La respuesta es SI.
Como he podido ir exponiendo, los aztecas obtenían mucha economía de la agricultura, pero no solamente de eso. Sino también en los tributos, que obtenían de las otras tribus.
Una tribu azteca poderosa tenía otra fuente de sostenimiento: los tributos. Éstos con frecuencia consistían en artículos alimenticios y materias primas, tanto domésticas como producidas fuera del Valle, y también incluían vestiduras de guerreros y de sacerdotes, mantas, cerámica y otros artículos de artes menores. La manufactura y el comercio empezaban a desempeñar un papel importante en la economía azteca, aunque no en la medida observable en las sociedades que han creado medios de cambio, como la moneda, y que, por lo tanto, dan más importancia a la riqueza personal cuando está constituida por la posesión de esa ventaja. A medida que aumentaron los conocimientos técnicos, se desarrollo la especialización y el mercado. El trueque era el único medio de cambio, y el valor se establecía por la deseabilidad y la rareza. La moneda, medio de cambio de valor fijo, no existía. Sin embargo, algo tenía que encontrarse que compensara una desigualdad en el cambio, que no fuera demasiada valiosa para emplearse en el ajuste de las pequeñas operaciones y que al mismo tiempo fuera universalmente deseado. Los granos de cacao respondían a esta necesidad y eran, asimismo, fáciles de transportar. A los aztecas les gustaba mucho el chocolate, así es que los granos de cacao se convirtieron gustosamente en la deliciosa bebida nacional. A veces se empleaban como medio de cambio cañones de pluma de ave llenos de polvo de oro, así como navajas en forma de media luna hechas de hojas finas de cobre martillado. Estas últimas no tenían la general aceptación o la utilidad de los granos de cacao, aunque representaban un valor fácilmente transportable.
La sustancia más preciosa para los aztecas era el jade, o las piedras parecidas a él por su consistencia y color.