Amberes: sitio, asedio y conquista (1ª Parte)

En 1578, Alejandro Farnesio, príncipe de Parma, fue nombrado gobernador y general en jefe de los ejércitos de Flandes, por Felipe II. La situación era desesperada, la rebelión se extendía por todas partes y solo tres de las diecisiete provincias de la región permanecían fieles a las corona Durante los siguientes años combinando astucia, diplomacia y valentía, logró reconquistar parte de ellas, demostrando ser un magnifico militar y un no menos mejor político, con una altura de miras superior ,incluso al Rey ,y a la mayor parte de la nobleza española. Muchos son sus hechos de armas destacables, pero sin lugar a dudas, uno de los que le dio mayor fama fue la conquista de una ciudad considerada poco menos que inexpugnable: AMBERES.

En su plan de reconquista, en 1584 entró en el condado de Brabante, con 10.000 infantes y 1.700 a caballo, y fue contra las ciudades de Gante, Malinas, Nimega , Bruselas, Brujas,  Ypres y Villebrave y sobre todo la más importante de toda Flandes, Amberes, con más de 100.000 habitantes, en aquellos tiempos.

Debido a que la guerra de Portugal había llegado a su fin , el rey Felipe II le pudo enviar soldados de refresco, con las que ante el asombro de sus propios generales, acometió la conquista de todas ellas  a la vez y como no la de los rebeldes, otra parte de su ejército al mando del coronel Verdugo hacía la guerra en Frisia, otros en Colonia, bajo el mando del conde de Arembergh y de Manrique , otros en Zutphen y por último los que protegían las provincias de Henao y Artois de los ataques franceses.

Amberes disponía aparte de sus imponentes murallas(anoches), de diez bastiones amurallados, unidos entre sí y rematados por una ciudadela pentagonal, que habían sido levantadas en tiempo de Carlos V y del Duque de Alba. Un foso impresionante la circulaba y el río Escalda servía además de defensa de vía de comunicación La misma comunicación por el cauce fluvial existente entre Amberes y Gante-30 millas-, protegida a mitad del camino por Terramunda, era un  escollo para el cerco, si a esto añadimos la proximidad de Malinas-12 millas- y su interconexión con ella por medio del río Dili, aparte que desde Bruselas también se podía abastecer la ciudad por medio de un cauce artificial. Aparte las orillas del río estaban defendidas por dos fuertes(Lillou y Lieskensek)  y algunos baluartes, con unos diques que en caso de abrirse, inundarían toda la llanura del norte, impidiendo el ataque por esa zona, pero no así su auxilio por medio de embarcaciones fluviales. Al frente de la ciudad estaba Philippe de Marnix, señor de Santa Aldegundis, con una guarnición de unos 6.000 hombres(mercenarios franceses e ingleses). Hay algunos historiadores que precisamente atribuyen a Marnix , el Wilhelmus, el himno holandés, quizás el más antiguo de Europa escrito en homenaje al conde de Egmont, ajusticiado por el Duque de Alba.

 

Comienza el sitio y El Puente Farnesio

Fue el mismo verano de 1584 cuando Alejandro Farnesio puso sitio a la ciudad, con unos 12.000 hombres, que en primer lugar comenzaron a conquistar los fuertes del río Escalda, así como obviamente a dificultar su navegación. Así como todas las entradas de cualquier persona o cosa que intentaran abastecer las ciudad sitiada. Aparte para completar el sitio se decidió la construcción de una gran puente, cerca de la desembocadura del río, que cortase la navegación y asimismo impidiera el abastecimiento de dicha ciudad, elemento imprescindible para su conquista. El mismo Farnesio tuvo esta idea, que aparte de sus estimables dotes para el mando militar, era un consumado poliorceta, con lo que unía sus conocimientos de ingeniero militar y sus estudios sobre toda clase de máquinas de guerra de la antigüedad, que se utilizaron en  diferentes asedios.

Él era consciente de lo importante de su obra y aparte de dedicarle su energía, fue el primero en pedir la pala y el azadón y dar ejemplo a sus soldados, poniéndose  a cavar él mismo, abriendo zanjas para su construcción.

Una de las claves de esta construcción fueron los fuertes construidos para su defensa, protegiendo sus construcción, o sea en sus extremos anclados en sus orillas, estos dos fuertes , llamados el de San Felipe y el de Santa María, con una capacidad de unos cincuenta hombres. No tardaron en llegar los primeros problemas técnicos insalvables para esta época. Este obra cuya longitud de unos 668 metros y siendo la profundidad en el curso principal del Escalda de unos 17 metros, siendo además el río de fuertes corrientes lo que dificultaba enormemente el clavar las vigas en el fondo, para poderlo armar. Aparte estaba el grave problema de abastecimiento tanto de árboles como de materiales para su construcción, cosa que solventó en un primer momento Farnesio conquistando dos ciudades enemigas que estaban bien abastecidas, una de ellas la anteriormente citada Terramunda, la cual estaba rodeada por una impresionante arboleda, que los soldados de Farnesio se apresuraron a talar por completo.

El 17 de septiembre, caía Gante, obteniendo a cambio del perdón real y la conservación de sus privilegios, la restauración de los templos católicos destruidos, restituir de sus bienes a la Iglesia y la suma de 200.000 florines como contribución de guerra y también un plazo de dos años para que los calvinistas abandonaran la ciudad.

Esto permitió conseguir muchos recursos para la construcción de dicho puente, como marineros , carpinteros y conseguir de ella unos veintidós barcos, que junto con otros procedentes de Dunkerque sirvieron para acelerar el envío de materiales para la  construcción, pero también los defensores habían comenzado a derribar algunos diques y las aguas entorpecían la nueva construcción. Obligando a los sitiadores a conseguir cientos de barcas para poder transportar el material suficiente para la construcción, todo ello agravado, a partir de octubre,  por la llegada de lluvias torrenciales y un frío intenso. A todos estos inconvenientes se unieron la cada vez más acuciante falta de maderas y carpinteros, lo que llevó al general a traerlos de Alemania, Italia y Dinamarca en unas espectaculares caravanas de carromatos.

Esto se trataba de un verdadero “trabajo de romanos”, (cita recordando el puente sobre el río Rhin, construido por Julio César, también una obra de la ingeniería militar de la época), para solventar el problema de la corriente y la profundidad del río, ya que solo permitía clavar estacas en las orillas, hasta unos 80 metros desde una y unos 200 desde la otra, fue resuelta por el general a base de colocar 32 barcos en el centro, atados a los tramos anclados, y como solución para llevarlos a su destino sin que fueran interceptados por el enemigo , abrió un canal para unir las aguas de la inundación con las del arroyo de Lys, de modo que los barcos pudiesen llegar al Escalda por su interior. Una vez situados en el centro del puente fueron atados entre sí y protegidos por gruesos tablones, para protegerlos del fuego enemigo. También se construyó en las cubiertas de dichos barcos unas vigas de madera , colocadas en forma de picas y acabadas por unas puntas metálicas  y colocadas apuntando las dos direcciones del río para estar prevenidos para cualquier intentona de romper el puente, viniese de la dirección que viniese, asignando a cada embarcación para su defensa de unos treinta soldados  y tres o cuatro piezas de artillería.

Toda esta ingente obra de ingeniería, vio su terminación en febrero de 1585, reforzando aún más la defensa, colocando murallas flotantes de troncos y balsas trabadas entre sí, de las que sobresalían largas estacas. En las orillas quedaron instaladas unas flotillas de veinte barcas cada una, bien dotadas de soldados y piezas de artillería, para responder a cualquier ataque de los sitiados. Contándose un total de unos 150 cañones, los que protegían aquella impresionante obra, mezcla de fortificación, barrera y puente a la vez, siendo una verdadera barrera infranqueable para los enemigos de España.

Cuéntase que capturado por los tercios un espía y estando el príncipe de Parma, exultante de júbilo por haber acabado su ansiada obra, este fue devuelto a la ciudad portando el siguiente mensaje : “ Anda y dí a tus comandantes que te enviaron, que este puente, o a de ser la tumba de Alejandro Farnesio o el camino que le lleve a Amberes” El 10 de marzo, dos días después, Bruselas cayó en manos imperiales y pasó a ser la capital de la Flandes católica, como también cayó Nimega, días después lo cual incremento los refuerzos a las tropas de Farnesio.

Cuando los sitiados vieron acabado el puente, cosa para ellos inconcebible, comenzaron a ver las amenazas que éste constituía para su ciudad. Los suministros por tierra eran imposibles y los que llegaran por mar, habían de franquear la barrera del puente. El 4 de Abril unos 200 barcos rebeldes, al mando de Justino de Nassau, hijo bastardo de  Orange  consiguieron llegar a las bocas del Escalda, tomando uno de los fuertes y después ocuparon otros que habían sido abandonados por sus guarniciones. Farnesio envió refuerzos urgentes para desalojar al enemigo de ellos, castigando muy duramente a los capitanes de las dos fortalezas conquistadas: unos fue desterrado y el otro decapitado.

Pero aún no se habían acabado las amenazas para el puente, ya que en esos días vivía en Amberes un ingeniero italiano, de nombre Federico Giambelli, el cual según indican algunas fuentes, se había formado en las tropas españolas, pero sufriendo un desaire se paso al enemigo y se convirtió al protestantismo. Este ingeniero italiano ideó la construcción de cuatro grandes barcos grandes, llamados brulotes, esto estarían cargados de pólvora, piedras y bolas de metal como metralla, a los cuales los dejarían a la deriva río abajo para que al chocar contra las protecciones del puente, se incendiaran; una especie de barcos bomba de la época, una vez destruido el puente, los barcos holandeses abastecerían la ciudad. O sea a las pocas horas de haber detenido la ofensiva marítima, las tropas de Farnesio vieron con estupor, como cuatro grandes brulotes salían de Amberes, protegidas por unas trece embarcaciones menores que las dirigían y empujaban. En las cubiertas de los brulotes no se llegaban a ver las largas mechas prendidas de fuego, por lo que los sitiadores no podían pensar en lo que les venía encima. A pesar de ello, Farnesio no bajó la guardia y emplazó a sus hombres a estar alerta por un más que posible ataque por tierra y mar.

El brulote del diablo

Cuando se acercaron a unos dos mil metros del puente, las barcas auxiliares soltaron a los brulotes, confiando que la corriente los enviaría contra el puente, pero ahí la suerte no estuvo de su lado, pues debido a la fuerte corriente, uno se hundió, dos embarrancaron cerca de la orilla y solo fue el cuarto que rompió la barrera protectora de barcas y maderos y se empotró en el centro, donde estaban los barcos unidos. Toda una mole de 800 toneladas, empotrada en medio del puente, provocó una gran expectación e incluso los soldados subieron a bordo de brulote, entre carcajadas, burlándose de lo absurdo de dicho ataque, incluso el propio Alejandro Farnesio, estuvo a punto de hacer lo mismo, sino llega a ser por la intervención de un  alférez, llamado Alonso de Vega, él cual lo impidió, ya que conocía el hecho de que Giambelli vivía en la ciudad al sospechar alguna trampa de los sitiados. En este preciso momento, la mecha se consumió y fue seguida de una atronadora y ensordecedora explosión, que se llevó la tercera parte del puente, la metralla salió disparada a unos 10 kilómetros  y cuentan los cronistas que en la ciudad de Gante, a unos 35 kilómetros de distancia del lugar, los cristales de las casas de dicha villa temblaron. Se habló de unos 800 muertos católicos y miles de heridos, muchos de los cuerpos no fueron jamás hallados, entre ellos el del general de caballería Robert de Melón y el propio Farnesio quedo inconsciente durante dos horas. Pero la suerte estaba el lado de los sitiadores, ya que los barcos holandeses no se percataron de los desperfectos del puente y no se decidieron a penetrar por la brecha para así aliviar la situación de los sitiados. Una vez se hubo recuperado Farnesio, ordenó que se repararan con prontitud los daños ocasionados por dicha explosión.

 

 

 

 

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