Su cuarto matrimonio con Ana de Austria

En 1568, a los 23 años falleció Carlos el primer hijo primogénito de Felipe II a quien había tenido que encerrar  por su traición y sus problemas psicológicos. Al poco también  Isabel de Valois, su tercera mujer, dejando al monarca sumido en la tristeza , sin esposa y sobre todo sin heredero para la corona.

Cumpliendo con sus obligaciones, Felipe II buscó otra vez  una nueva mujer que asegurara su descendencia. Su elección se dirigió hacia Ana de Austria, su sobrina y prima. Con este matrimonio esperaba  fortalecer los lazos de amistad entre las dos ramas de la familia de Hasburgo, la española y la austriaca, provocando reservas por parte del Papa Pio V ( a causa de la consanguinidad entre los cónyuges)  que finalmente les otorgó  una dispensa.

Se firmaron las capitulaciones matrimoniales en Madrid en enero de 1570 y la boda se celebró el 4 de mayo en el castillo de Praga.

La pareja finalmente tuvo 4 hijos y una hija.

Ana de Austria con dos de sus hijos

 

 ¿ Quien era Ana de Austria ?

Ana de Austria

Nació en Cigales, el 1 de noviembre de 1549 y falleció en Badajoz,  el 26 de octubre de 1580.  Archiduquesa de Austria,  Ana de Austria era la hija del emperador Maximiliano II,  primo del rey Felipe II, y de la emperatriz María de Austria, hermana de Felipe II.

Aunque nacida en España Ana fue educada en Viena .  20 años menor de Felipe II, era al principio prometida con su hijo Carlos (pero renunció a este proyecto lo que provocó un enojo fuerte por parte de Carlos)

Se dice que “ con ella (Felipe) conocerá la estabilidad emocional y un amor tranquilo, y encontrará la madre ideal para cuidar de sus pequeñas hijas.” (europapress.es)

 

Su tercer matrimonio con Isabel de Valois

La boda de Felipe II e Isabel de Valois en Guadalajara

La muerte de Maria I de Inglaterra en 1558, dejó el rey Felipe II otra vez viudo a los 31 años. También huérfano el mismo año tras la muerte de su padre el 21 de septiembre, Felipe que había triunfado para las armas en la batalla de San Quintín, firmó con Francia el tratado de Cateau-Cambrésis, poniendo entonces fin a la guerra que ambos países sostenían desde 1557.

Palacio del Infantado en Guadalajara

Otra consecuencia importante de este tratado fue el matrimonio de Felipe II con Isabel de Valois, princesa francesa, hija  de Enrique II de Francia y Catalina de Médicis, de la dinastía Valois.

La boda tuvo lugar el 22 de junio de 1559 en París. La misa de velaciones se celebró el 2 de febrero en el Palacio del Infantado (Guadalajara) cuando se vieron por primera vez los esposos.

 

¿ Quien era Isabel de Valois?

Isabel de Valois

Nacida en Fontainebleau, Isabel de Valois era la hija del rey francés  Enrique II y de Catalina de Medici. Era prometida con  el rey de Inglaterra Enrique VI, pero al fallecer éste se decidió, según se había acordado en la Paz de Cateau-Cambrésis (1559), que contrajese matrimonio con el rey español Felipe II. Se casaron en el año 1559 y del matrimonio nacieron dos hijas : Isabel Clara Eugenia y Catalina Micaela.

Enrique II de Francia y Catalina de Medici

 

LA VIDA CONYUGAL

 

Se dice que durante los primeros tiempos de matriomonio con Isabel de Valois , Felipe II mantenía una relación extramatrimonial con  Eufrasia de Guzmán, princesa de Ascoli. Fue una grave enfermeda de Isabel y también el hecho que sufrié un aborto que cambiaron las cosas : esas pruebas de la vidas unieron a la parejo e hicieron desistir a Felipe de su relación con la princesa de Ascoli. Las rumores dicen que a partir de entonces, Felipe II amó a su esposa como no había amado a ninguna de sus mujeres. Ella se reveló una esposa muy cariñosa y un apoyo importante para su marido.

En agosto de 1566 nació su primera hija : la princesa Isabel Clara Eugenia  y poco después ( en 1567) otra pequeña princesa Catalina Micaela, hizo de nuevo feliz a Felipe II y su esposa tan querida. Desgraciadamente, pocas semanas después del nacimiento de Catalina Micaela, la reina quedó de nuevo embarazada y luego muy enfermo. El 3 de octubre de 1568 , la reina dio a luz a una niña de cinco meses, que falleció a las pocas horas… Isabel murío también el mismo día.

 

Su segundo matrimonio con María I de Inglaterra.

A los 27 años y tras la muerte de su primer mujer María Manuela de Portugal, el príncipe Felipe se fijó en María I de Inglaterra, conocida como María I Tudor quien era también prima de su padre y entonces pariente suyo.

Retrato de la pareja : Maria I de Inglaterra y Felipe II

La ceremonia de la boda tuvo lugar en la Catedral de Winchester el 25 de julio de 1554.

Contratado por razones políticas , tampoco duró mucho tiempo este nuevo enlace : sólo 4 años después, murió la nueva reina sin haber tenido descendencia.

 

¿ Quien era María I de Inglaterra ?

María I de Inglaterra / María Tudor ( conocida como " La sangrienta " )

Única hija de Enrique VIII y su primera esposa Catalina de Aragón , María nació en el palacio de Greenwich el 18 de febrero de 1516.

Enrique VIII y Catalina de Aragón

 

Fue también la única descendiente de la pareja real, lo que fue una gran frustración para su padre Enrique VIII y fue al origen de la difícil juventud de María. El rey que había esperado durante 11 años un varón para garantizar su descendencia , decidió por fin pedir la cancelación de su matrimonio con su esposa Catalina. María sufrió mucho las consecuencias del divorcio de sus padres y fue declarada hija ilegítima. Del matrimonio siguiente de su padre con Ana Bolena, nació otra princesa : Isabel I. Más tarde, el Parlamento Inglés decidió apartarla de la sucesión a favor de Isabel.

Isabel I de Inglaterra

 Del tercer matrimonio de su padre con Juana Seymour, nació Eduardo VI, nuevo heredero a la corona.

Eduardo VI de Inglaterra

Durante este periodo encontró el alivio en el cariño de su madre y decidió mantenerse fiel a  la educación católica que le dió en una Inglaterra cada vez más cercana del protestantismo. Se convirtió en una defensora de la fe católica y se empeño desde luego en  restablecer el catolicismo.

A los 38 años (1553) subo por fin, al trono de Inglaterra, con el nombre de María I, convirtiéndose en un partido interesante para el heredero de la corona de España, Felipe.

Tras su matrimonio con Felipe, María emprendió una feroz represión contra todos aquellos contrarios a la reinstauración del catolicismo, realizando persecuciones de protestantes y condenando a la hoguera a 273 personas, lo que le valió el apodo de Bloody Mary : «la sangrienta María».

 

¿Cuáles fueron las circunstancias de este matrimonio?

En un primer tiempo prometida a Carlos V, su primo, María se encontró sin novio cuando, cambiando de idea, el emperador eligió finalmente a  Isabel de Portugal.

Más tarde, Felipe II viudo tras la muerte de María Manuela de Portugal, Carlos V tomó la decisión de casarlo de nuevo y con María de Inglaterra consiguiendo así el apoyo de Inglaterra contra los Países Bajos y también el aislamiento de Francia : el emperador deseaba, en efecto, unir bajo una misma corona Flandes, Borgoña e Inglaterra a fines de defender mejor sus posesiones de las ambiciones francesas.

En cuanto a María de Inglaterra se dice que poseía un retrato de Felipe pintado por Tiziano Vecellio, y que mirandolo, “experimentó un súbito enamoramiento propiciado por su edad madura y el desamparo afectivo que había manifestado en el pasado ” y entonces aceptó la proposición de boda. Ademas, su primo muy poderoso, joven y guapo representaba un buen partido y sobre todo un apoyo incontestable en su empeño a defender el trono de las ambiciones protestantes.

El 6 de enero de 1554, fue  en Londres donde se celebró la boda. El rey no era presente y fue el conde de Egmont, destacado aristócrata flamenco que le representó.

Se dice que ” durante la noche de bodas el noble se acostó en el lecho de la reina para públicamente cumplir con la tradicional costumbre pero estaba cubierto de la cabeza a los pies con su armadura ya que no tenía poderes para mayores intimidades. ”

Felipe vino a juntarse con su esposa en mayo de 1554. Nada más llegar recibió la máxima condecoración inglesa, la Orden de la Jarretera.

Fue sólo  el día de la ratificación nupcial y de la misa de velaciones, 25 de Julio en la Catedral de Winchester, cuando los recién casados pudieron verse por primera vez. Pasaron la luna de miel en el castillo de Windsor.

Catedral de Winchester

La vida conyugal

María se enamoró perdidamente de Felipe y realmente deseaba darle un hijo. Después de 3 meses, pensaba estar embarazada ya que no tenía menstruación, mostraba el vientre hinchado, sufría mareos… y se anunció el parto para el mes de abril de 1555. Pero el tiempo del embarazo sobrepasado, los médicos se rindieron ante la evidencia para atribuir el abultamiento del vientre de la reina a una hidropesía, vulgar retención de líquidos.

Bonner, el obispo fanático católico de Londres, atribuyó lo que había ocurrido a un castigo divino por no continuar la persecución de herejes. Desde luego, María ordenó quemar vivas en los tres meses siguientes a más de 50 herejes.

En cuanto a Felipe, no tenía ningún interés en este matrimonio, sólo se contentaba con obedecer a su padre y con cumplir su misión de engendrar un heredero. Con el tiempo que pasaba, Felipe se fue apartando cada vez más de aquella esposa que no amaba y que ademas no  procuraba darle un hijo. Siempre de viaje  para la corona, procuraba olvidar aquel matrimonio de pura conveniencia con jóvenes cortesanas.

Desesperada por la ausencia de su marido, por su deseo de dar a luz un hijo y por este amor no correspondido, María de Inglaterra iba cada vez más enferma. Esperaba  con ardor el regreso de su esposo escribiéndole cartas a diario que él contestaba con cartas frías y protocolarias.

En marzo de 1557, Felipe volvió a su lado pero sólo para pedirle hombres y dinero para la guerra contra Francia. Tras cuatro meses de estancia, y conseguida la ayuda inglesa, el rey regresó a Flandes. María le despidió entre besos, lagrimas y abrazos haciéndole prometer un pronto regreso. De aquella escena desgarradora nació una canción popular inglesa que dice: “Gentle Prince of Spain / Come, oh, come again…”.

Nunca regresó el rey. Lo que no hizo más que incrementar la desesperación de la reina que envió emisarios a Felipe pocas semanas después para anunciarse un nuevo embarazo. Felipe que no lo podía creer, envió al duque de Feria para verificarlo. Este desmintió el rumor y atribuyó esta mentira a la desesperación y enfermedad de la reina.

Su malestar siguió empeorándose hasta que Felipe, unas semanas antes de su muerte, envió a un sacerdote para asegurarse que la reina nombrara a su hermana Isabel como heredera ( Felipe pensaba en la posibilidad de casarse con ella ). María que pensaba que su marido llegaría detrás del sacerdote, se mejoró unos días. Pero, cuando se dio cuenta de que se había equivocado, la depresión empezó a afectar gravemente su salud que fue declinando hasta que falleció sin dejar sucesión en la madrugada del 17 de noviembre de 1558 en el Palacio de St. James. En su testamento solicitó ser enterrada al lado de su madre, pero su petición fue denegada, por lo que fue enterrada en la Abadía de Westminster.

 

Su primer matrimonio con María Manuela de Portugal

4 matrimonios marcaron la vida de Felipe II.

Su primer matrimonio con María Manuela de Portugal tuvo lugar el domingo 12 de mayo de 1543  en el palacio del embajador español don Luis Sarmiento de Mendoza , en AlmeirimEn aquel momento, ambos cónyuges tenían 16 años.

Felipe II y María Manuela de Portugal

La boda se celebró en Salamanca el 13 de noviembre de 1543, este matrimonio apenas duró dos años, ya que la princesa murió en el año 1545, cuatro días después de dar a luz su primer y único hijo, Carlos.

¿ Quien era María Manuela de Portugal ?


María Manuela de Portugal

Princesa de Asturias e infanta de Portugal perteneciente a la casa de Avís, nacida en la ciudad de Coimbra el 15 de octubre de 1527 y muerta en Valladolid el 12 de julio de 1545. Hija de Juan III rey de Portugal y de Catalina de Austria, hermana de Carlos I de España .

Catalina de Austria y Juan III de Portugal

 

¿Cuáles fueron las circunstancias de este matrimonio?

 

Deseando reforzar la alianza con Portugal  y así, hacer de su vecino un aliado seguro  en las guerras con el norte de Europa, Carlos V eligió como prometida para Felipe la princesa María Manuela de Portugal, hija de Juan III, Rey de Portugal .

Además de  las preferencias personales del príncipe Felipe ( que tenía ganas casarse con María ),  es de notar que el Rey Juan III había prometido dotar a su hija  con 300.000 ducados , ahora bien los gastos para la guerra con Francia habían sido tan importantes  que esta boda y la dota que suponía  fue considerada como interesante en aquel momento por Carlos V .

Después de negociaciones a propósito de la boda y de benificiarse de una dispensa papal necesaria por ser los prometidos primos dobles, se firmó en Lisboa, en 1542 el contrato matrimonial de Felipe y María.

Fueron don Juan Alonso de Guzmán, duque de Medina Sidonia, y  don Juan Silíceo, obispo de Cartagena, acompañados de sus respectivos familiares, amigos y servidores (con lo que se formó una espectacular comitiva de gentes y animales) que fueron a recibir a la princesa a la frontera portuguesa a petición de Carlos V. Aceptaron los dos la invitación del Rey ya que querían servir al Emperador  para acercarse a él y también  por razones de honor y poder :  fue una manera para ellos demostrar la grandeza y riqueza de sus respectivas casas y familia.

Andando por los caminos de España  tan numerosos y  vestidos lujosamente, cada pueblo y ciudad los acogía lo mejor que podían y les hacían un gran recibimiento. A menudo  fueron acogidos con banquetes magníficos.

El 15 de octubre de 1543, a llegar  la princesa María Manuela a Elvas se iniciaron los preparativos para efectuar su entrega a los representantes del Emperador Carlos V y del príncipe Felipe.  Hubieron podido encontrarse los prometidos el sábado en vez del lunes siguiente, como lo habían propuesto los portugueses que  enviaron un correo al duque de Medina Sidonia y al obispo de Cartagena avisándoles que ellos ya estaban preparados para efectuar la entrega. Pero tras consultarlo entre ellos y meditarlo, decidieron esperar hasta el lunes para ir a recogerla temiendo estropear la entrega por la precipitación y cambio de día, y además de este modo, le daban a la ciudad tiempo para terminar el recibimiento.

A la hora de efectuarse la entrega surgieron problemas protocolarios entre el duque de Medina Sidonia y el arzobispo de Lisboa y Luis Sarmiento, embajador del Emperador, y  Gaspar Caravallo, embajador del Rey de Portugal en Castilla. Cada uno alegaba tener más derecho a ocupar el primer puesto ante la princesa, que otro. Tras mucho discutir, el duque de Medina Sidonia y el obispo de Cartagena decidieron ceder sus preeminencias y privilegios a favor de Luis Sarmiento y Gaspar Caravallo, para poder así concluir con el encargo del príncipe Felipe. Una vez solucionado este problema se efectúa la entrega de la princesa al duque de Braganza, la rienda de la mula de la princesa al duque de Medina Sidonia y éste la toma y se sitúa a la mano izquierda del duque de Braganza, y el obispo a la mano derecha. Tras esto, se firmaron, al duque de Braganza, los testimonios para refrendar que había cumplido las ordenes del Rey, Juan III de Portugal, y había efectuado bien la entrega, habiéndola recibido bien el duque de Medina Sidonia y el obispo de Cartagena. Tras esto, se efectuó el besamanos a la princesa por aquellos portugueses que se separaban ya de ella.

Llegando a Salamanca la recibieron a la puerta de la ciudad con música y danzas y hubo escaramuzas entre escuadrones de soldados. Salieron a acogerla miembros de la clerecía, de la Universidad y de las Escuelas Mayores.

Anécdota divertida: el príncipe Felipe acompañó a la princesa hasta Salamanca sin ser visto, y entró en la ciudad sin recibimiento por petición suya. El joven novio, curioso de saber cómo era su novia pidió que le enviasen unos retratos. Pero no contento con esto y con las descripciones que le mandó el embajador, don Luis Sarmiento por carta, don Felipe salió a escondidas con su cortejo a ver a la princesa. Según Manuel Fernández Álvarez, no sólo es curiosidad lo que mueve a nuestro príncipe a ir a ver a la princesa por el camino, sino que era también cuestión de protocolo, por eso se hizo acompañar para tener testigos de qué tenía  interés por su futura esposa. El día cuando tuvo  que encontrarse oficialmente con María, el príncipe se adelantó y perfectamente disfrazado se asomó a un balcón de la casa del doctor Olivares para ver una vez más a la infanta. Ésta lo supo, y al pasar por delante del precitado balcón, con cierta decorosa coquetería se cubrió el rostro con el abanico de ricas plumas que llevaba en la mano. Como los bufones tenían para todo libertad, el del conde de Benavente, llamado Periquito de Santervés, que era muy célebre entre los de su clase y acompañaba a la infanta para distraerla con sus gracias, comprendiendo lo que pasaba, apartó el abanico y descubrió plenamente el rostro de la infanta, acompañando la atrevida acción con muy oportunas palabras.

La misa de velaciones se celebró el 15 de noviembre 1543 recibiendo los novios la bendición del arzobispo de Toledo, Juan Pardo de Tavera. Ofició por la misa el cardenal-infante don Enrique, tío de la novia. Fue don Luis Sarmiento de Mendoza que figuró como apoderado del novio.

La vida conyugal

Después de la boda la joven pareja se trasladó  a Valladolid, donde Felipe dio muestras de su preocupación por la obesidad de su mujer. Felipe II recibió muchos consejos de su padre en  materia amorosa, queda constancia de esto en la correspondencia que mantenían padre e hijo.

También la madre de María intervino aconsejándola  y  advirtiéndola  sobre la obesidad que disgustaba a Felipe y sobre los celos: “Pon todos los sentidos en el propósito de no dar jamás a tu marido una impresión de celos, porque ello significaría el final de vuestra paz y contento”.

La vida conyugal de Felipe II con su primera mujer quedó bajo el control de Carlos I, su padre. El emperador había advertido a su hijo sobre el peligro de los excesos y le conmina a limitar y controlar su pasión amorosa. Los documentos nos hablan de camas separadas, de distanciamientos temporales y sólo entrevistas públicas de día. En Felipe fue creciendo la indiferencia hacia su esposa y empezó sus salidas nocturnas. Su desvío hacia la princesa fue la comidilla de la corte, y hasta tal punto, que el rumor llegó hasta Carlos V, que se creyó obligado a reprender por ello a su hijo.

Es de saber que  ambos prometidos fueron bajo la tutela y vigilancia de Juan de Zúñiga y de las duques de Gandía para que no se excediese en los relaciones íntimas una vez casados.  La meta era evitar excesos en las relaciones sexuales de la pareja, abusos que se creían habían causado la muerte al príncipe Juan, hijo mayor de los Reyes Católicos.

Esta boda no se consumó hasta el mes de noviembre del mismo año y solo fue después de un año de matrimonio, en los primeros días de septiembre de 1544 que estuvo embarazada la nueva reina. Así, en la medianoche del 8 de julio de 1545 nació, tras un complicado parto, el sucesor tanto deseado. A los cuatro días del alumbramiento falleció la princesa María Manuela, posiblemente debido a las temidas fiebres puerperales o una infección puerperal debido al laborioso parto y a la manipulación de las comadronas, en una época donde la falta de higiene podía llevar a estos trances. Apenas había cumplido María los 17 años . A los 18 años Felipe quedaba viudo y con un hijo legítimo llamado Carlos.

Sus restos fueron depositados en Granada, y en el año 1574 fueron trasladados al Real Monasterio de San Lorenzo del Escorial, donde permanecen en la actualidad.