Los celos de Juana (II)

Si Juana llegaba a enterarse o a sospechar de alguna infidelidad o desliz de su esposo, se lo reprochaba aun en público, sin recatarse de armar grandes escándalos. Esto empeoró aún más la situación y los ecos de tales sucesos llegaron hasta España en donde fue motivo de gran preocupación.

Aunque Felipe de Habsburgo, o Austria, ha pasado a la historia con el sobrenombre de “ el Hermoso” – que es posterior a sus días y que llevaron no pocos príncipes como su propio cuñado Filiberto II de Saboya o los reyes Felipe IV y Carlos IV de Francia-, parece que hay testimonios de ciertos defectos físicos como una visible cojera. Pese a su fama de galán rodeado de amantes, nos puede sorprender que, padre de seis hijos habidos con su esposa, no haya dejado ningún hijo ilegítimo como sí hicieron, y en considerable número, su padre, su suegro y su heredero, por no hablar de su bisabuelo el duque de Borgoña Felipe el Bueno, a quien se atribuyen una veintena de vástagos nacidos fuera del matrimonio.

Los celos de Juana (I)

imágenes de la película ” Juana la Loca” ( 2001)
El amor y la pasión que pareció embargar al archiduque durante los primeros tiempos de su matrimonio con Juana pronto cedieron, y él se dedicó a vivir la vida alegre y licenciosa que era connatural a los nobles y ricos de aquellas tierras, mientras que la archiduquesa, aunque se hizo a la vida de su nuevo país, nunca adoptó de corazón las costumbres tan contrarias a las austeras que había vivido con su madre y en la corte. Cierto es que para agradar a su esposo se dedicó a embellecer su cuerpo, para lo cual se entregaba a los cuidados de las esclavas que había llevado consigo, pero estos afeites y primores que Juana proporcionaba a su cuerpo, no lograron los efectos que ella deseaba, al contrario. Felipe odiaba a las esclavas y sus atenciones, pensaba quizá en que ejercitarían encantamientos y brujerías contra él, en caso de que sus pinturas, afeites y perfumes no diesen resultado.
Juana amaba a su esposo y veía como él se alejaba de ella para buscar otros alicientes, aun cuando ella estaba embarazada. Por eso, en esos momentos en que todas las mujeres reposan y abandonan un tanto la vida social, no se apartaba de él, convencida de que en cualquier ocasión, si ella no estaba presente, él aprovecharía esa circunstancia para serle infiel.