Entre 1383-1385 comienza una verdadera revolución. El país también vive un periodo de buena fortuna porque no había sufrido el trago de las pestes que asolaron a la Europa medieval-
En estos momentos la dinastía de Avis fue impuesta por la burguesía ascendente, Alvaro Pais, fue puesto por el pueblo y la burguesía de Lisboa sin el beneplácito de la mayoría de la aristocracia.
Este fue un verdadero momento histórico porque anteriormente el estado estaba dominado por una aristocracia terrateniente, y este sería un momento dulce porque el poder estaría fuertemente influido por la burguesía que luego retorno al poder de la aristocracia.
En pocas ocasiones la burguesía ascendente había desempeñado en los siglos XIV-XV un papel político tan decisivo como el de la burguesía lusa, durante la revolución e inmediatamente después de esta sobre todo en el transcurso de los primeros años del reinado de Juan I (1385-1433), sucesor de Fernando I (1365-1385).
Los consejeros de Juan de Avis chocaron con una nobleza sumida en su reconversión, exacerbada por el fracaso de 1383-1385. Se hallaban reunidas todas las condiciones de un conflicto que Portugal resuelto gracias a su expansión.
La expansión lusitana motivada por los conflictos de dos clases rivales: Una expansión territorial, de nobiliaria y política, en Marruecos, como prolongación de la Reconquista y de la toma de Ceuta, una expansión mercantil, de componente burgués, a lo largo de la costa de África. La expansión magrebí, para mejorar el abastecimiento de trigo, endémicamente difícil en la Península, deseosa de recoger las riquezas de las rutas transmauritanias, no fue exclusivamente aristocrática, sino también burguesa-mercantil.