En cuanto a sus templos, los arquitectos construyeron su ciudad en varios planos sucesivos, que se extendían al sur de la gran Pirámide de la Luna. Ésta no era una verdadera pirámide, pues estaba truncada en su cima donde dejaba espacio para un templo, y las paredes se cortaban ingeniosamente para formar terrazas. Una ancha escalinata situada en el lado sur, que arrancaba de un espacioso patio rectangular, conducía a la parte alta. Otros edificios flanqueaban esta plaza y dos pequeños patios, a centenares de metros al oriente y al occidente, aumentaban la simetría del plano. Al sur de la plaza de la luna surgían dos hileras de edificios de imponente tamaño. Las excavaciones practicadas en uno de ellos pusieron al descubierto bellos frescos cuyo tema parece sugerir un templo a la agricultura. Otro grupo de pequeños montículos se extiende hacia el oriente, y hacia el sur va otro extenso conjunto de templos, sin explorar, llamado el grupo de las columnas, por los emplazamientos encontrados en los lugares cercanos. La pirámide del sol empequeñece todas las otras construcciones de Teotihuacán. Esta gran pirámide truncada, con una base de casi 235 metros, se eleva en cuatro terrazas sucesivas hasta una altura de más de sesenta y cinco metros. La pirámide propiamente dicha, se construyo con ladrillo de adobe, y se emplearon las capas de desecho de una época anterior. Los fragmentos de cerámica, figurillas y utensilios incrustados en el interior, son de una época de transición entre la avanzada cultural de Teotihuacán y el grupo de la cultura Media Superior.
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