Actualmente existe una gran proliferación de sustancias, productos, materiales (páginas web, recursos online, etc.), métodos y, sobre todo, “dietas” que prometen efectos sorprendentes sobre la salud, y particularmente sobre la pérdida de peso. La inmensa mayoría de dichas “dietas” (sin ninguna evidencia científica), se presentan como curas milagrosas. El negocio de las dietas y los productos “naturales” genera intensas campañas desarrolladas para promover los alimentos, programas de nutrición y herramientas específicas para bajar de peso tan rápidamente y sin esfuerzo como sea posible. En este contexto, los dietistas-nutricionistas, desempeñan un papel fundamental en corregir los mensajes a menudo distorsionados que recibe el público en general, a través de su praxis sanitaria o mediante su participación en programas educativos destinados a promover una correcta alimentación.
Cada vez la población es más proclive a autoevaluar y a cuidar su salud contrastando, de forma autónoma y autodidacta, informaciones sobre diferentes posibilidades de tratamiento. Pese a que, sin lugar a dudas, este hecho representa un síntoma de que la población se interesa más por su salud (el 95% de los ciudadanos de la UE considera que la obesidad es perjudicial para la salud4), también la hace más vulnerable a acceder a la “información pseudocientífica” relacionada con la alimentación y la nutrición, exponiéndola al engaño, al fraude y a riesgos para su salud.
Es necesario, por tanto, mostrar tanto a los pacientes como a los profesionales sanitarios que existen ciertos riesgos asociados al seguimiento de tratamientos dietéticos inadecuados:
- Inducir cambios en el metabolismo energético que produzcan estados de “resistencia” a la pérdida de peso con la realización de sucesivas dietas.
- Originar situaciones de desnutrición o déficit de diferentes tipos de micronutrientes (vitaminas, oligoelementos, etc.).
- Empeorar el riesgo cardiovascular de los pacientes.
- Favorecer el desarrollo de trastornos de la conducta alimentaria, de enorme gravedad y peor pronóstico que la propia obesidad.
- Trasmitir conceptos erróneos sobre la obesidad y su tratamiento. Ello puede cronificar o sistematizar hábitos alimentarios arriesgados.
- Fomentar el sentimiento de frustración afectando negativamente al estado psicológico del paciente con obesidad.
- Retrasar el inicio de un tratamiento adecuado, aumentando el riesgo de morbimortalidad.
- Producir gastos económicos innecesarios, y en algunas ocasiones muy elevados, en productos que no producen los efectos declarados.
- Aparición de diversos síntomas asociados, tales como caída del cabello, debilidad de las uñas, mareos, astenia, etc.
Características de las dietas “milagrosas”:
- Prometen resultados rápidos.
- Prometen resultados asombrosos o “mágicos” (Ej.: “cura milagrosa”, “ingrediente secreto”, “antiguo remedio”, “punto de estimulación del hambre”, “termogénesis” etc.).
- Prohíben el consumo de un alimento o grupo de alimentos.
- Contienen afirmaciones que contradicen a colectivos sanitarios de reputación reconocida.
- Incluyen relatos, historias o testimonios, sin documentar, para aportar credibilidad.
- Se pueden auto-administrar o implementar sin la participación de profesionales sanitarios cualificados (“hágalo usted mismo”).
- Contienen listados de alimentos buenos y malos.
- Exageran o distorsionan la realidad científica de un nutriente o alimento.
- Incluyen o se basan en el consumo de preparados que vende quien promueve el tratamiento dietético.
- Los preparados a consumir (productos dietéticos o similares) tienen un coste muy elevado si los comparamos con el valor económico de obtener los mismos resultados comiendo alimentos comunes.
- Garantizan los resultados o prometen “devolver el dinero” si no funciona.
- Afirmaciones que sugieren que el producto es seguro, ya que es “natural”.
- Suelen desligarse de los posibles efectos adversos de su uso con frases parecidas a: “el autor o el fabricante no se responsabiliza de…”.
- Conclusiones simplistas extraídas de un estudio científico complejo.
- Recomendaciones basadas en un único estudio, o en estudios realizados con pocas personas (muestra no representativa), seguidas durante un breve espacio de tiempo (suelen acompañarse de frases como “descubrimiento científico”).
- Recomendaciones basadas en estudios sin revisión por pares (peer reviewed).
- Recomendaciones a partir de estudios que ignoran diferencias entre individuos o grupos.
Ejemplos de dietas milagro: dieta Dukan, dieta Atkins, dieta del arroz, dieta de la sopa, dieta probiotica, dieta cetogénica, dieta Ravena, dieta del grupo sanguíneo, dieta quema grasas…
Bibliografía:
– ¿Cómo identificar un producto, un método o una dieta “milagro”? Grupo de Revisión, Estudio y Posicionamiento de la Asociación Española de Dietistas-Nutricionistas. Autores*: Julio Basulto, Maria Manera, Eduard Baladia, Martina Miserachs**, Víctor Manuel Rodríguez, Juan Mielgo- Ayuso, Pilar Amigó, Maria Blanquer, Nancy Babio, Juan Revenga, Alicia Costa, Manuel Lucena, Esther Blanco y Carme Pardos. Revisores*: Anna Sauló, Mercedes Sotos, Asun Roca.
Me gustó mucho el artículo. En internet hay muchas webs sobre dietas que son de dudosa efectividad, pero la web de dietas.net que recomiendan si que creo que está a la altura.
Sigan escribiendo artículos.
Un saludo.