La Contrarreforma.

A principios del siglo XVI muchos no estaban de acuerdo con las normas eclesiásticas de la iglesia católica, pidiendo una reforma dentro de la misma. Con este pensamiento aparecieron las figuras de Lutero, Zwinglio o Calvino, los cuales dieron comienzo a unos cambios doctrinales que posteriormente romperían definitivamente con la iglesia católica.

La llamada contrarreforma fue un intento por parte de la iglesia católica de contrarrestar la influencia que estaba adquiriendo las nuevas ideas reformistas. En la primera mitad del siglo se convocó el Coloquio de Ratisbona (1541), que fracasó, y el Concilio de Trento (1545) en donde se demostró que la reunificación de las dos posturas eclesiásticas era irreconciliables. Para ese momento la llamada Reforma había ganado muchos adeptos en gran parte de Europa central y norte. Ya en 1560 la reacción católica y el auge del calvinismo como una segunda Reforma desembocaron en una serie de guerras, las llamadas Guerras de Religión, principalmente en los Países Bajos, Francia y el Imperio, que no terminaron hasta el 1648, con la firma de la Paz de Westfalia.

 

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