Con una larga tradición en el Mediterráneo, los descubrimientos portugueses en Africa y el aliento de la demanda americana, el tráfico de esclavos vive pujante en la época imperial.
Canarias sería la base principal para un comercio que , además de mano de obra barata, aportaba suculentas ganancias a piratas, aventureros, mercaderes y reinos.