes, en 1549. Francisco de Guzmán retorna los textos originales de Erasmo en su Flor de sentencias, y los glosa en castellano. La intencionalidad política de Guzmán tampoco pasa desapercibida. Los apotegmas de Plutarco, editados y comentados por Erasmo, eran una obra recomendada para la lectura de los gobernantes cristianos. En los inicios del reinado de Felipe II parecía lógico que los temas de Plutarco y de otros autores fueran recordados y que, tratándose de un monarca español, se glosaran en castellano, en homenaje al nuevo Rey. Así, sobre la prudencia:

Bien assi como no cabe

en buen juizio tomar

vihuela para tocar

el que tocarla no sabe:

assi razon no consiente

que tome cargo de gente

menos darsele de una,

pues guiarla mal sabria

el que no fuere prudente. “

Pero Guzmán no sólo se muestra como un lector más o menos atento de los apotegmas de Plutarco, sino como un rendido admirador de la obra del humanista holandés. En no pocas ocasiones, la cita de la sentencia van acompañada de la simple referencia “Erasmus”, lo que sugiere una procedencia distinta. Tampoco cabe suponer que Guzmán obviara la consulta de sus Adagio para completar su rica colección de sentencias. Un ejemplar fue entregado por el autor a Felipe II. Guzmán publicara al mismo tiempo sus Triunfos morales, en la imprenta de Nucio, y dedicados a Felipe II. Como en otras ocasiones, un ejemplar fue encuadernado por Plantino para ser ofrecido al rey, o a su esposa inglesa, según anota en uno de sus libros de cuentas, el 6 de mayo de 1557, a nombre de Nuncio: “Reilé un Tiumphos avec les armoiries d’Angleterre”(Gonzalo Sánchez-Molero 1997, 772)

El soldado Chaves

Entre los soldados españoles que pertenecieron al grupo reformado de Pedro Jiménez está el soldado apellidado Chaves. Dice Tellechea que Chaves comenzó a aprender gramática, le pusieron en la mano el Nuevo Testamento y le admitieron en el grupo. Parece extraño que un grupo tan selecto como fue el de Pedro Jiménez, aceptase a un aparentemente hombre sin letras como lo cree Tellechea.


[1] Los judíos en la España moderna y contemporánea Autor Julio Caro Baroja.Ediciones ISTMO, 1978 Pág.240

[2] Historia de Felipe II, Rey de España. Evaristo San Miguel y Valledor .Salvador Manero, 1867 Pág.140

[3] La carta de Francisco de Salazar a Carlos V se encuentra parcialmente en Colección de documentos inéditos para la historia de España .-Autor                  José León Sancho Rayón.-Impr. de la viuda de Calero, 1848

[4] De aquel que la cristiana poesía/ tan en su punto ha puesto en tanta gloria/ haga la fama y la memoria mía/ famosa para siempre su memoria./ De donde nasce adonde muere el día/ la sciencia sea y la bondad notoria/ del gran Francisco de Guzmán qu’el arte/ de Febo sabe ansi como el de Marte. Obras completas: todo Cervantes en un volumen. Sevilla Arroyo Editorial Castalia, 1999.- Pág 124

[5] Triumphos Morales de Francisco de Guzmán, Impresa en Alcalá de Henares en casa de Andrés de Angulo, 1565.-  402 págs. Esta obra está dedicada a Felipe II y en los márgenes se explica el verso cuyas fuentes son los clásicos pero fundamentalmente la Biblia con los libros apócrifos.